La dinastía de los Furriel y el órgano de la iglesia parroquial de Santa Marina de Aguas Santas de Fernán Núñez

The Furriel Dynasty and the Organ of the Church of Santa Marina de Aguas Santas of Fernán Núñez

Ángel Marín Berral

Universidad de Córdoba, España

L12mabea@uco.es

0000-0001-9319-7575

Recibido: 24/09/2024 | Aceptado: 25/11/2024

Resumen

Palabras clave

El presente artículo examina la trayectoria de la familia Furriel, una dinastía de maestros organeros establecida en Córdoba durante el siglo XVIII. A través de una investigación basada en fuentes documentales inéditas, se rectifican errores genealógicos previos y se descubre el origen aragonés de esta familia. El estudio se centra en su relevante contribución a la ejecución, reparación y conservación de órganos en tierras cordobesas, con un enfoque particular en el caso del desaparecido órgano de la iglesia parroquial de Santa Marina de Aguas Santas de Fernán Núñez, donde intervienen las tres generaciones. Este trabajo subraya la importancia de valorar y proteger el patrimonio musical a través de su investigación y documentación, incluso cuando los instrumentos en sí ya no se conservan en la actualidad.

Organería barroca

Música sacra

Córdoba

Familia Furriel

Iglesia de Santa Marina

Fernán Núñez

Abstract

Keywords

This article examines the trajectory of the Furriel family, a dynasty of organ builders established in Cordoba during the 18th century. Through rigorous research based on unpublished documentary sources, previous genealogical errors are rectified, and the Aragonese origin of this family is revealed. The study focuses on their significant contribution to the performance, repair, and conservation of organs in the province, with particular emphasis on the case of the disappeared organ of the parish church of Santa Marina de Aguas Santas de Fernán Núñez, where three generations of the family were involved. This work underscores the importance of valuing and protecting musical heritage through its research and documentation, even when the physical instruments are no longer preserved currently.

Baroque organs

Sacred music

Córdoba

Furriel family

Church of Santa Marina

Fernán Núñez

Cómo citar este trabajo / How to cite this paper:

Marín Berral, Ángel. “La dinastía de los Furriel y el órgano de la iglesia parroquial de Santa Marina de Aguas Santas de Fernán Núñez.” Atrio. Revista de Historia del Arte, no. 31 (2025): 142-165.https://doi.org/10.46661/atrio.11039.

© 2025 Ángel Marín Berral. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0. International License (CC BY-NC-SA 4.0).

Introducción

La historia del arte en Andalucía durante la Edad Moderna presenta ejemplos de destacadas familias de artífices que contribuyeron a conformar el rico patrimonio histórico-artístico que atesoran sus monumentos civiles y religiosos. Entre ellas se encuentran las dinastías de organeros que desarrollaron su actividad en tierras andaluzas durante los siglos XVII y XVIII, y que, como indica Ramírez Palacios, muestran el aprendizaje de la construcción de órganos en el entorno familiar durante generaciones, entre las que se menciona a los García, los Furriel, los Murugarren y los De la Orden[1].

El estudio de las dinastías de organeros ha sido posible gracias a la identificación y documentación de los instrumentos musicales que, junto con una búsqueda genealógica, ha permitido establecer uniones familiares que demuestran que el oficio de organero se transmitía generacionalmente. Un ejemplo fuera del ámbito andaluz durante el siglo XVIII es el estudio realizado por Miravet y Pastor sobre la dinastía de los Turull, cuyos miembros establecieron sus talleres en la actual provincia de Teruel[2]. También la investigación desarrollada por Gómez Castellanos sobre la dinastía de los Castro, quienes fundaron en 1738 su taller en la ciudad de Puebla (México)[3].

Al igual que en Sevilla, donde la labor de la generación integrada por los maestros organeros Francisco Pérez de Valladolid, Juan y Juan José Murugarren supuso un gran avance en el desarrollo del órgano barroco en el siglo XVIII[4], en la tradición musical y artística de Córdoba destaca un caso igualmente notable: la dinastía de los Furriel. La historiografía no ha tratado en conjunto a sus componentes ni identificado su origen geográfico, llegando a confundir sus parentescos familiares. Para ello, a raíz de la localización de un extracto del testamento de Martín Furriel Íñiguez en el archivo parroquial de Fernán Núñez, hemos podido conectar la genealogía familiar gracias a los libros sacramentales del Sagrario de la catedral de Córdoba.

En este estudio, se informa sobre su procedencia del reino de Aragón[5]. Los hermanos Furriel Íñiguez –Martín, José y Pedro–, cuyos hijos y nietos continuaron el arte de la organería hasta la mitad del siglo XIX, contribuyeron significativamente a la ejecución y mantenimiento de numerosos órganos, entre ellos los de la propia catedral de Córdoba o el de la Capilla Real de Granada. Los órganos a los que se hace alusión en el presente trabajo, preferentemente, son aquellos que se conservan en la actualidad, aun con reformas posteriores a la intervención de los maestros Furriel.

El presente artículo también tiene como objetivo poner en valor el trabajo realizado por la familia Furriel, tomando como estudio de caso su intervención en el órgano de la iglesia de Santa Marina de Aguas Santas de Fernán Núñez. Martín Furriel Íñiguez fue el encargado de renovarlo en 1719, pasando por sucesivas restauraciones a manos de José Furriel Íñiguez en 1758 y de Patricio Furriel Crespo en 1789, hasta su posterior reforma en 1859 y su desuso definitivo a principios del siglo XX.

Los Furriel: una dinastía de maestros organeros en Córdoba durante el siglo XVIII

La familia Furriel puede ser considerada una saga de maestros organeros. Trabajaron en la catedral de Córdoba y en muchas iglesias de la diócesis, así como en otros ámbitos del sur peninsular. Debido a su actividad en el templo catedralicio, su fama se extendió rápidamente. La contribución de esta familia no se limita a la construcción de órganos, sino también a la restauración y mejora de otros ya existentes, mostrando una gran habilidad para combinar la capacidad técnica y la apariencia estética.

