Fig. 1. Casa moderna. E. Viollet-Le-Duc. Habitations Modernes.
París: A. Morel et Cie., 1877. (Fotografía
del Ministerio de Educación,
Cultura y Deporte).
El legado de ultramar.
Identidad, tradición e innovación
en la configuración exterior de
la casa indiana gallega
Overseas Heritage: Identity, Tradition, and Innovation in the Exterior
Configuration of Indiana Houses in Galicia
Miriam
Elena Cortés López
Universidade de Santiago de Compostela, España
https://orcid.org/0000-0002-8617-1112
Resumen
El presente
trabajo se centra en la arquitectura
doméstica indiana gallega, como consecuencia del primer gran movimiento migratorio
producido entre la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del XX. Se reflexiona sobre los diferentes factores que influyeron en su
composición como pudieron ser las posibles fuentes escritas, enriquecidas con la incorporación
de repertorios de imágenes que aportaron modelos de fachadas,
así como otros elementos arquitectónicos y decorativos. También se analizan otros puntos como las influencias estilísticas, gustos personales o la intervención de profesionales en el proyecto. Finalmente, se comparan
las formas, estructuras y repertorios decorativos que hacen singulares estas casas,
localizadas a lo largo del territorio gallego, especialmente en núcleos próximos
al litoral.
Palabras clave: arquitectura indiana; Galicia; diseños; decoración; fachadas.
Abstract
The present paper is focused on domestic Indiana
architecture in Galicia as a consequence of the first
large migration made between the second half of the nineteenth century and the first
decades of the twentieth century. Different factors which could have influenced
its composition are considered, including possible written sources (enriched by
indexes of images providing façade models), as well as other architectural and ornamental
components. This work also analyzes other points such as stylistic influences,
personal preferences, and the intervention of professionals in the project. Lastly,
we will compare the forms, structures, and decorative ornaments that make these
houses, located throughout Galicia and especially in coastal areas, unique.
Keywords: indiana architecture; Galicia; designs; ornament; facades.
El presente artículo se inscribe en el marco del proyecto de investigación titulado “CEAI: Canon Europeo de Arquitectura Indiana”.
(IP. Iván Moure Pazos), promovido por el Plan Galego de Investigación, Innovación e Crecemento de la Xunta de Galicia.
Dado el gran número de casas que se van abordar en el presente trabajo, se adjunta como anexo un inventario de todas ellas, reflejándose su identificación, año de construcción y territorio en el que se ubican. Para una mayor comprensión del presente artículo, se recomienda una consulta paralela.
Cómo citar este
trabajo / How to cite this paper:
Cortés López, Miriam Elena. “El legado
de ultramar. Identidad, tradición
e innovación en la configuración exterior de la casa indiana
gallega.” Atrio. Revista de Historia del Arte,
no. 25 (2019): 170-207.
© 2019 Miriam Elena Cortés López. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons
Attribu- tion-NonCommercial-ShareAlike
4.0. International License (CC BY-NC-SA 4.0).
Atrio. Revista de Historia del Arte, no. 25 (2019): 170-207. eISSN: 2659-5230
Contexto de la arquitectura indiana en Galicia
En 1893 un jovencísimo Frank
Lloyd Wright (1867-1959) proyectaba la que sería conocida como su primera casa correspondiente a la serie de “Prairies Houses”. Su construcción —y las que poco tiempo después le sucedieron— supuso un revulsivo para la historia de la arquitectura a nivel mundial. Este significativo suceso se produjo en el continente americano, suponiendo una ruptura con los sistemas tradicionales de construcción, aquellos que escasas décadas antes se recogían en la obra escrita de A. J. Downing. La
casa de William H. Winslow (River Forest, Illinois), con su
sobriedad y elegancia constructiva, responde al esquema de vivienda unifamiliar independiente rodeada de naturaleza viva y que se
complementa con construcciones
anexas. Lo que en el continente europeo se denominaría chalet, cottage o casa
de campo.1
En
esa misma década, en la costa atlántica española, concretamente en la población de A
Guarda (Pontevedra), se estaba construyendo Villa Domínguez, tipología de vivienda unifamiliar que constituye un ejemplo habitual en la época, que en este
caso se concibe bajo prototipos procedentes de la tradición barroca europea, e interpretados bajo los
códigos y pautas estilísticas propias del eclecticismo. La peculiaridad de
esta casa, entendida como un palacete, radica en la impresión que debió de causar en la humilde población inmediata. Y es que su promoción se debe a un indiano, americano,
habanero o brasileiro que, como
ya se ha señalado en diversas ocasiones,2
es el término con el que se identifica
a quien emigró en busca de trabajo
al continente americano (habitualmente
al Sur) que en algunas ocasiones retorna a su lugar de origen,
una vez que ha conseguido enriquecerse, con el fin de
vivir cómodamente el resto de
su vida y, en ocasiones concretas,
ayudar a la población mediante
labores benefactoras tales como la promoción de obra privada, pública
y social.3
El
gran fenómeno migratorio gallego se desarrolló con fuerza desde la segunda mitad del siglo XIX hasta la década de
1930, y fue especialmente acusado en los núcleos poblacionales del litoral gallego. Los destinos de trabajo preferentes fueron Cuba (Coruña y Lugo), Argentina (Pontevedra), Brasil
(Ourense), Uruguay, Puerto Rico y, ocasionalmente, Florida.
Este hecho tendrá consecuencias directas en determinados aspectos del diseño de este tipo de viviendas.
Por otro lado, se ha calculado que aproximadamente 1.200.000
de gallegos emigraron en la franja temporal que oscila de 1900 a 1930. Entre 1887 y 1895 ya lo habían hecho
alrededor de 150.000.4 No todos se enriquecieron, ni todos regresaron,
pero los que lo hicieron dejaron la impronta del trabajo realizado en las “Américas” sobre el territorio gallego, teniendo su traducción material en lo que el “oro americano” permitió construir: escuelas, hospitales, carreteras, lavaderos... Solo así se entienden fortunas como las de los hermanos García Naveira en Betanzos,5 la familia de los Moreno en Ribadeo6 (estos nunca regresaron), García Barbón en Vigo7 o los Pernas en Viveiro.8
La arquitectura
de indianos en Galicia
El concepto ¿Estilo propio o cuestión social?
Es en el marco contextual de esta situación concreta (el retorno de los emigrados) donde se concibe la construcción de determinadas casas, villas, chalets o edificios que por su organización, composición o recursos ornamentales, destacan sobre el resto de las construcciones populares. Pero como ha sido sugerido en ocasiones, la arquitectura que tradicionalmente se califica como indiana, no se debe interpretar como un estilo único, singular o destacado, equiparable al Gótico, el Barroco o el Neoclasicismo. Más bien participa de todas aquellas corrientes historicistas, “neoestilos” que oscilan desde el recuerdo a modelos ingleses, franceses, italianos o regionales, hasta el empleo de determinados recursos más novedosos, procedentes del Modernismo. No sería adecuado emplear el término estilo indiano, entendido como una corriente artística que responde a unos parámetros cerrados y concretos, que a su vez son comunes a todas esas casas promovidas con el dinero americano. El gallego retornado —al igual que sucede en cualquier otro núcleo migratorio de España como Asturias, Cantabria, País Vasco, Andalucía o incluso en Portugal— no crea un estilo peculiar, exclusivo o único, que lo diferencie de otra obra decimonónica contemporánea de promoción burguesa.9En resumen, la arquitectura indiana no es una cuestión estilística, formal o tipológica, sino que alude a la condición de su promotor.10
Lo que sí los hace destacar sobre los demás —y para ello no en todos los casos— es su deseo por diferenciarse sobre el resto de la población, exhibiendo su triunfo. Solo así se entienden oníricos ejemplos como la Villa Isabel (Oleiros, 1899), la Torre de los Moreno (Ribadeo, 1912), Villa El Fondón (Viveiro, 1927), Villa Canido (Ferrol, 1923) o la ya arruinada Casa de Valeriano Portela Rodríguez (Camposancos, 1894). En todos ellos, no solo se combinan diversidad de volúmenes verticales y horizontales, que en la mayoría de los casos dibujan plantas de perímetro irregular; sino que como complemento a esta estructura inicial se hace uso de un repertorio decorativo que se mueve dentro de los parámetros de diversidad de corrientes estilísticas, desde el eclecticismo a los historicismos, pasando por el Modernismo o el Art Decó.11 En ocasiones extraordinarias, también es posible apreciar determinados elementos procedentes de la arquitectura autóctona americana. Además, en bastantes casos se percibe la necesidad por ubicar la casa en un terreno exclusivo, con dominio visual sobre el entorno inmediato, situado en promontorios, valles y con vistas al mar, cuando no en puntos neurálgicos del centro de las ciudades. Parece evidente que conseguir una arquitectura de estas características está al alcance de unos pocos, de aquellos que tienen un elevado status económico.
