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La revista de la Sociedad Americana de Genética “Genetics” publica un trabajo del grupo de investigación del CABD liderado por Juan Jiménez

Identifican una nueva vía para eliminar selectivamente células defectuosas en el control de la división celular

Empleando la división de células de levadura como modelo

DUPO - 19/12/08

El grupo de investigación dirigido por el profesor Juan Jiménez, investigador del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (Universidad Pablo de Olavide-CSIC-Junta de Andalucía), acaba de publicar en el volumen de diciembre de la revista de la Sociedad Americana de Genética “Genetics” un trabajo en el que se identifica una nueva vía para eliminar selectivamente células defectuosas en el control de la división celular. El trabajo, con el título “A G2-phase microtubule-damage response in fission yeast”, se incluye entre los artículos destacados de la revista (Issue Highlights) y puede leerse en www.genetics.org.

Las células tumorales pierden el control de la división y crecen permanentemente, sin freno a su proliferación incluso cuando sufren un daño. Las células normales, en caso de sufrir lesiones importantes, las detectan y se dispara una señal de alarma que frena la división hasta que las reparan. Las radiaciones, por ejemplo, dañan el ADN. Cuando células normales son irradiadas, frenan su división y reparan sus lesiones. Estas alarmas que detectan daños están defectuosas en ciertos tumores, de forma que incluso sufriendo lesiones en el material genético (ADN), hay células tumorales que no frenan su división para repararlo y terminan por morir. En cierta forma esto hace que la radiación y otros agentes químicos que dañan el ADN sean muy efectivos en la muerte selectiva de determinados cánceres.

No obstante, hay células tumorales que detectan la alarma del daño a ADN, y en estos casos las radiaciones no son un tratamiento tan efectivo. La búsqueda de otros tipos de daño que disparen alarmas en la célula para bloquear la división abre nuevas vías de tratamiento, porque cabe la esperanza de que células tumorales que sobrevivan bien al daño a ADN (no responden a radiaciones) no detecten estas otras alarmas, lo que permitiría tratamientos alternativos.

El daño a los microtúbulos de la célula también dispara una alarma, y existen compuestos químicos contra microtúbulos que ya son parte del tratamiento antitumoral en casos concretos. El profesor Jiménez, empleando la división de células de levadura como modelo, ha descrito un grupo de genes que son necesarios para bloquear la división celular cuando se dañan los microtúbulos. Las células que carecen de esta vía de alarma mueren muy eficazmente en presencia de estos compuestos químicos, lo que permite predecir que las líneas tumorales que carezcan de esta alarma morirán selectivamente ante este tipo de medicamentos. La identificación de estos genes, entre los que destaca el principal “freno” de las células eucariontes conocido como wee1, abre una nueva vía para el desarrollo de posibles terapias alternativas en la lucha contra el cáncer.

 

 

 

 

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