La documentación histórica nos permite establecer la llegada de los Furriel a la ciudad de Córdoba en la década de 1710. El primero en asentarse fue Martín Furriel Íñiguez, hijo de José Furriel y de María Íñiguez, naturales de la villa de Plasencia de Jalón (Zaragoza). Posteriormente llegaron sus dos hermanos, José y Pedro, y un cuarto Furriel, su primo Juan Furriel Linares. En los siguientes epígrafes, hacemos referencia a los miembros de la familia que tuvieron el título de oficiales o maestros organeros, incluyendo el apellido paterno y materno para evitar confusiones, ya que hasta el momento la historiografía ha atribuido un orden generacional erróneo: Martín Furriel, padre de José Furriel y abuelo de su hijo, Patricio Furriel[6].

Martín Furriel Íñiguez ( - 1721)

Destacó rápidamente como maestro organero, ya que fue nombrado afinador de los órganos de la catedral de Córdoba el 3 de septiembre de 1715 por el obispo Francisco de Solís, sucediendo al maestro Gregorio Corchado[7], quien percibía un salario de 50 fanegas de trigo y 1.110 reales anuales, según nos informa Fernández Reyes, una remuneración no muy notable en un contexto catedralicio[8]. Martín continuó en su cargo hasta su fallecimiento en diciembre de 1721. Su llegada a la diócesis de Córdoba coincide con un momento favorable para la construcción de nuevos órganos y la reparación de los que se encontraban en mal estado construidos en la centuria anterior.

Actualmente se conservan dos órganos realizados por Martín Furriel, el de la iglesia del Colegio de la Purísima Concepción de Lucena, ejecutado en 1720, cuya autoría se confirma por una inscripción en el propio instrumento, y se le atribuye el órgano de la iglesia de Nuestra Señora de la Piedad de Córdoba, fechado en el mismo año[9]. Además, realizó la renovación del órgano de la iglesia de Santa Marina de Fernán Núñez entre septiembre de 1718 y marzo de 1719.

El maestro contrajo matrimonio en 1716 con Bernardina de Sepúlveda y Saldana, natural y vecina de la ciudad de Córdoba[10], de cuya unión nacieron dos hijos, Ana María, el 27 de agosto de 1718[11], y Patricio Bonifacio, el 14 de mayo de 1720[12], quien continuó la dinastía de maestros organeros.

Martín Furriel falleció el 5 de diciembre de 1721. En su testamento, otorgado el 31 de octubre de 1721 en la ciudad de Córdoba ante el escribano Gabriel Vicente de Vilches, además de mencionar el órgano de la iglesia de Fernán Núñez, hace alusión a otros trabajos realizados, entre los que se encontraba el aderezo y composición del órgano de la iglesia parroquial de San Pedro de Córdoba y la hechura de la caja del órgano para el convento de los religiosos calzados de la Santísima Trinidad de Córdoba, que no concluyó por su enfermedad[13].

José Furriel Íñiguez ( - 1765)

En los estudios previos se ha considerado erróneamente a José como hijo de Martín Furriel. Como hemos podido observar en su testamento, solo tuvo dos hijos, Ana María y Patricio Bonifacio. Además, en una misiva enviada en 1721 por Martín Furriel al obrero de la fábrica de la iglesia de Fernán Núñez, menciona que fue ayudado por su hermano José para escribirla.

Tras la muerte de Martín Furriel en 1722, le sucedió como afinador de órganos en la catedral cordobesa, cargo que ocupó, al menos, hasta 1755[14]. José Furriel se casó con Francisca del Águila, hermana de Andrea del Águila, esposa de su hermano Pedro, sin que se tenga constancia de que tuvieran hijos. Falleció en Córdoba el 6 de enero de 1765 sin haber otorgado testamento[15].

En relación con su obra, la primera pieza documentada la encontramos en 1730, cuando realizó el órgano de la iglesia parroquial de San Nicolás de la Villa en Córdoba[16], el cual fue posteriormente reparado por su sobrino, Patricio Furriel de Sepúlveda, en 1779[17]. (Fig. 1). Seguidamente, en 1736, aderezó los fuelles del órgano de la iglesia parroquial de Santiago de Córdoba y en 1743 ajustó con la iglesia parroquial de El Salvador de Pedroche la reparación de su órgano[18]. Además, trabajó con su sobrino en la hechura del órgano de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción y los Ángeles de la ciudad de Cabra, ejecutado entre 1756 y 1759[19]. Al concluir esta obra, José Furriel poseía el cargo de maestro mayor de órganos del obispado de Córdoba[20]. Por estas fechas también intervino en el órgano de la iglesia de Santa Marina de Fernán Núñez.

Fig. 1. José Furriel Íñiguez, órgano de la iglesia parroquial de San Nicolás de la Villa, 1730. Córdoba. © Fotografía: Ángel Marín Berral.

Pedro Furriel Íñiguez ( - 1770 aprox.)

Fue el tercero de los hermanos Furriel Íñiguez y posiblemente el último en llegar a la ciudad de Córdoba. Se tiene constancia de que contrajo matrimonio con Andrea María del Águila Ulloa y Vergara, hermana de Francisca del Águila, quien fue esposa de su hermano José. El primero de los hijos de este matrimonio, José Furriel del Águila, nació el 23 de septiembre de 1736 y fue bautizado en el Sagrario de la catedral de Córdoba actuando de padrino su tío paterno, José Furriel Íñiguez[21]. Posteriormente, nació Josefa Furriel del Águila, quien fue bautizada en la parroquia de Santa Escolástica de Granada[22].