De arquitectos,
repertorios y prototipos
En la configuración de la casa intervienen varios factores. El primero de los cuales es su encargo. La práctica habitual fue contratar la planificación de estas casas a un maestro de obras y solo en aquellos casos más reseñables se eligió a un arquitecto titulado.12 Juan Ciórraga, Rodolfo Ucha Piñeiro, Julián García Núñez o Jenaro de la Fuente fueron algunos de los proyectistas seleccionados.13 Existen casos concretos en los que el propio promotor de la obra, quizá por tener conocimientos previos de construcción, se encarga parcialmente de realizar el proyecto, como sucede con Antonio Fernández y la Casa del Adriano (Barallobre, 1921). Cuando se hace el encargo a los profesionales mejor cualificados, el estilo que caracteriza su trabajo se aprecia en determinadas partes y elementos de la construcción. Sin embargo, en otras ocasiones resulta complicado poder establecer el origen del diseño o localizar sus planos. Cabe pensar que no han sido pocas las ocasiones en las que el indiano ha podido recurrir a álbumes de repertorios gráficos, imágenes de diseños de casas que se difundían en revistas especializadas, o algún proyecto importado. Incluso podría tratarse de dibujos esbozados, realizados por él mismo, copiados de algunos palacetes situados en barrios de lujo como el Vedado en La Habana, o determinadas áreas del Río de la Plata (Uruguay-Argentina), así como otras zonas de Chile, Brasil o Puerto Rico.14 En este contexto es donde se podrían comprender casas como las del núcleo de la península de Bezoucos (Ares, Cabanas, Fene y Mugardos), con un notable número de vecinos que emigraron a Cuba, sobresaliendo ejemplos como la excelsa Villa Amalia en Redes (Ares, 1919) o El Chalet do Seixo en Mugardos que presenta la peculiaridad de ser la primera casa de la zona catalogada como indiana (1860).
Próximas en el territorio, estas dos casas son ejemplo de la diversidad de modelos que ha procurado la arquitectura de indianos pues, aunque partiendo de una estructura rectangular que las aproxima a la casa tradicional gallega,15 Villa Amalia se envuelve con un repertorio ornamental de corte ecléctico, en tanto que en la Casa de Mugardos se percibe una influencia que la aproxima a la tradición pintoresca, que puede tener un punto de conexión con la idea de cottage inglés o de chalet suizo. En esta última línea se pueden inscribir casas como Villa Enedina (Cariño, 1900), la Casa Verde (Ponte Caldelas, 1895), O Meu Repouso (Gaxate, A Lama, 1915) o la Casa del Señorón (Ourol, ha. 1930). Este grupo de viviendas podría hacer reflexionar sobre la influencia que pudieron ejercer en la arquitectura de indianos determinadas fuentes escritas, no solo a través de las revistas especializadas sino también de algunas publicaciones que recogen repertorios de casas de campo. En el número 20 de la Revue Generale de L´Architecture et des Travaux Publics (1862),16 dirigida por C. Daly, se aporta un modelo de chalet con planta baja y buhardilla, que presenta un esquema compositivo y ornamental cercano a cualquiera de los anteriormente citados (Fig. 2).
Fig. 2. Casa según C. Daly. Revue
Generale de L´Architecture et
des Travaux Publics, no. 20 (1862). (Fotografía de Google
Digitized. University of Michigan).
Entre
las numerosas obras de Daly destaca L´Architecture
Privée. Nouvelles Maisons de Paris et des Environs,17 recogida
en tres volúmenes en 1872, que continúa la tradición
de otros tratadistas franceses barrocos como Ch. A. d´Aviler,
G. Boffrand o J. F. Blondel.18 En estas publicaciones
se recogen las ilustraciones de modelos de palacios y repertorios ornamentales del
estilo imperio que ha podido ser fuente de inspiración para determinados palacetes
de La Habana. En el caso gallego sobresale el uso de las cubiertas de tipo mansarda
en determinadas casas del entorno de Vilagarcía de Arousa. Siguiendo con la escuela
francesa del siglo XIX, será Viollet-Le-Duc quien mantenga la línea definida por
su antecesor, destacando entre su obra escrita el compendio formado por dos volúmenes
y titulado Habitations Modernes,
que ilustra una serie de casas contemporáneas, tomando como referencias modelos
procedentes de diversos países europeos que bien sea por su composición tipológica,
o bien por determinados elementos ornamentales, permiten hacer una comparación
con determinadas casas indianas gallegas. Por ejemplo, en Casa de Versalles (Seine-et-Oise) presenta el mismo esquema tipológico organizado
en torno a un cuerpo principal de habitaciones, al que se anexa una torre y un porche
de entrada.19 En Galicia este esquema se aprecia en varias localidades
de las provincias. La Casa del Arenal (Cabanas, 1930),
Casa en Gaxate (A Lama, principios s. XX), Villa Aurora
(Fornelos de Montes, 1930), Casa dos Enanos (Ribadeo), Casa do Fondón, Casa García
(Chao de Ourol, 1930) o Casa de Serafín Flores Sobrino
(A Guarda, 1930), dan buena muestra de ello.20 El Centro Cultural de
A Guarda constituye otro prototipo de casa que ofrece una manera diferente de integrar
la torre en el edificio.21 Lo hace de manera similar a la Torre de los
Moreno, a Casa de la Calzada (1910), o Villa Isabel y de la misma manera que en
Villa El Pilar en Vigo (1913).22 Se trata de una composición que otorga
al conjunto ciertas notas de pintoresquismo. La lámina que ilustra la Villa de Passy (París), integra el elemento vertical con un remate conopial,
que incluso podría recordar a las fantasiosas arquitecturas palaciegas promovidas
por el rey Luis II de Baviera.23 Otras imágenes, como la del hotel privado
de París,24 acercan a planteamientos con esquema en forma de U, típicos
de la arquitectura palaciega barroca francesa, parecidos a los de Casa de Laurentino
(Moscoso. Pazos de Borbén, 1927) o en Casa de Domingo
Domínguez y Casa de las Torres (Camposancos, 1920), aunque
en este último caso los extremos laterales se ven enfatizados por el elemento vertical.
Un esquema similar lo presenta Villa Lola (Os Vilares,
Ourol), con cierto parecido a alguna de aquellas ilustraciones
que en la obra de Le-Duc identifican casas holandesas, alemanas y danesas, destacando
la Casa de Dornach.25 En Asturias, Villa Rosita (Navia), Villa Cristina
y Villa Rosario (Luarca) podrían ser consideradas buenos ejemplos de este tipo.
Por ofrecer un esquema diferente, las imágenes que ilustran las mansiones de Holgate (Fig. 1) o la de Palaiseau
presentan un prototipo en el que el remate calado de armazón que refuerza el frontón
superior del cuerpo, cabría ponerlas en relación con
determinadas casas gallegas como la Casa de Pita (Ourol,
1920), Casa de la Campana (Ponte Caldelas, 1915) o Villa Lola. Además, introducen
un tipo de fachada marcada por las vertientes del tejado a varias aguas, que se
ve enfatizado por la altura y proyección en planta del cuerpo central. Este último
recurso de avance de la fachada en su parte central ha sido empleado con diferentes
fórmulas en las casas de la costa lucense: Place Margarita (A Devesa. Ribadeo, 1926),
Casa de Neira (Barreiros, 1911), Villa Modesta (Foz, 1911), Villa Miguelito (Lourenzá, 1925) o Villa María (Magazos.
