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4. Efecto barrio

NOTA METODOLÓGICA

Usando las distintas olas de la Encuesta de Condiciones de Vida en España (2004-2017) se estudió la influencia de la vulnerabilidad socioeconómica del barrio de residencia sobre la buena salud autopercibida, las limitaciones de las actividades de la vida diaria y problemas de salud crónicos en la población andaluza de 50 o más años. Se calcularon modelos multinivel con los individuos anidados en sus respectivos barrios de residencia y estos, a su vez, en los municipios a los que pertenecían. Los análisis se realizaron mediante modelos logísticos multinivel considerando como variables de control la edad, el sexo, el estado civil, el nivel de estudios, el periodo de la encuesta, la privación material severa del hogar y si la persona entrevistada residía en el ámbito rural o urbano.

INTERPRETACIÓN DE LOS RESULTADOS:

En los gráficos 1-3 se muestra la existencia de un “efecto barrio” sobre la salud. Los resultados indican que las personas de 50 o más años que residen en barrios más vulnerables tienen menor probabilidad de tener buena salud, independientemente de sus características individuales. Dicho efecto se observa en una disminución significativa de la autopercepción de buena salud, el aumento de las limitaciones de las actividades de la vida diaria y la mayor probabilidad de padecer problemas crónicos cuando el barrio en el que se habita es más vulnerable.

Según los resultados representados en los gráficos 4-6 el “efecto barrio” descrito anteriormente es diferente según el género, es decir, las relaciones entre la vulnerabilidad del barrio y la salud parecen intensificarse en mayor medida en el caso de las mujeres si las comparamos con los hombres. Se aprecia como entre las mujeres disminuye de forma más intensa la probabilidad de tener una buena salud al vivir en barrios más vulnerables. Del mismo modo, se observa que aumenta la probabilidad de padecer limitaciones AVD y problemas crónicos de salud.  Por tanto, el efecto contextual de la vulnerabilidad socioeconómica estaría contribuyendo a ensanchar las inequidades de género durante el proceso de envejecimiento.

Algo similar ocurre al considerar si la influencia de la vulnerabilidad del barrio es diferente según el nivel de estudios (gráficos 7-9). Se puede apreciar que la probabilidad de tener una buena salud disminuye relativamente más entre las personas de estudios bajos que entre las que tienen estudios superiores al residir en contextos más vulnerables. En la misma línea, el grado de vulnerabilidad del barrio hace que las personas con estudios bajos tengan mayor probabilidad de sufrir limitaciones AVD y problemas de salud crónicos si las comparamos con las personas con estudios superiores. De nuevo, en este caso se observa que el “efecto barrio” aumenta las inequidades educativas en salud en edades maduras y longevas.

En los gráficos 10-12, se muestra como ha evolucionado la influencia de la vulnerabilidad en el periodo de estudio (2004-2017). Se representan las probabilidades de tener una buena salud, limitaciones AVD y problemas crónicos según los quintiles del indicador de vulnerabilidad del barrio (Q1= barrios menos vulnerables; Q5= barrios más vulnerables). Los resultados indican que las inequidades existentes entre los barrios en la autopercepción de buena salud han permanecido constantes en el tiempo, aunque la tendencia es a que todos ellos mejoren de forma general, no se reducen las diferencias relativas entre los mismos. Se ha producido un ligero incremento en las inequidades en las limitaciones de la AVD, ya que su prevalencia parece reducirse de forma más intensa en los barrios menos vulnerables (Q1). Por último, se han reducido las diferencias entre los barrios en cuanto a la prevalencia de problemas crónicos de salud, ello se debe fundamentalmente a que dicha prevalencia estaría aumentando de forma ligeramente más intensa entre los barrios menos vulnerables (Q1 y Q2).