La obra de Pedro Furriel está documentada en relación con el órgano de la Capilla Real de Granada, donde aparece en 1738 como constructor junto a su hermano José[23], de forma que se puede justificar el nacimiento de su hija Josefa en la ciudad en este año. Posteriormente, aparece el maestro en la ciudad de Osuna en 1748, donde realizó el órgano del convento agustino de Nuestra Señora de la Esperanza, apareciendo su firma en el arca de viento: “A honra y gloria de D(io)s N. y de Nuestra S(eñor)a del Pilar de Zaragoza. Me hizo Pedro Pablo Furriel Iñiguez. Año de 1748”[24]. La alusión a la Virgen del Pilar reafirma el vínculo con su tierra de origen, el reino de Aragón. Ramírez Palacios no contaba con suficiente información para confirmar que los maestros de ambos órganos eran el mismo Pedro Furriel[25], pero con los datos inéditos ofrecidos en este estudio, podemos confirmar dicha coincidencia.

Patricio Furriel de Sepúlveda (1720 - 1786)

Hijo de Martín Furriel Íñiguez, quedó huérfano de su padre en 1721 cuando tenía un año y medio, por lo que aprendió el oficio de la organería de su tío paterno, José Furriel Íñiguez. Un ejemplo de esto es que en 1760 fue enviado a la iglesia de Santa Marina de Fernán Núñez como oficial organero para montar en su tribuna el órgano reparado por su tío. Previamente, entre 1757 y 1759 trabajó con él haciendo el nuevo órgano de la iglesia de la Asunción de Cabra. Gracias a este aprendizaje, tuvo una obra muy prolífica en las décadas siguientes. Patricio Furriel falleció el 15 de diciembre de 1786 y fue sepultado con entierro solemne en la catedral de Córdoba[26].

Contrajo matrimonio con María Luisa Crespo, hija de Pedro Crespo y Luisa de Gálvez, natural de la villa de Baena y vecina de la ciudad de Córdoba, el 6 de octubre de 1748 en el Sagrario de la catedral de Córdoba[27]. En los distintos bautismos de sus hijos se pueden apreciar indicios de las relaciones familiares de los Furriel. Por ejemplo, la madrina de su hija Josefa, nacida el 16 de marzo de 1753, fue Francisca del Águila y Ulloa, su comadre[28], quien también fue madrina de Marcela, nacida el 3 de junio de 1758[29], y de Patricio, nacido el 14 de mayo de 1760, quien será el exponente de la tercera generación de maestros organeros Furriel en Córdoba[30]. Además tuvieron una hija, cuya partida de bautismo no hemos localizado, llamada María Pilar[31], lo que nuevamente refuerza el vínculo con el reino de Aragón a través del nombre de la advocación mariana.

Una de las primeras obras de organería realizadas por Patricio Furriel fue la construcción de la máquina barroca de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de Cañete de las Torres[32]. Sobre 1770 también intervino en el órgano de la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Castillo de Fuenteovejuna[33]. Posteriormente, realizó el instrumento de la iglesia del convento de San Francisco y San Eulogio en Córdoba, con un estilo más depurado que los órganos barrocos previos, concluyéndose en 1774 según consta en una inscripción[34]. También trabajó en Baena, La Rambla y Benamejí, y se le atribuyen otros órganos como el de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de Gracia y San Eulogio de Córdoba[35].

Patricio Furriel de Sepúlveda, junto a Juan Furriel Linares, arrendó el 22 de diciembre de 1769 unas casas en la calle de Santa Clara, en la collación del Sagrario de la catedral de Córdoba, pertenecientes a la capellanía que fundó el presbítero Miguel de Mesa y de los Ríos en el convento de capuchinas de la ciudad. Estas propiedades estaban en posesión del prelado de la catedral y capellán segundo del convento, Juan de Carmona Moreno, y eran administradas por Cristóbal de Baena Muñoz[36]. Esta información justifica la pervivencia de la familia Furriel en el entorno del conjunto catedralicio.

Juan Furriel Linares

Del reino de Aragón continuaron llegando miembros de la familia Furriel a la ciudad de Córdoba, posiblemente ante el amplio volumen de trabajo en el campo de la organería. Juan Furriel Linares, hijo de Vicente Furriel y de Ana Linares, bautizado en la iglesia de Santa María la Mayor de la ciudad de Borja, perteneciente al arzobispado de Zaragoza, contrajo matrimonio el 19 de junio de 1768 con Josefa Furriel, hija de Pedro Furriel Íñiguez, en la catedral de Córdoba[37]. Al compartir un segundo grado de consanguinidad, necesitaron de las preceptivas dispensas para celebrar el sacramento.

En los bautismos de sus hijos observamos los lazos familiares de los Furriel. Primero nació María Lorenza el 10 de agosto de 1770, quien tuvo como madrina a su abuela materna, Andrea del Águila[38]. Le siguieron las gemelas Josefa Claudia y Micaela, nacidas el 30 de octubre de 1773: la madrina de Josefa fue María Luisa Crespo, y de Micaela fue María del Pilar Furriel, hija de María Luisa Crespo y Patricio Furriel[39]. Posteriormente, nació Miguel, el 27 de febrero de 1778, y su madrina fue su tía materna, Inés del Águila[40].

De esta figura, solo conocemos su intervención como oficial organero en la iglesia parroquial de Santa Marina de Fernán Núñez junto a Patricio Furriel de Sepúlveda en 1759, cuando montaron el órgano que había reparado José Furriel Íñiguez.

Patricio Furriel Crespo (1760 - )

Finalmente, llegamos a la tercera generación de maestros organeros de la familia Furriel, representada por Patricio Furriel Crespo, nieto de Martín Furriel e hijo de Patricio Furriel de Sepúlveda y de María Luisa Crespo. Al igual que su padre, fue muy prolífico en su trabajo como maestro organero, destacando su labor en la catedral de Córdoba.

En mayo de 1798, comenzó la reparación del órgano del lado del Evangelio, una obra que no fue concluida al menos hasta 1808. Posteriormente, inició la renovación del órgano del lado de la Epístola (Fig. 2), finalizada de manera tardía en 1829[41]. Según testimonios de la época, su actuación fue criticada debido a que las obras se dilataron en el tiempo y los costes fueron elevados para la fábrica catedralicia. Nieto Cumplido informa que un coetáneo del maestro organero, el músico de capilla de la catedral Juan Lucas del Pozo y Cáceres, afirmó que Patricio murió desacreditado por los gastos de su trabajo, mencionando que con los costos incurridos se podría haber construido un órgano de la misma calidad que el de la catedral de Sevilla[42].