Viveiro, 1920), y en la provincia de Pontevedra, Villa Pilar (Pontevedra, 1905)
o la Casa de Manuel Alonso Sobrino (A Guarda, 1928).
Frente a los esquemas desarrollados
en Europa, en el continente americano la obra escrita de J. A. Downing recoge una
serie de repertorios de casas
de campo que ilustran ciertos
aspectos de la construcción
al otro lado del océano Atlántico. Estos libros, publicados en las décadas de 1840 y 1850, son
coetáneos a la obra de Daly,
antecediendo inmediatamente
a la Escuela de Chicago y a la obra de Wright. En The Architecture of Country Houses se establece una diferenciación entre
la casa de campo, la casa-granja y lo que es considerado
como una villa.26 Se definen los rasgos que caracterizan a cada uno de ellos,
sus dimensiones, diseños,
los materiales recomendables
para su construcción, destacando el uso de la madera, ladrillo, piedra, pero también
se introducen elementos como el cemento o el estuco… Aparecen
aquí ilustradas casas de campo de única planta, con bajocubierta pronunciada, grandes chimeneas y varios porches,
en los que sobresale un elemento típicamente americano como es la bay-window (bow-window) que se introducirá en algunas casas gallegas y también será reinterpretado
bajo diferentes propuestas formales. La manera en la que se representan, solo comprensible desde la perspectiva de un arquitecto paisajista del siglo XIX,27
aporta unas visiones del lugar que bien podrían recordar cualquier escenario ilustrado por J. Constable. Al detenerse
en el análisis de cualquiera de estos modelos rodeados de bosques o jardines, resulta inevitable no pensar en Villa Enedina o la colindante al
Chalet de O Seixo (1924), comprendidas como si se tratara de cabañas alpinas, aún cuando sus parámetros
decorativos varíen. En la presentación de estas casas de campo americanas es habitual el uso de buhardillas, cresterías caladas en madera
que perfilan el perímetro de las cubiertas (verge-boards), y que se conjugan con barandillas y cierres de vanos, los cuales a veces se diseñan como espacios
reservados para la lectura o
para la conversación, rodeados
de ventanas.28
A
partir de estos esquemas básicos, las composiciones se van alterando y alternando en forma,
número de plantas y empleo de
elementos. Poco después, el autor se detiene en el tratamiento
de las villas, presentando modelos
diferentes, por lo general extraídos
de la tradición europea. Es
el caso de la descripción que
hace de la Villa de Estilo Normando,29 que introduce el elemento
turriforme de planta circular en
la propia fachada, desequilibrándola, como así había sucedido
en la arquitectura normanda medieval, y también en ciertas construcciones
inglesas de la misma época30 (Fig. 3). La torre
se convierte en el elemento estructural que encierra la escalera que comunica
los diferentes niveles. En la Torre de los Moreno o en la Casa de la Calzada de Ribadeo (1910) se puede localizar dos ejemplos de este diseño. Frente
a este uso oculto de la escalera, común en la construcción
medieval, se presentan otra
serie de villas antecedidas
en fachada por una escalinata en la que el uso de la barandilla mantiene la continuidad con las terrazas y azoteas que se abren en diferentes direcciones.
Este esquema que tiene sus primeros exponentes en las villas italianas y en determinados châteaux franceses renacentistas, se repetirá en no pocos palacios barrocos y se mantendrá en algunas
casas de indianos en Galicia,
con desarrollos discretos como sucede en
Villa Amalia o Villa Julia (San Miguel de Reinante. Barreiros, 1926), y otros con un mayor
empaque como Villa Honorata (Gaxate, A Lama, 1929) o
Villa Lola.
Fig. 3. Casa de campo. A. Jackson Downing, The Architecture
of Country Houses, including designs for cottages, farm-houses,
and villas. New York: D. Appleton & Co., 1851. (Fotografía
de Archieve.org).
La
primera de estas dos, Villa
Honorata,31presenta
un esquema similar al de Villa Libunca
(Narón, 1918), Casa García, Casa dos Enanos o El Fondón y que se debe poner en relación
con lo que Downing reconoce como
la villa de estilo italiano,32
en la que la fachada se caracteriza por presentar un gran
número de oquedades, ventanas pluriformes, puertas y especialmente las logias. Además, destacando en planta y alzado, sobresale una gran torre de formato rectilíneo,33 que también
cabe relacionarlo con los diseños renacentistas italianos.
Hasta
aquí bien se podría afirmar que desde el punto de vista
tipológico la casa indiana gallega apenas ofrece novedades
respecto a otros ejemplos de
casas típicas del siglo XIX,
de diferente promoción. Las
formulaciones compositivas,
de una u otra manera, eran comunes. Volviendo
al inicio, desde esta perspectiva, la Casa Winslow de Wright tampoco se saldría de estos parámetros. Solo a partir de la combinación de las tipologías y de sus múltiples variantes, en unión
con el elemento ornamental y al entorno
específico en el que se encuentran estas casas, es como se entiende la peculiaridad de la casa indiana gallega.
En vertical y
horizontal. Elementos decorativos
para la casa indiana gallega
La casa indiana gallega presenta peculiaridades concernientes al territorio en el que se asienta, su configuración tipológica y el repertorio ornamental que desarrolla
y que varía a lo largo de las décadas.
Lo
primero que se debería resaltar
es la dispersión territorial, que abarca
desde núcleos poblacionales costeros de cierta relevancia (Viveiro, Ares, A Guarda y Pontedeume) hasta pequeñas aldeas situadas en las entrañas de los montes gallegos (Ourol, Fornelos de Montes, Gaxate-A Lama, Brión-A Coruña, Ponte Caldelas, Pazos de Borbén y Mondoñedo), aspecto que identifica las diferentes procedencias de los emigrados.34 Ello produce una situación anómala porque se trata de una arquitectura descontextualizada respecto al resto de pequeñas y humildes viviendas tradicionales que rodean la casa indiana, pero que a su vez otorgan
al entorno una singularidad
única. En otras ocasiones se trata de ciudades de rango, como Ferrol o Vigo. Este hecho determinará que haya un mayor número de viviendas adosadas en núcleos urbanos
como Ribadeo o A Guarda, mientras que la vivienda independiente resulta frecuente en zonas rurales. En la ciudad, existen excepciones como Villa Pilar, Casa Canido, Casa
del Óptico, Casa de Benito Galcerán
o la desaparecida Casa de doña
Águeda (Betanzos). Y a la inversa, casas adosadas en aldeas, tales como Casa Rico, Villa Lorenza o Casa de Paco Bello. En un punto intermedio podrían encasillarse la de Juan Naveira en Betanzos,
la Torre de los Moreno y Casa de Clemente en Ribadeo.35
Ligado a lo anteriormente expuesto
se plantea la cuestión sobre el origen de estas construcciones. Y en este sentido,
se comprueba que lo habitual es que las casas independientes (especialmente chalets, villas) se construyan desde sus cimientos como obras nuevas,
y solo en ocasiones se encargue el proyecto a arquitectos titulados. En la mayor parte de las ocasiones serán maestros de obras cualificados quienes dirijan las obras, siguiendo modelos que ocasionalmente podían aportar los propios promotores.36Por
otro lado, y quizá en un número
mayor, la práctica más común consistía en realizar pequeños
añadidos a la casa familiar, intentando
adaptar a esta estructura tradicional de formato rectangular y cubierta de
doble agua nuevos componentes como galerías, buhardillas, miradores o terrazas y balcones, en algunos casos
adornados con molduras decorativas.