Fig. 2. Patricio Furriel Crespo, órgano de la Epístola de la catedral de Córdoba, 1829. Córdoba. © Fotografía: Ángel Marín Berral.

Durante el tiempo que estuvo trabajando para la catedral de Córdoba, también intervino en el órgano de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de la Rambla en 1823 y en el órgano del templo de San Andrés de la capital cordobesa[43], junto con los de los conventos de Trinitarios calzados y de San Francisco de la ciudad[44]. Además de su trabajo como maestro organero, Patricio Furriel realizó otras tareas en el conjunto catedralicio, como la restauración del mihrab de la antigua mezquita. Esta actuación fue polémica posteriormente, ya que, como indica Ramírez de Arellano, carecía de conocimientos arqueológicos para llevar a cabo tal labor[45].

El órgano de la iglesia parroquial de Santa Marina de Aguas Santas

En el siglo XVI, tras el Concilio de Trento, los órganos comenzaron a adquirir una notable importancia en las iglesias de Andalucía como elementos asociados a la función litúrgica. Con la llegada del Renacimiento y su posterior consolidación, se impulsó la construcción de órganos en las iglesias y catedrales de las principales ciudades andaluzas, como Sevilla o Granada, siguiendo el modelo de doble órgano instaurado en la catedral de Santiago de Compostela[46]. Además, contar con este tipo de instrumentos se consideraba un símbolo de poder y riqueza, tanto para los mecenas como para las propias iglesias, aunque en muchos casos se tratase de órganos más modestos, pues la mayoría de las iglesias solo podían aspirar a poseer un instrumento.

Tal era el caso de la iglesia parroquial de Santa Marina de Aguas Santas de Fernán Núñez[47] (Fig. 3). A este respecto, el primer testimonio sobre la presencia de un órgano en este templo se encuentra en las cuentas de fábrica presentadas durante la visita general de 1591, en las que se recoge el pago del salario del organista[48]. Posteriormente, en 1612 ya se menciona el propio instrumento, que tuvo que ser objeto de una reparación[49].

Fig. 3. Iglesia parroquial de Santa Marina de Aguas Santas, siglos XIV-XVIII. Fernán Núñez, Córdoba. © Fotografía: Ángel Marín Berral.

Las sucesivas reformas del órgano del templo mayor de Fernán Núñez y su vinculación con los maestros organeros de la catedral de Córdoba no son exclusivas de este estudio de caso, ya que en otras localizaciones, como en la iglesia prioral de Santa María de Carmona (Sevilla), nos indican Justo Estebaranz y Ojeda Barrera que dicha iglesia adquirió órganos “del mismo modo que lo había hecho la catedral”, relacionándose tanto organistas como maestros organeros con dicho templo[50].

La renovación del órgano por Martín Furriel (1718-1719)

Las reparaciones del órgano documentadas durante el siglo XVII no evitaron el deterioro de la máquina instrumental. En 1714, el obispo de Córdoba, Francisco Solís Hervás, dio licencia al vicario parroquial, Pedro de Luque Granado, para la composición de un nuevo órgano “para el mayor culto divino”[51]. Este proyecto, además de enaltecer las celebraciones litúrgicas, se ejecutaría acorde a los preceptos de la estética barroca imperante en el momento, con especial incidencia en las cajas de los órganos, convertidas en auténticas obras de arte[52].

A pesar de la bonanza económica que vivió la villa de Fernán Núñez en los inicios del siglo XVIII[53], con el desarrollo de numerosas industrias[54], los recursos de la fábrica de la iglesia de Santa Marina se habían visto mermados por las constantes reparaciones arquitectónicas en el templo[55]. Este contexto desfavorable no evitó que la renovación del órgano fuera una prioridad para los gestores de la fábrica parroquial, ya que en 1718 redujeron gastos ordinarios para poder acometer la intervención[56]. Es en este momento cuando aparece la figura de Martín Furriel Íñiguez, maestro organero de la catedral de Córdoba, quien fue ayudado por Pedro José Lozano, maestro de carpintería vecino de Fernán Núñez, así como por Alonso Ximénez, maestro herrero y Francisco de León, maestro albañil[57].

En la declaración firmada por estos maestros se indica que la obra comenzó el 17 de septiembre de 1718 y concluyó el 11 de febrero de 1719 con un presupuesto de 8.581 reales y 3 maravedís[58]. En marzo de 1719, Martín Furriel y Pedro José Lozano recibieron un pago parcial de 6.781 reales y 3 maravedís, de los cuales, 3.800 reales fueron para el maestro organero “por sus manos, metal y baldreses”, quedando pendiente un saldo de 1.800 reales (Fig. 4)[59].

Fig. 4. Recibí firmado por Martín Furriel tras su intervención en el órgano de la iglesia de Santa Marina. Cuentas de Fábrica, 2 de enero de 1722, Cuentas de Fábrica, Caja 254, APSM. © Fotografía: Ángel Marín Berral.

Posteriormente, en agosto de 1720, Juan Antonio Centella, obrero de la fábrica de Santa Marina, informó al obispo de Córdoba de que, a pesar de haber impuesto un censo de 400 ducados sobre los bienes de la fábrica para el órgano y las obras de la iglesia, la situación económica seguía siendo precaria: “no poder dha fabrica cumplir sus cargas por lo mucho que tiene experimentada su pobreza”[60]. A pesar de esto, el 5 de diciembre de 1720, Martín Furriel recibió un pago de 50 reales[61], y de otros 300 reales el 4 de agosto de 1721[62].

La deuda aún no había sido saldada en septiembre, cuando el día 21, ayudado por su hermano José Furriel para escribir, Martín Furriel envió una misiva a Juan Antonio Centella informándole de su delicado estado de salud: “mui cerca de quarenta dias enfermo de tabardillo y otros accidentes (…), pero tan devil q no se si podre salir a la calle en muchos dias”. En ella, solicitaba al obrero que entregase a su hermano los 200 reales restantes, debido a que “las boticas han apurado quanto dinero tenia y aun no a sido bastante”, disculpándose de que, de no ser por su situación, no le recordaría “semejante nimiedad”[63].