Una
comparativa con el caso homólogo asturiano permitiría afirmar que el legado arquitectónico de los indianos gallegos, salvo determinadas excepciones, se caracteriza por una mayor sobriedad en el desarrollo de
tipologías,37aunque a lo largo del rastreo
realizado se haya podido comprobar que existen dos grupos bien diferenciados. Casas como las de Barracido, hermanos Blanco, Casa América,
Carelle, Barreiro, Manuel Piñeiro,
Casa Grande, La Primitiva, Carballido
o el Señorón, responden a un
planteamiento de fachada regular,
simétrica, que puede ser considerado como el más habitual. Por ello las villas
Rosa, Frayán, Adriano, Canido,
Isabel, Fondón, Julia o Casa de la Calzada, son ejemplos menos habituales y poseedores de una mayor singularidad,
que a su vez los convierte en un reclamo visual. Bien se trate de tipologías más o menos originales, son todas estas construcciones
que se desarrollan en una, dos
o tres plantas (excepcionalmente cuatro como en Casa Bonín
en Vigo). La Casa Verde de Ponte Caldelas,
así como la Casa de Gerardo
Fernández Troncoso en Goián-Tomiño, ejemplifican el modelo de vivienda de una planta con
bajocubierta, mientras que Villa
Borinquen o Villa Aurora añaden a
ese mismo esquema una torre.
La
misma situación se produce en las casas con dos niveles. Se trata del grupo más numeroso
que parte de una estructura
inicial de planta rectangular tradicional
gallega, cubierta con techumbre de vertientes o mansarda. Se reparten a lo largo del
territorio gallego, con ejemplos destacados en la península de Bezoucos como son las casas de Concha
Amado (Redes) o Villa Frayán (Cabanas); Casa de Nelle
(Narón) en la Costa Ártabra; en el interior de la provincia de Pontevedra las casas de la Campana o de Raquel
(Ponte Caldelas), Casa de Lino y Casa de Garrido (Anceu. Ponte Caldelas);
en la zona del Baixo Miño Casa de Juan Troncoso, Casa dos
Baqueiro, Villa Domínguez o Villa Estrella; y en la Mariña Lucense
las casas de Pita, Mesón, Señorón o Villa Lola. A este
grupo cabe añadir aquel que incorpora una torre, como sucede en
Casa del Arenal, en Villa El Fondón,
Villa Rosa, la actual Casa da Cultura de Narón, Casa de las Torres, Torre-Maseda
y algunas otras ya descritas con anterioridad; y también una derivación del primero que sustituye
el uso de cubierta de aguas por la azotea, caso de
Villa Adriano.
Menos habituales son las casas de tres niveles. Por ello, las villas Adela (Vilaronte,
Foz) y Pilar (Pontevedra), Casa de Clemente en Ribadeo, así
como la del Óptico en la misma ciudad, se convierten en ejemplos
únicos, lo mismo que sucede en el lugar
de Barracido (Ares), donde la
gran casa conocida como La
Minerva utiliza la azotea como
sistema de cubierta. Fuera de los parámetros habituales habría que destacar Casa de Soutelo, en Forcarei, que destaca no solo por sus dimensiones
sino por la serie de elementos ornamentales que
rodean sus cuatro fachadas.
Una
vez que se han definido las bases sobre las que se
asienta la arquitectura de indianos en Galicia, interesa definir ciertas notas recurrentes
que hacen destacar a estos edificios.
Se trata de una serie de recursos decorativos, que desarrollan un vocabulario procedente de varios estilos, lo que procura nuevamente una diversidad de modelos y singularidad en los exteriores. Este hecho es una constante en todo el territorio
gallego, y quizá lo primero
que haya que subrayar es que
no existe una pauta que identifique
la construcción gallega con el lugar americano en el que su promotor hizo fortuna. Cierto
que nombres como Villa Borinquen
o Villa Argentina aluden a referencias
topográficas, pero no necesariamente fueron copias de arquitecturas tradicionales
americanas. Lejos de ello, y
salvo contadas excepciones,
los repertorios decorativos
responden más bien a modelos europeos, inicialmente exportados a América y luego devueltos a Europa. De esta manera, lo que sí se puede definir es que dependiendo del vocabulario estilístico que se desarrolla en las fachadas, se pueden matizar cronologías y gustos personales (bien sea de autor o de
promotor). Los estilos más empleados pasan por las fórmulas historicistas, aunque más llamativos
pueden resultar aquellos casos que se valen del lenguaje modernista y Art Decó, si bien la tendencia habitual es la
del eclecticismo.
Por
otro lado, también cabe matizar
que existe una minoría de casas
en las que la presencia de elementos decorativos es prácticamente inexistente o se reduce
a pequeñas notas que incluso
más que decorativas se deberían considerar estructurales.
Villa Argentina es una buena muestra
de ello, al igual que Villa
Primitiva, que apenas emplea recursos de esta índole, más
allá de la peineta superior
que sirve de soporte para el
nombre. Un poco más de gracia decorativa
aporta Casa de Barracido, a
través del uso de barandillas en balcones y azoteas (Fig. 4); las galerías
y vanos de Casa Canido; o las
molduras de escayola con motivos florales que se intercalan en la fachada de Villa Rosa en Cabanas.
Fig. 4. Casa de Barracido, 1930.
Barracido. San Juan-Ares, A Coruña.
Constructor: “Picos”.
Promotor: Constantino Rodríguez Freire, emigrado en Cuba. (Fotografía de Miriam Elena Cortés López).
En
el lado opuesto está otra serie
de casas en las que la decoración
se potencia de tal manera que acaba por otorgar al conjunto el carácter
singular que caracteriza a la arquitectura
de indianos. Elementos estructurales que se convierten en marco ornamental, tales como escaleras, vanos y en relación
con estos, balcones, azoteas,
así como la introducción de las galerías y las
bay-window. También las puertas se convierten en superficies
de extraordinario interés para
ser decorados. Los cierres definen el perímetro límite de la propiedad y limitan los curiosos jardines donde destacan las palmeras y los camelios, integrándose estanques, bancos, cenadores, pajareras, incluso albercas y otras dependencias novedosas como las cocheras o capillas. En algunas
ocasiones, las torres se convierten en un espacio reservado para decorar, al igual que sucede con las chimeneas, y se introducen
nuevos elementos como puentes, cúpulas
o bóvedas con función de miradores, y también buhardillas
en la parte superior, de la
misma manera que se incluyen sótanos en la base de la casa, que visualmente
se convierten en peanas.
En
lo concerniente a los elementos
decorativos más destacados, lo primero que se debe hacer
notar es la introducción de
materiales que facilitarán nuevas fórmulas de trabajo.38 En este sentido se podrían citar las molduras producidas en serie con motivos decorativos florales, las barandillas de hormigón y de forja para los balcones, o el uso del hierro,
el hormigón y madera para la
ejecución de las galerías. Es
frecuente el uso de cresterías, peinetas, policromías que han variado con los años, empleo de revoques cerámicos, y el uso de acróteros y esculturas que se suelen emplear en el circuito de las barandillas. Y quizá uno de los elementos más característicos de estas casas sea la rotulación que
incluye el nombre o la fecha de construcción de la vivienda.
Fig. 5. Villa Isabel, 1899. O Vilar.
San Pedro de Nós-Oleiros, A Coruña.
Arquitecto: Luis Bellido González.
(Fotografía de Miriam Elena Cortés López).
Comenzando
por el primero de estos elementos,
la escalera es un elemento funcional pero que
al ubicarse en el exterior del
edificio, condiciona, define
y decora la fachada del mismo.
Existen varias formas de situarlas y de desarrollarlas.39 Desde
la Edad Moderna ocupa una posición preferente, siendo el elemento de unión entre el nivel inferior y el piso noble de
las casas, aunque en la arquitectura popular es frecuente
su ubicación en fachadas laterales (por ejemplo
las casas de patín), siguiendo
fórmulas menos ostentosas. La casa indiana copia estos modelos,
siendo frecuente que en las villas más llamativas se utilice la escalera frontal. Villa Honorata,
Villa Isabel, Villa Aurora o Casa de Gerardo Fernández Troncoso
desarrollan un planteamiento
de estilo palaciego, con discursos complejos y balaustres realizados en piedra u hormigón,
y que integran elementos decorativos como esculturas, acróteros,
fuentes e incluso revoques de azulejos (Fig. 5). Un caso
similar lo aporta Casa do Almacén
(San Miguel de Tabagón, El Rosal),
en este caso
empleando una forja decorada como balaustrada
y sustituyendo el estanque central por un gran vano que
facilita el acceso a la planta
baja del edificio (Fig. 6).
Otras villas como Julia, Arenal,
Rosa, Libunca o Margarita Place, unen la escalera al
porche de acceso, recurso mediante el cual se enfatiza
la entrada principal. También puede
suceder que la escalera se desplace a uno de los laterales de
la fachada principal, como en Villa Lola o en Casa de
Raquel (Ponte Caldelas). Existen
otras maneras de disponerlas. Por ejemplo, el acceso principal de Villa del Adriano se realiza por la cota elevada de la colina, lo que provoca que la escalera se sitúe en la parte
baja que une con el jardín. Lo mismo sucede en Casa de Rodríguez (Ponte Caldelas). La casa de Fene ejemplifica un uso de la escalera menos habitual como es la comunicación en la azotea con la parte superior
de la cúpula calada coronada por la gran escultura del
Adriano (Fig. 7). Este mismo recurso,
vinculado a la función de
los miradores (elemento característico de esta arquitectura), se localiza también en Casa de Barracido.
Los
miradores, con su diversidad de fórmulas
(abiertos, cerrados, circulares, rectangulares, abuhardillados),
forman parte del grupo de vanos
con los que se perforan las fachadas
y cuya función fundamentalmente consiste en iluminar, ventilar,
visionar y permitir el acceso. Las casas indianas aportan diversidad formal, con remates mixtilíneos, uso de parapetos, quitapolvos con molduras policromadas, de las que son buen
ejemplo las casas de Redes. En
Villa Amalia sorprenden los ventanucos
superiores ovales que se corresponde con la bajocubierta, lo mismo que las molduras que enmarcan las ventanas y que se sostienen mediante pilastrillas, que se sustituyen en el eje central por las columnillas. En Casa de Concha Amado, los parapetos
realizados en hormigón,
introducen en la práctica común de la seriación, y su original motivo decorativo parece extraído de
un bestiario medieval, incluso
recordando a ciertos modelos desarrollados en los parapetos de la escalera del castillo de Blois en Francia (Fig. 8). El uso de placas decorativas en el perímetro de la ventana fue también
una práctica habitual y repetida
en ciertas casas de la Mariña Lucense. Cabe destacar el empleo de un motivo ornamental como es el mascarón femenino que corona las molduras superiores de las ventanas de Casa de don Inocencio
(Ribadeo) pues es el mismo que se identifica en las casas de la Rúa San Roque nº
16 de Ribadeo o en Casa Grande
(San Cosme-Barreiros). Probablemente
detrás de estas obras esté los mismos constructores y talleres.40
Arriba Fig. 6. Casa do Almacén,
¿1905?. San Miguel de Tabagón.
O Rosal, Pontevedra. Constructor: “Brage”. Elementos decorativos: Domingo Pires
y Domingo Viana. Promotor: José María Blanco Gándara,
emigrado en Brasil. (Fotografía de Miriam Elena
Cortés López).
En medio Fig. 7. Casa del Adriano, 1921. Barallobre. Santiago de Barallobre-Fene,
A Coruña. Arquitecto desconocido. Promotor: Antonio Fernández Fernández, emigrado en Cuba. (Fotografía de Miriam Elena
Cortés López).
Abajo Fig. 8. Casa de Concha Amado, 1915. Redes. Camouco-Ares, A Coruña. Constructor:
“Brage”. Elementos decorativos:
Domingo Pires y Domingo Viana. Promotor: José López Martínez, emigrado en Cuba. (Fotografía de Miriam Elena Cortés López).
La
decoración de paramentos murales define en buena medida los parámetros estilísticos que se adoptan en cada
casa. En Redes se puede ver la influencia del Modernismo en la fachada de Casa de Paco Bello. En
Ponte Caldelas sucede lo mismo en la Casa de Manuel Martínez.
En ambas sobresale el empleo de molduras (en hormigón
o escayola) decoradas con lazos, rosetas, palmetas, pequeñas piezas geométricas que desbordan y remarcan determinados puntos como los dinteles, cresterías y balcones, con movimientos ondulantes que dinamizan y adornan sobresalientemente la
imagen exterior del edificio. Lo más
habitual es que se empleen vocabularios
eclécticos, como sucede en Villa Adela cuya decoración remite a modelos afrancesados, mediante el uso de guirnaldas que se intercalan con las fórmulas modernistas desarrolladas en los balcones laterales; o en la Torre de los Moreno,
conjunto de grandes dimensiones
que en sus tres fachadas integra elementos decorativos como columnillas, cenefas vegetales, mensulillas, guardapolvos con decoración frutal y acróteros, ejecutados en su
mayor parte en hormigón y hierro.
En
ocasiones, en las ventanas se combinan materiales como la madera y el vidrio, con tracerías y marqueterías que apuntan a determinados estilos como el Art Decó. Lo mismo sucede con las puertas principales o los cortavientos. Como
ejemplo de este último se podría destacar el de Casa do Relámpago en A Guarda, en
cuya parte superior se reproducen unas pequeñas ventanas con balcón. Por lo general, las puertas
se realizan en madera, en ocasiones
con pequeños añadidos de vidrio y forja, y lo habitual es que
sus hojas se ornamenten con motivos
florales o vegetales y molduras cajeadas que sirven de marco para la decoración. En las casas de Barreiro,
La Campana, Manuel Piñeiro y La Cendona,
todas ellas en el ayuntamiento de Ponte Caldelas —igual que sucede en las casas América y de Jesús
Blanco en Brión— se puede apreciar
la laboriosidad con la que fue ejecutado
este elemento.
Fig. 9. Villa Borinquen, 1910. A Guarda,
Pontevedra. Arquitecto: Antolín
Silva. Promotor: Antonio Portela Silva, emigrado a Puerto Rico. (Fotografía
de Miriam Elena Cortés López).
Dentro
del ámbito de los vanos, cabría señalar dos elementos más. El primero de ellos podría ser considerado como una aportación americana. La bay-window
o ventana mirador,
con su peculiar forma semicircular o poligonal, es un elemento
cuyo uso es excepcional, como en Villa Borinquen, ya que lo general
en el caso gallego es que se reinterprete a la
manera local, al ser asumido
como si se tratara de una galería (Fig. 9). La
solana o galería gallega es el típico elemento que el indiano suele añadir a la casa matriz cuando la obra no es de nueva planta. La galería es una estructura habitacional que tradicionalmente
se ejecuta en madera y vidrio, aunque en las casas indianas existen ciertas preferencias hacia su construcción
en forja, como sucede en
la casas de Daniel o de Manuel Piñeiro. El cristal que las rodea, igual que sucede con el de las ventanas, puede ser de colores, como en
Casa Rico (Ortigueira) o La Cendona,
dando una visión general más decorativista.
El
uso de las galerías —cuya función primera
consiste en proteger, acumulando el calor o resguardando
del frío, haciendo energéticamente eficiente la vivienda—41
es frecuente en casi todas las casas de indianos, desarrollando varios modelos, ubicaciones y tamaños. Por ejemplo, existen casos en los que la galería ocupa el lugar reservado a balcones laterales en la fachada. La Casa do Atallo (Viveiro); las casas de Puentes,
das Veigas y do Mesón (Ourol); o la de Juan Troncoso (Tomiño), quedarían incluidas en este
primer grupo. Otra posibilidad es la que presenta la
Casa Verde, dispuesta en el
espacio central reservado al
porche. Existe otra alternativa consistente en ubicar una gran galería en un lateral del edificio, caso de las villas Isabel, Amalia, Libunca,
Frayán, Casa do Esguello (Viveiro),
Casa de Pita y Villa Esteveri (Ourol)
o Casa de Daniel (Pazos de Borbén).
Casa Canido y la Torre de los Moreno integran varias galerías alrededor (Fig. 10). En cuanto
a las formas, se podría destacar
el caso de la Villa O Meu Repouso,42
donde estos elementos se diseñan con planta curvilínea y se ubican en los ángulos de la casa. Y finalmente
también es común disponer una pequeña
galería remarcando el eje central de la fachada e incluso elevarla a la parte superior de la cornisa, configurando una especie de
mirador, sustituyendo a la típica
ventana de buhardilla, como
sucede en varias casas de Mariña: Villa Argentina, Casa
de Neira, Villa Modesta o Casa
de Carballo son algunos ejemplos.