Martín Furriel falleció el 7 de diciembre de 1721. En una de las cláusulas de su testamento se especifica que sus herederos debían reclamar el “resto de aderezo de un organo que en la Iglesia Parroquial de la Villa de fernannuñez avia hecho; se le estavan deviendo, por Don Juan Centellas obrero y administrador de dha Iglesia docientos reales de vellon”[64]. Fue su viuda, Bernardina de Sepúlveda y Córdoba, quien reclamó dicha cantidad el 2 de enero de 1722, la cual fue finalmente pagada por el obrero de la fábrica[65].

Traslado del órgano a la ermita de la Caridad (1732)

Con el comienzo de las obras del nuevo edificio barroco en octubre de 1724, dirigidas inicialmente por el arquitecto Tomás de Pedrajas[66], el visitador general del obispado de Córdoba ordenó en noviembre de 1730 al obrero de la fábrica “que ponga el organo en la Hermita de la Charidad y le haga componer”[67] (Fig. 5). El traslado y la reparación del órgano concluyeron el 6 de marzo de 1732, y fueron realizados por el maestro organero Fray Martín de Almazán, ermitaño calzado, y por Francisco Andía y Pedro Maruel, oficiales organeros y vecinos de La Rambla.

Fig. 5. Ermita de la Caridad, siglos XVI-XIX. Fernán Núñez, Córdoba. © Fotografía: Ángel Marín Berral.

La obra fue de gran envergadura, ya que contó con maestros de pintura y tallistas, como Tomás Navarro, Francisco Antonio Cortés y Gaspar Ruiz de Vargas, también vecinos de La Rambla[68]. El coste total de esta actuación supuso un gasto de 12.158 reales y 18 maravedís de vellón, incluyendo los importes de todos los materiales y sus portes, así como los salarios, comidas y viajes de los maestros y operarios[69]. El órgano estaba compuesto por una única caja, además de una cámara para los fuelles. Asimismo, la decoración se completó con cuatro ángeles: dos costaron 45 reales cada uno y los otros dos 40 reales cada uno.

En 1739, el obispo Marcelino Siuri consideró restituir el órgano en el templo mayor, a pesar de las dificultades económicas de la fábrica parroquial[70]. El oficial Pedro Maruel se encargó del traslado del instrumento en los últimos meses del año, para lo que el prelado cordobés aplicó 2.700 reales[71]. Previamente, entre marzo y mayo de ese año, se ejecutó la tribuna del órgano en la nueva iglesia, pintada por el maestro Martín de Morales[72], quien se encontraba realizando la policromía de sus bóvedas y paramentos[73] (Fig. 6).

Fig. 6. Martín de Morales, tribuna del órgano de la iglesia parroquial de Santa Marina de Aguas Santas, 1739. Fernán Núñez, Córdoba. © Fotografía: Ángel Marín Berral.

Intervención de José Furriel Íñiguez en el órgano (1759)

Apenas dos décadas después de la bendición y apertura del templo barroco, el órgano volvió a presentar defectos. El 5 de julio de 1758, José Furriel Íñiguez realizó un reconocimiento del estado del órgano de la iglesia de Santa Marina, por el cual recibió un pago de 61 reales[74]. El principal problema que describió radicaba en los cuatro fuelles del órgano, que debían ser redimensionados para su correcto funcionamiento[75].

Posteriormente, el 26 de octubre de 1758, el obispo Martín Barcia devolvió una planta realizada por el maestro José Furriel para la reparación del órgano a Juan de Baena y Luque, vicario parroquial. Asimismo, le solicitó que otros expertos revisaran el instrumento para proponer alguna mejora, la cual se le debía trasladar para tomar una decisión final sobre la actuación[76]. El otro presupuesto se le pidió a fray José de la Cuesta, quien, en enero de 1759, calculó que la reparación del órgano costaría 400 ducados, igual que la de José Furriel, pero añadiendo que era necesario construir unos nuevos fuelles[77].

La decisión del obispo Barcia se dictó el 4 de mayo de 1759, decantándose por José Furriel, posiblemente debido a su experiencia en la catedral de Córdoba y porque en abril de 1759 había presentado una contraoferta que incluía la reparación del maderaje de los fuelles en el caso de que fuese necesaria[78]. El maestro organero se comprometió a concluir la reparación del órgano y la hechura de un nuevo secreto para la fiesta de Santa Marina[79]. La intervención se completó el 28 de junio de 1760, cuando se trasladaron las piezas a Fernán Núñez. Los oficiales organeros Juan Furriel Linares y Patricio Furriel de Sepúlveda fueron los encargados de desmontar, colocar y asentar el órgano, trabajo que les tomó un total de 72 días, finalizando el 17 de septiembre de 1760, dos meses después de la fecha inicialmente acordada[80].

Actuación de Patricio Furriel Crespo en los daños del órgano (1785-1789)

El órgano necesitó una nueva intervención antes de que concluyera el siglo XVIII. El nieto de Martín Furriel, Patricio Furriel Crespo, regresó el 6 de septiembre de 1785 para efectuar un reconocimiento sobre el estado del instrumento, con el objetivo de “repararlo de varias cosas que tiene necesidad”[81]. El principal daño era la imposibilidad de hacerlo sonar y afinarlo, para lo que era necesario apretar las tapas de los registros y llevar a cabo una serie de reparaciones adicionales.

Durante su visita a la iglesia de Santa Marina para el examen del órgano, Patricio Furriel recibió un pago de Manuel Rubio, obrero de la fábrica, por otro trabajo realizado, como consta en un recibo con la misma fecha, por un importe de 1.576 reales. Esta intervención consistió en la reparación de los cuatro fuelles del órgano, así como el coste de los portes a la ciudad de Córdoba y el trabajo de su colocación. En esta cantidad también se incluían los gastos del reconocimiento del instrumento[82].

El obispo Yusta falleció en diciembre de 1787 y el nuevo obispo de Córdoba, Antonio Caballero y Góngora, no tomó posesión hasta el 15 de septiembre de 1788. Durante el interregno episcopal, la parroquia solicitó una nueva reparación basada en el informe previo de Patricio Furriel. Este compareció el 25 de agosto de 1788 ante el notario mayor, Christian Baena Muñoz, para presentar su presupuesto, en el que proponía desmontar todas las partes del instrumento. La trompetería estaba inservible debido a las obras de albañilería realizadas en el templo en los años previos, que habían dañado el instrumento. Además, se detectaron problemas de humedad en los fuelles, que debían ser forrados de nuevo. La obra tuvo un coste de 4.500 reales y se concluyó el 29 de marzo de 1789[83].

El órgano en el siglo XIX y su destrucción en 1936

Durante el siglo XIX el órgano continuó en uso, pero hacia mediados de siglo fue necesaria una nueva intervención. En 1859, el organero Francisco de Paula Moreno realizó una reforma significativa, que incluyó la renovación de los fuelles, la modificación del mecanismo y la hechura de un nuevo teclado. La actuación concluyó en enero de 1861 y tuvo un coste de 4.500 reales[84]. Este proceso modernizó el instrumento, adaptándolo a las necesidades litúrgicas de la época.

La única fotografía localizada del instrumento barroco pertenece a la década de 1920. En esta imagen se puede apreciar la majestuosidad y grandiosidad del órgano, en consonancia con la arquitectura barroca del templo, lo que evidencia su importancia visual dentro del espacio sagrado (Fig. 7). Gracias a este testimonio gráfico, podemos conocer que el órgano estaba compuesto por cinco castillos en el cuerpo principal: el central de mayor tamaño, triples los dos que lo enmarcan al central y dobles los dos de los extremos. El remate, compuesto por dos castillos, está flanqueado por lo que parecen ser los cuatro ángeles de la reforma de 1732, y coronado por un nimbo solar. Esta composición, coronada por el gran ático, no es frecuente en los órganos conservados en los que intervino la familia Furriel, salvo en los de la catedral de Córdoba. Sí se encuentra cierta similitud en su composición con el órgano de la iglesia de la antigua colegiata de San Hipólito, en Córdoba, obra de José Corchado en 1735[85].

Fig. 7. Interior de la iglesia parroquial de Santa Marina de Aguas Santas y órgano sobre la tribuna del cancel, c. 1920. Fernán Núñez, Córdoba. © Fotografía: APSM.

A principios del siglo XX, el órgano se encontraba inservible, por lo que en 1923 fue necesaria una última intervención, realizada por el técnico Manuel Rubio, de la casa Amezua y Cía. Esta empresa, especializada en la reparación de órganos, presupuestó la restauración del instrumento en 2.000 pesetas.

Unos años después, en los sucesos de julio de 1936, en el marco de la Guerra Civil española, el órgano fue derribado de la tribuna e incendiado en el jardín de la iglesia, como parte de la destrucción de bienes eclesiásticos que ocurrieron en varias localidades de España. Este triste final marcó la desaparición definitiva de un instrumento que había acompañado la vida litúrgica del templo durante siglos. En la actualidad, solo se conserva el espacio donde se ubicaba el órgano y los elementos sustentantes de madera policromada, cuyas pinturas muestran la destreza de Martín de Morales (Fig. 8).

Fig. 8. Interior de la iglesia parroquial de Santa Marina de Aguas Santas, 2024. Fernán Núñez, Córdoba. © Fotografía: Ángel Marín Berral.

Conclusiones

La investigación sobre la dinastía de los Furriel ha permitido profundizar en el conocimiento sobre una familia de organeros cuya labor fue fundamental en el desarrollo del patrimonio musical y artístico de la diócesis de Córdoba y otras localidades andaluzas durante el siglo XVIII. A través del estudio genealógico y la revisión documental, hemos logrado corregir errores historiográficos previos a través de la aportación de datos inéditos, trazando con mayor precisión las relaciones familiares, así como su origen aragonés, lo que contribuye a una comprensión más integral del contexto cultural y profesional en el que estos artífices se desenvolvieron y en el que fue posible la transmisión de técnicas y conocimientos artesanales a lo largo de tres generaciones.

El caso específico del órgano de la iglesia parroquial de Santa Marina de Aguas Santas de Fernán Núñez, en el que participaron las tres generaciones de maestros organeros Furriel, ha sido clave para ilustrar la importancia del órgano en la liturgia de las parroquias andaluzas. Las continuas intervenciones que sufrió este instrumento, desde su renovación por Martín Furriel en 1718 hasta las últimas reparaciones realizadas en el siglo XIX, ponen de manifiesto la importancia de la sucesión generacional en la conservación y mejora de un elemento patrimonial que, aunque destruido en el siglo XX, sigue presente en los documentos históricos.

Referencias

Fuentes documentales

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[1] Antonio Ramírez Palacios, “Dinastías de organeros en Andalucía en los siglos XVIII y XIX,” en El órgano español, Actas del II Congreso Español de Órgano, coord. Antonio Bonet Correa (Madrid: Ministerio de Cultura; Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, 1987), 151-157.

[2] Ricardo Miravet y Julián Pastor, “La dinastía de organeros Turull a lo largo del siglo XVIII y comienzos del XIX,” Nassarre: revista aragonesa de musicología, no. 16-1 (2000): 187-250.

[3] Ofelia Gómez Castellanos, “La Dinastía “Castro” de organeros poblanos: la organería en las provincias mexicanas de Puebla y Tlaxcala en los siglos XVIII y XIX” (tesis doctoral, Universitat Autònoma de Barcelona, 2013).

[4] Pedro Luengo Gutiérrez, Francisco Pérez de Valladolid (1703-1776). Artista organero del arzobispado de Sevilla (Sevilla: Diputación de Sevilla, 2013), 79.