Existen varias fórmulas para resaltar el eje principal de la fachada. Escaleras, porches, galerías, balcones… Pero con ellas conviven otros elementos como columnas, peinetas, torres o miradores. Todo ellos comparten
como característica común la verticalidad. Villa Rosa, el Adriano, Casa de Rodríguez,
La Cendona, la Torre de los Moreno, así como Casa de los Hermida (Ourol) o Casa de Gerardo
Fernández Troncoso emplean las
columnas (o pilares), en tanto que las peinetas son frecuentes en varias casas del
foco lucense, igual que sucede con los miradores, en sus diferentes modalidades. En aquellos casos
más exclusivos las torres se rematan en cúpula, como
en Villa Julia o la Torre de los Moreno, a las que cabe añadir las casas de Fene y Ferrol. Junto a ello se localiza otro tipo de mirador situado en el centro
de la cubierta de la casa: Casa Elena, Casa de Don Inocencio o Casa del Óptico en Ribadeo.
Fig. 10. Torre de los Moreno, 1912. Ribadeo,
Lugo. Arquitecto: Julián García Núñez.
Promotores: José María y Juan Moreno Ulloa, emigrados en Argentina.
(Fotografía de Miriam Elena
Cortés López).
Siguiendo con la parte superior de la vivienda, cabría detenerse en el análisis de otros elementos. El primero de ellos es
la azotea, poco habitual en
la tradición constructiva gallega —no siendo así en la tradición arquitectónica de otras
destacadas ciudades portuarias españolas, como Cádiz— y en la que se ha querido ver uno
de los préstamos de la arquitectura
americana y de la que han hecho uso villas como la de Barracido, Adela o Villa
Mosquera.43 En relación
directa con este modelo de cubierta, se podría mencionar la introducción de las terrazas, como superficie a medio camino entre los balcones y las explanadas superiores. Casa de Concha
Amado, Casa das Veigas y Casa do Esguello
así como algunas del Baixo Miño introducen este elemento en
algún punto de su desarrollo.
Otro elemento, con una función
inicial de protección pero también soporte
para la decoración, es la crestería
superior que montada sobre la
cornisa del edificio acota la azotea, y cuya traducción para las terrazas consiste en un parapeto, normalmente con forma de
balaustrada que define el perímetro
de la superficie. En lo que
concierne a la parte superior
es destacable el número de casas
que recurren a esta solución, procedente en última instancia
de modelos renacentistas italianos, que en ocasiones y siguiendo la tradición se compone de una serie de balaustres, rematados en su
parte superior con una línea
de acróteros, como sucede en Casa de Jesús Blanco, Casa
de las Torres, Villa Modesta o Villa Adela. Como alternativa, a través de la aplicación de lenguajes artísticos diferentes, podría mencionarse Villa Lorenza,
Casa de Carballido y Casa das Veigas.
En relación
con los cierres, salvo concretas
excepciones —que por norma general
responden a criterios de ubicación en núcleos urbanos donde podría
resultar complicado adquirir un terreno ex novo— lo
habitual es que todas estas
casas estén aisladas del entorno que las rodea. Paradójicamente están pensadas para ser expuestas públicamente, como así se puede apreciar
en Casa de Benito Galcerán, en Villa Domínguez o su vecina
Casa de Manuel Alonso Sobrino, lo mismo
que en Casa Canido o Casa de
las Torres. Sobre el tratamiento
de los cierres de las fincas,
también se podrían destacar varias cuestiones. La primera de ellas es la utilización de materiales como el hormigón, la piedra o la forja, siendo más
común el uso combinado de estos materiales. Sobresalientes resultan las cercas de las casas de
Lestedo, Villa Lola o El Cenador (Mondoñedo), con
decoración en unos casos en clave de lenguajes historicistas, en tanto que en otros remiten
a notas relacionadas con el
vocabulario Art Decó. Los repertorios de vegetales entrelazados se combinan con piezas geométricas en los pilares de hormigón que rodean Villa Frayán, en tanto que las grandes puertas de forja que se integran en el perímetro de estos muros,44 repiten esquemas vegetales y en ocasiones incluyen una gran placa donde se recoge el nombre o la fecha de finalización de las casas.
Las puertas de Villa Lola, Villa Amalia, Villa Rosa, Villa
Honorata o Villa Julia son buenos
ejemplos de ello. El año de construcción suele aparecer en diferentes puntos de la fachada, bien en las peinetas o en un lateral de la pared.
En relación al enlucido de las superficies, aunque lo más habitual fue el uso de varias policromías que actúan con diferentes registros (uso de colores vibrantes en los lienzos planos y tonalidades más claras en los marcos que rodean vanos así como en barandillas, cresterías y peinetas), como se percibe en mayor medida en las provincias de Lugo y Coruña, es conveniente resaltar que en la provincia de Pontevedra muchas casas se revistieron con material cerámico policromado. El uso del azulejo como sistema de cobertura está fuertemente enraizado en la tradición lusa y de hecho también ha sido empleado en las casas de brasileiros portuguesas,45 como Quinta Villa Beatriz en Santo Emiliao o Villa María en Paços de Ferreira. Se comprueba que en Galicia su uso es más frecuente en los municipios próximos al país vecino. Es posible que el empleo de este elemento se pueda relacionar con Brasil, que por otro lado fue uno de los lugares de destino preferidos por la población pontevedresa y durante mucho tiempo fue colonia portuguesa. La Casa de Juan Troncoso, la de Higinio Troncoso, Villa Borinquen, Villa Domínguez o la de Domingo Domínguez Sabariz emplean azulejos monocromos, en tanto que Villa Trinidad, Villa Estrella o la arruinada Casa de Valeriano Portela Rodríguez incluyen piezas con diseños vegetales y flores.
Como
complemento decorativo para
la casa indiana se diseñan jardines de diferentes tamaños, donde se identifica variedad
de especies vegetales, muchas de ellas importadas de América, conviviendo
con otros elementos artificiales creados para la comodidad de quien habita la casa.46 Junto a los bancos,
estanques, espacios para el
ocio y la distracción es frecuente la creación de un espacio reservado para el coche. Y en casos
concretos como el de Casa de
Gaxate, quizá en un intento por identificar la nueva casa de indianos con los pazos gallegos, también se construyeron pequeñas capillas.
Conclusiones
Como se viene afirmando desde hace décadas, la arquitectura de indianos no se debe asumir como una categoría estilística independiente que defina a un grupo concreto de casas y que respecto a otras de diferente promoción (fundamentalmente burguesa) marque diferencias notables. En el mejor de los casos, la arquitectura de indianos en Galicia se nutre de las diferentes corrientes artísticas de su tiempo, ejecutadas por los arquitectos más sobresalientes. De este modo, son numerosos los casos en los que se produce un restyling mediante el que solo se añaden determinados elementos estructurales que mejoran la calidad de vida y ciertos elementos decorativos que en ocasiones distorsionan negativamente el aspecto inicial de la vivienda. Cuando se trata de edificios de nueva planta, la arquitectura de indianos en Galicia actúa bajo códigos similares a las correspondientes a otras comunidades vecinas, e incluso como colindante a Portugal, con el cual también comparte ciertos elementos comunes.
A través de los ciento cincuenta y dos casos que se han localizado —no todos están incluidos en este trabajo— se puede concluir que a pesar de la dispersión local (de norte a sur) hay esquemas similares en unas localidades y en otras, si bien es cierto que existen determinadas preferencias dependiendo de la zona. También se puede decir que el grueso de estas casas se encuentra preferentemente en las zonas costeras o próximas a ellas. No obstante, en Galicia todavía existen vacíos documentales sobre la cuestión, de tal manera que muchas casas de origen indiano todavía están fuera de control, lo que supone un riesgo para un patrimonio que, por otro lado, carece de cualquier tipo de protección, lo que en la mayor parte de los casos lleva a su irremediable desaparición, siendo objeto de abandonos, saqueos, posterior ruina y derribo. Un buen ejemplo de ello sería la Casa de doña Águeda, en el mismo centro de Betanzos, así como la Casa Pernas de Viveiro.