[5] El reino de Aragón fue prolífico en organeros durante el siglo XVIII. En la década de 1720 cabe destacar la figura de José Nassarre, quien ya se encontraba en el virreinato de Nueva España a finales del 1727, y al que Cea Galán vincula con el órgano de la catedral de Sevilla. Andrés Cea Galán, “La organería en la Andalucía barroca: centros de actividad y circuitos de difusión,” en Congreso Internacional Andalucía Barroca: actas, coord. Alfredo José Morales Martínez (Sevilla: Consejería de Cultura, 2009), 3:261.

[6] Manuel Nieto Cumplido, La catedral de Córdoba (Córdoba: Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Córdoba, Obra Social y Cultural, 2007), 563.

[7] Nieto Cumplido, 562.

[8] Beatriz Reyes Fernández, “La música en la Catedral de Córdoba durante el siglo XVIII: Agustín Contreras (1706-1751) y Juan Manuel Gaitán Arteaga (1752-1780)” (tesis doctoral, Universidad de Jaén, 2018), 167.

[9] Andrés Cea Galán e Isabel Chía Trigos, Órganos en la provincia de Córdoba. Inventario y catálogo (Granada: Junta de Andalucía, Consejería de Cultura, 2011), 79, 165.

[10] Testamento de Martín Furriel Íñiguez, 31 de octubre de 1721, Protocolos, leg. 8.831, Archivo Histórico de la Provincia de Córdoba (AHPC), Córdoba.

[11] Ana María Furriel, 27 de agosto de 1718, Libro 15º, Bautismos, Archivo Diocesano de Córdoba, Fondo Sagrario de la Santa Iglesia Catedral (ADC-SSIC), Córdoba.

[12] Patricio Bonifacio Furriel, 14 de mayo de 1720, Libro 15º, Bautismos, ADC-SSIC, Córdoba.

[13] Testamento de Martín Furriel.

[14] Reyes Fernández, “La música,” 167-168. La autora diferencia a José Martín de José Martín Furriel entre 1738 y 1755, pero como observamos en un recibí de 1744 en su estudio, el afinador firma como José Furriel. Hasta el momento no hemos documentado ningún hijo de José Furriel Íñiguez llamado José Martín.

[15] José Furriel, 6 de enero de 1765, Libro 4º, Defunciones, (ADC-SSIC), Córdoba.

[16] El órgano conserva la siguiente inscripción en el arca de viento izquierda: “A honra y gloria de Dios N.S. y de N.S. me fecit Joseph Furriel, año 1730”. Cea Galán y Chía Trigos, Órganos en la provincia, 131.

[17] Candelaria Sequeiros Pumar, Estudio Histórico-Artístico de la Iglesia de San Nicolás de la Villa de Córdoba (Córdoba: Publicaciones del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, 1986), 183-184. Por tramo temporal, la actuación de reparación la realizó Patricio Furriel de Sepúlveda y no su hijo, Patricio Furriel Crespo, como indica la autora.

[18] Cea Galán y Chía Trigos, Órganos en la provincia, 292-293.

[19] Dionisio Ortiz Juárez et al., Catálogo artístico y monumental de la provincia de Córdoba (Córdoba: Diputación Provincial de Córdoba, 1981), 1:69.

[20] Cea Galán y Chía Trigos, Órganos en la provincia, 314.

[21] José Furriel, 23 de septiembre de 1736, Libro 18º, Bautismos, ADC-SSIC, Córdoba.

[22] Josefa Claudia y Micaela Furriel, 1773, Libro 21º, Bautismos, ADC-SSIC, Córdoba. Aparece que la madre de las dos niñas, Josefa Furriel, fue bautizada en dicha iglesia de Granada.

[23] Antonio Gallego Burín. La Capilla Real de Granada (Madrid: CSIC, Patronato Marcelino Menéndez Pelayo, 1952), 97.

[24] Pedro Jaime Moreno de Soto, “La organería barroca de Osuna,” Cuadernos de los Amigos de los Museos de Osuna, no. 18 (2016): 86-87.

[25] Ramírez Palacios, “Dinastías de organeros,” 152-153.

[26] Patricio Furriel, 15 de diciembre de 1786, Libro 7º, Defunciones, ADC-SSIC, Córdoba.

[27] Patricio Furriel y María Crespo, 6 de octubre de 1748, Libro 11º, Matrimonios, ADC-SSIC, Córdoba.

[28] Josefa Furriel, 16 de marzo de 1753, Libro 19º de Bautismos, ADC-SSIC, Córdoba.

[29] Marcela Furriel, 3 de junio de 1758, Libro 20º, Bautismos, ADC-SSIC, Córdoba.

[30] Patricio Furriel, 14 de mayo de 1760, Libro 20º, Bautismos, ADC-SSIC, Córdoba.

[31] Cea Galán y Chía Trigos, Órganos en la provincia, 295.

[32] Cea Galán y Chía Trigos, 51.

[33] Cea Galán y Chía Trigos, 145.

[34] Cea Galán y Chía Trigos, 117-119. “Me fezi Patricio Furriel, 1774”.

[35] Cea Galán y Chía Trigos, 326.

[36] Arrendamiento de Juan y Patricio Furriel en favor de Juan de Carmona Moreno, 22 de septiembre de 1769, Protocolos, Legajo 12.309, AHPC.

[37] José Furriel y Josefa Furriel, 19 de junio de 1768, Libro 12º, Matrimonios, ADC-SSIC, Córdoba.

[38] María Lorenza Furriel, 10 de agosto de 1770, Libro 21º, Bautismos, ADC-SSIC, Córdoba.

[39] Josefa y Micaela Furriel, 30 de octubre de 1773, Libro 21º de Bautismos, ADC-SSIC, Córdoba.

[40] Miguel Furriel, 27 de febrero de 1778, Libro 22º, Bautismos, ADC-SSIC, Córdoba.

[41] Nieto Cumplido, La catedral de Córdoba, 563-564.

[42] Nieto Cumplido, 564.

[43] Cea Galán y Chía Trigos, Órganos en la provincia, 326.

[44] Rafael Ramírez de Arellano, Diccionario biográfico de artistas de la provincia de Córdoba, Colección de documentos inéditos para la historia de España 107 (Madrid: Imprenta de José Perales y Martínez, 1893), 143-144.

[45] Ramírez de Arellano, 144.

[46] Cea Galán, “La organería en la,” 260.

[47] Fundada en 1385 por los señores de Fernán Núñez. Véase: Francisco Crespín Cuesta. Historia de la Villa de Fernán Núñez (Córdoba: Diputación Provincial de Córdoba, 1994), 78-79.

[48] Visita General de Fernán Núñez, 1591, Visitas Generales, Caja 7.595, Archivo de la Diócesis de Córdoba (ADC), Córdoba.

[49] Visita General de Fernán Núñez, 1612, Visitas Generales, Caja 6.251, ADC, Córdoba.

[50] Ángel Justo Estebaranz y Alfonso Ojeda Barrera, “Órganos, organeros y organistas en la iglesia de Santa María de Carmona (1507-1743),” Laboratorio de Arte, no. 29 (2017): 157, https://doi.org/10.12795/LA.2017.i29.07.

[51] Cuentas de Fábrica (CF), 19 de octubre de 1714, Cuentas de Fábrica, Caja 254, Archivo de la Parroquia de Santa Marina de Aguas Santas de Fernán Núñez (APSM), Fernán Núñez.

[52] Véase: Antonio Bonet Correa. “La evolución de la caja de órgano en España y Portugal,” en El órgano español, Actas del II Congreso Español de Órgano, coord. Antonio Bonet Correa (Madrid: Ministerio de Cultura; Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, 1987), 243-354.

[53] Antonio Garrido Hidalgo, “La iglesia de Santa Marina de Aguas Santas de Fernán Núñez (Córdoba),” Axerquía, no. 6 (1983), 12.

[54] Crespín Cuesta, Historia de la villa, 159.

[55] Rivas Carmona, “Las obras,” 179.

[56] CF, 29 de octubre de 1718, Cuentas de Fábrica, Caja 254, APSM, Fernán Núñez.

[57] CF, 6 de marzo de 1719, Cuentas de Fábrica, Caja 254, APSM, Fernán Núñez.

[58] Un año después de la ejecución del órgano de Fernán Núñez, Martín Furriel realizará el órgano para la iglesia de la Purísima Concepción de Lucena en 1720.

[59] CF, 29 de septiembre de 1719, Cuentas de Fábrica, Caja 254, APSM, Fernán Núñez.

[60] CF, 4 de agosto de 1720, Cuentas de Fábrica, Caja 254, APSM, Fernán Núñez.

[61] CF, 5 de diciembre de 1720, Cuentas de Fábrica, Caja 254, APSM, Fernán Núñez.

[62] CF, 4 de agosto de 1721, Cuentas de Fábrica, Caja 254, APSM, Fernán Núñez.

[63] CF, 21 de septiembre de 1721, Cuentas de Fábrica, Caja 254, APSM, Fernán Núñez.

[64] CF, 2 de enero de 1722, Cuentas de Fábrica, Caja 254, APSM, Fernán Núñez.

[65] CF, 2 de enero de 1722.

[66] Véase: Jesús Rivas Carmona, Arquitectura Barroca Cordobesa (Córdoba: Publicaciones del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, 1982), 232-238; Francisco Crespín Cuesta, “La iglesia de Santa Marina de Aguas Santas de Fernán-Núñez en el barroco andaluz,” en El barroco en Andalucía, coord. Manuel Peláez del Rosal (Córdoba: Universidad de Córdoba, 1984), 2:237-246.

[67] CF, 7 de noviembre de 1730, Cuentas de Fábrica, Caja 255, APSM, Fernán Núñez.

[68] CF, 6 de marzo de 1732, Cuentas de Fábrica, Caja 255, APSM, Fernán Núñez.

[69] CF, 6 de marzo de 1732.

[70] La situación económica de la fábrica de la parroquia por la reedificación del templo hizo que las propias cofradías tuviesen que destinar recursos para las obras. Además de la mudanza del órgano, las agrupaciones religiosas trasladaron sus imágenes sagradas a la ermita de la Caridad para el culto y veneración. Ángel Marín Berral, “La evolución del patrimonio artístico de la cofradía de Nuestra Señora del Rosario a través de sus inventarios,” Arte y Patrimonio, no. 9 (2024): 79-81.

[71] CF, 2 de agosto de 1740, Cuentas de Fábrica, Caja 286, APSM, Fernán Núñez.

[72] CF, 14 de abril de 1739, Cuentas de Fábrica, Caja 286, APSM, Fernán Núñez.

[73] CF, 8 de mayo de 1739, Cuentas de Fábrica, Caja 286, APSM, Fernán Núñez.

[74] CF, 5 de julio de 1758, Cuentas de Fábrica, Caja 286, APSM, Fernán Núñez.

[75] CF, 5 de julio de 1758.

[76] CF, 26 de octubre de 1758, Cuentas de Fábrica, Caja 286, APSM, Fernán Núñez.

[77] CF, 5 de julio de 1758, Cuentas de Fábrica, Caja 286, APSM, Fernán Núñez.

[78] CF, 5 de julio de 1758.

[79] La festividad de Santa Marina de Aguas Santas, patrona de Fernán Núñez, tiene lugar el 18 de julio.

[80] CF, 17 de septiembre de 1760, Cuentas de Fábrica, Caja 286, APSM, Fernán Núñez.

[81] CF, 6 de septiembre de 1785, Cuentas de Fábrica, Caja 289, APSM, Fernán Núñez.

[82] CF, 6 de septiembre de 1785.

[83] CF, 11 de febrero de 1789, Cuentas de Fábrica, Caja 289, APSM, Fernán Núñez.

[84] CF, 13 de octubre de 1859, Cuentas de Fábrica, Caja 290, APSM, Fernán Núñez.

[85] Cea Galán, “La organería en la”, 87.