De lo que no cabe duda es que se trata de casas singulares, que en la actualidad siguen siendo objeto de atención, como en su día lo habían sido para sus coetáneos. La cuestión radica en precisar si se puede hablar de gustos o preferencias estéticas del promotor, o si se trata de modelos bien conocidos por los arquitectos a través de las publicaciones periódicas o de los libros de recopilación de casas. Parece evidente que en este punto bien se podrían diferenciar edificios como los de los Moreno, Villa Fondón, Canido, Villa Isabel o Naveira, con un claro proyecto arquitectónico, respecto a otras como las del núcleo de Ourol o la aldea de Anceu (Ponte Caldelas), donde la mano del arquitecto parece inexistente. En el punto medio se encuentran grandes casas como la del Señorón, la del Almacén o Bella Vista, esta última un extraño conjunto que incluye de una manera un tanto discordante varios balcones, numerosas ventanas y una gran torre horadada donde se integra un reloj. En una situación similar, aunque con mayor armonía, se localiza Villa del Adriano, que quizá pueda ser considerada en firme como uno de los casos donde es el promotor quien da las pautas.
En base a lo dicho anteriormente también se debe anular la vieja creencia por la cual se pensaba que lo habitual era que el promotor de la obra tomara como referencia o copiara modelos concretos del país al que emigró. Puede ser que en algún caso esto sucediera, y que incluso tomara prestados ciertos elementos propios de la casa americana. Pero esto son excepciones.
Por otro lado, cabe matizar la importancia que para el estudio de la arquitectura de indianos puede tener el documento gráfico, ya que muchas de estas casas, especialmente aquellas que están en núcleos urbanos, han experimentado drásticos cambios que distorsionan la imagen real que en su día tuvieron. Ferrol, Villagarcía, Viveiro, Vigo o A Guarda son la mejor muestra de ello.
1.
Bruce Brooks Pfeiffer,
F. L. Wright. 1867-1959. Construir para la democracia (Köln: Taschen, 2004), 16-17.
2.
Carlos Sixirei Paredes, “Habaneros,” en
Casas de Indianos, ed. Fernando
Bores Gamundi (Santiago de Compostela: Xunta de Galicia, 2000),
16-17.
3.
Domingo González Lopo, “Los Frutos de la emigración, las fundaciones filantrópicas de los indianos gallegos,” en Galicia e América: cinco siglos
de historia (Santiago de Compostela: Consellería de Relacións Institucionais e Portavoz do Goberno, Consello da Cultura Galega, 1992),
213-16; Vicente Peña Saavedra, “Das fundacións docentes dos indianos ás escolas de americanos, catro séculos de intervención escolar dos emigrantes galegos,” en I Encontros Galicia-América,
eds. Roberto Irimia-Vázquez y Juan Francisco Froján Fontán (Santiago de
Compostela: CIHUGA, 1992), 53-79; Vicente Peña Saavedra, “Educar:
el compromiso de la añoranza fecunda: entre la filantropía docente de los “indianos” y la obra escolarizadora de las Sociedades de Instrucción (SS. XVI-XXI),” en Ciudadanos españoles en el mundo: situación actual y recorrido histórico (Vigo: Grupo
España Exterior, 2008),
55-102.
4. Óscar Castro García, “Arquitectura doméstica indiana en Galicia,” en
Indianos. Arquitectura da emigración na península de Bezoucos: Ares, Cabanas,
Fene e
Mugardos, eds. Bernardo Anatol
Seoane y Carlos
Ardá Suárez (Ferrol:
COAG, 2000), 14.
5. Santiago de la Fuente García,
“Los Hermanos García
Naveira y sus fundaciones,” Anuario Brigantino, no. 22 (1999): 395-434; Fernando Salgado, “Los
hermanos García Naveira,” en
Historias de Galicia. La riqueza que emergió del mar (A
Coruña: La Voz de Galicia, 2017),
3:265-70; Aurora Alonso
de Rocha, “Los
hermanos García Naveira, indianos: nota-homenaje,” Anuario Brigantino, no.
39 (2016): 343-82;
Teresa Rocamonde, “Os
irmáns García Naveira, empresarios na
Arxentina e filántropos en Betanzos,” Eco: revista do Eixo Atlántico, no. 327 (2018):
44-49.
6.
Diego Rodríguez Paz,
“La Torre de los Moreno en Ribadeo: un ejemplo singular de la arquitectura indiana en Galicia,” Anuario Brigantino, no. 33 (2010): 337-92.
7.
Xosé Ramón Iglesias
Veiga, Arquitectura e indianos na cidade de Vigo e Bisbarra (Vigo: Instituto de Estudios Vigueses, 2013), 36-39.
8.
Bores Gamundi, Casas de Indianos, 583.
9.
Covadonga Álvarez Quintana,
“La casa indiana,” Obradoiro, no. 10 (1984): 46.
10. Covadonga Álvarez Quintana, Indianos y arquitectura en Asturias
(Gijón:
COAATA, 1991);
Iglesias Veiga, Arquitectura e indianos na cidade de Vigo e Bisbarra, 13;
Castro García, “Arquitectura doméstica,” 14.
11. Como en su día ya hizo notar Antonio Garrido,
es mucho menos habitual
el desarrollo de estructuras y repertorios racionalistas. Señala el autor que ello puede deberse a una
razón de corte cronológico. Antonio
Garrido Moreno, “A imaxe arquitectónica dos indianos galegos,” Estudios Migratorios, no.
11-12 (2001): 328.
12. Óscar Castro García, “Arquitectura doméstica indiana en Galicia.
Los autores de los proyectos arquitectónicos,” en Galicia-Cuba: Un patrimonio cultural de referencias y confluencias, eds. Concepción Fontenla San Juan y Manuel Silve (Sada: Ed. do Castro,
2000), 63-69. Algo similar
sucede en el caso asturiano. Véase Álvarez Quintana,
“La casa indiana,” 48-49; Garrido Moreno,
“A imaxe arquitectónica,” 328.
13. Estudios sobre la obra de estos autores en: José Manuel
López Vázquez, “Juan
de Ciórraga y Fernández de la Bastida,” en Galicia. Arte, ed.
Francisco Rodríguez Iglesias (A Coruña: Hércules, 1993),
15: 143-44; José Ramón Soraluce Blond,
“La arquitectura ecléctica en Galicia,” Abrente, no. 35-37 (2005):
183-226; Bernardo Castelo Álvarez, “Rodolfo
Ucha Piñeiro,” en Arquitectura modernista, ecléctica e rexionalista, ed. Antón Pulido
Novoa (Vigo: Nova Galicia Ed., 2002), 95-149; Fernando Agrasar Quiroga y Alfredo
Vigo Trasancos, Rodolfo Ucha Piñeiro: construíndo Ferrol
(Ferrol: Concello de Ferrol,
2014); Ramón Gutiérrez, José Ramón Alonso Pereira, y Fernando Álvarez, coords., Julián García
Núñez: Caminos de ida y vuelta (Buenos Aires: Cedodal, 2005); Jaime Garrido Rodríguez, Jenaro de
la Fuente
Domínguez: el gran artífice del ensanche vigués y su abundante obra arquitectónica (Vigo: Instituto de Estudios Vigueses, 2016).
14.
Iglesias Veiga, Arquitectura e indianos na cidade de Vigo e Bisbarra, 14-15.
15. Plácido Lizancos Mora, “A aventura americana na conformación da vivenda e outras arquitecturas de Galicia.
Percorrido
histórico,”
en Fontenla y Silve, Galicia-Cuba: Un patrimonio cultural de referencias y confluencias, 37-46;
Plácido Lizancos Mora, “Influencia das migracións na vivenda galega contemporánea,” en Identidades Multiculturais, eds. Ana Bringas López y Belén Martín Lucas
(Vigo: Servicio de Publicacións Universidade de Vigo,
2000), 233-40; Jesús
Ángel Sánchez García,
“Entre la persistencia de lo autóctono y la seducción por lo foráneo. Espacios residenciales en Galicia
en los siglos
XIX y XX (pazos, quintas, villas y chalets),” en Espais Interiors. Casa i Art des del segle XVIII al XXI,
eds. Rosa Creixell, Terese M. Sala, y Esteve Castañer (Barcelona: Publicacions i Edicions, Universitat
de Barcelona, 2007), 233-44.
16.
La revista se publicó anualmente entre 1840 y 1888.
17.
Cesare Daly, L´Architecture Privée. Nouvelles Maisons de Paris et des Environs,
2 vols. (París: Ducheur et Cie, 1872).
18. Algunas de estas obras: Augustin Charles
de Aviler, Cours d’architecture qui comprend les ordres de Vignole, avec des commentaires, les figures
& les descriptions de ses plus beaux bâtimens, & de ceux de Michel-Ange: plusierus nouveaux
desseins & tout ce qui regarde l’art de bâtir: avec une ample explication par ordre alphabetique de tous les termes; premier
partie (París: Nicolas Langlois, 1691); Germain Boffrand, Livre d’architecture: contenant les principes generaux de cet art et les plans, elevations et profils de quelques-uns des batimens faits en France & dans les pays etrangers (París: Guillaume
Cavelier, 1745); Jacques François Blondel, Architecture Françoise ou Recueil des plans,
elevations, coupes et profils des Eglises, Maisons Royales, Palais,
Hôtels & Edifices
les plus considérables de Paris, ainsi que des Châteaux
& Maisons de plaisance situés aux environs
decette Ville, ou en d´autres endroits de la France,
bâtis par les plus
célébres Architectes, & mesurés exactement sur les lieux…Avec la desciption de ces Edifices,
& des Dissertations utiles & intéressantes sur chaque espèce de Bâtiment, 4 vols. (París: Charles-Antoine Jombert, 1752-1754).
19.
Eugene Viollet-le-Duc, Habitations Modernes (París: A. Morel et Cie., 1877),
plancha 1.
20.
Este formato también ha sido uno de los preferidos en la construcción asturiana y así se aprecia en La Villa Encanto
en Villaviciosa o algunas otras casas localizadas en el municipio de Cangas de Onís.
21.
Aunque cabe señalar que este edificio fue creado para cumplir la función de asilo.
22. Sobre este edificio: José Segarra Prado,
“A propósito de “Villa Pilar”
una aproximación al “cotage” suizo,” El Museo de Pontevedra, no. 41 (1987):
309-53. En
Asturias, Villa Concepción en
Somió, Villa Rosario
en Ribadesella o Villa
las Baragañas en Villaviciosa. Para
profundizar
en el caso asturiano: María
Cruz Morales Saro, Arte, cultura y sociedad en la emigración española a América
(Oviedo: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Oviedo, 1992).
23.
Viollet-le-Duc, Habitations Modernes, plancha 80.
24.
Viollet-le-Duc, plancha 8.
25.
Viollet-le-Duc, plancha 75.
26.
Andrew Jackson
Downing, The Architecture of Country Houses,
including designs for cottages, farm-houses, and villas (New
York: D. Appleton &
Co., 1851).
27.
Modelo de casa número 3, Downing,
83.
28.
El modelo de casa número 5, descrita como casa con porche de estilo inglés ilustraría
este tipo. Downing, 100.
29.
Modelo de casa número 22, Downing, 280.
30.
Elemento torreado que cobrará especial relevancia con el revival neolombardo
producido por las ediciones
de Fernand de Dartein, Étude sur l’architecture
lombarde et sur les origines
de l’architecture romano-byzantine
(París, Dunod,1865); Fernand de Dartein,
Architecture lombarde (París,
Dujardin et Cie, 1892); así
como de Edoardo A. Mella, Elementi di architettura lombarda redatti da Edoardo Mella (Torino, Fratelli Bocca,1885), que encontrarán su correspondencia más directa en algunas
villas sintrenses de época.
Véase al caso la Villa Sassetti proyectada por Luigi
Manini. Iván Moure Pazos, “Un trozo
de Italia en el corazón de Sintra: la obra de Luigi Manini
para Victor Carlos Sassetti en
el Monte da Lua,” Laboratorio de Arte:
Revista del Departamento de
Historia del Arte, no. 29 (2017): 636-52.
31.
Carlos Rodríguez
Dacal, “O mundo verde de Villa Honorata, casa indiana modélica lamesa,” A Pedreira: revista cultural e turística do Concello da Lama, no. 10 (2012): 13-33.
32.
Modelos de casa número 23 y 25. Downing,
The Architecture of Country, 285, 317.
33.
Algunos autores ven una posible influencia o préstamo de la arquitectura regional cántabra en la arquitectura de promoción indiana gallega. Iglesias
Veiga, Arquitectura e indianos na cidade de Vigo e Bisbarra, 17-18.
34.
En Galicia todavía restan por localizar, inventariar y localizar casas en otros puntos geográficos donde el fenómeno migratorio ha tenido notable
repercusión. Garrido Moreno,
“A imaxe arquitectónica dos indianos galegos,” 330.
35. Cabe indicar en este punto, que el entorno inmediato de estas casas, especialmente en los núcleos urbanos, en ocasiones ha experimentado alteraciones,
que han dañado y deteriorado la imagen
inicial de estas casas,
y desarticulado su armonía. En consecuencia, actualmente se ofrece una visión absolutamente descontextualizada respecto al momento en que fueron construidas, teniendo que recurrir en el mejor de los casos a fuentes fotográficas. Como ejemplo de esta situación está la Casa Rosa de Pontedeume, numerosos ejemplos en Villagarcía, donde además una gran parte de su patrimonio de indianos está en alto riesgo de desaparición, la demolida casa Pernas en Viveiro o Casa Canido.
36.
Garrido Moreno, “A imaxe arquitectónica dos indianos galegos,” 328; Algo similar sucede en Asturias:
Álvarez Quintana, “La casa indiana,” 48.
37.
A pesar de que se han realizado catálogos de arquitectura doméstica indiana, cierto es que todavía falta por rastrear de una manera más localizada y detallada otros puntos gallegos en los que también tuvo fuerte repercusión el fenómeno de la emigración. Bores Gamundi, Casas de Indianos; Fernando Bores
Gamundi, Casas de Indianos. Pontevedra (Santiago de Compostela: Xunta de Galicia, 2009).
En la provincia de Pontevedra destacan trabajos como los de Teresa Táboas, Emigración e Arquitectura “Os Brasileiros” (Pontevedra: Deputación de Pontevedra, 1998);
Mercedes Martínez Plasencia y Teresa
Sánchez Cora, Ponte Caldelas. Memoria
escrita dun pobo (1500-1936), vol. 4. (Ponte
Caldelas: Deputación de Pontevedra, 2004). Para el presente trabajo, se han tomado como fuentes principales todos estos trabajos. Urge realizar un catálogo de la provincia de Ourense,
y profundizar en el estudio de las zonas de la Península del Barbanza, y de la Costa da Morte.
38.
Garrido Moreno, “A imaxe arquitectónica dos indianos galegos,” 330.
39. Una aproximación al estudio de la escalera en el marco de la arquitectura de indianos, Miriam
Elena Cortés López,
“Escalera en la arquitectura indiana gallega. Pervivencia y tradición en
las obras de los hermanos García
Naveira,” Norba. Revista de Arte, no. 31 (2018):
9-29.
40.
Garrido Moreno, “A imaxe arquitectónica dos indianos galegos,” 331.
41.
Para un mayor
análisis del uso y técnica de las galerías en Galicia vid. Antonio Garrido Moreno, “La Galería gallega: una tipología tradicional en permanente evolución,” Anuario Brigantino, no. 21 (1998): 379-404.
42.
Villa que recuerda en parte de su estructura y remate de la techumbre en cenefa al Chalet Biester de Sintra proyectado por José Luis
Monteiro. Iván Moure Pazos, “Las
villas de Luigi
Manini en Sintra (1890-1912),” Ángulo Recto: Revista de estudios sobre la ciudad
como espacio plural 6,
no. 2, (2014):
103-6.
43. En relación a esta cuestión, cabría exponer la hipótesis de que América se hubiera convertido en un catalizador entre
un modelo arquitectónico gaditano —la torre mirador,
en sus diversas tipologías: de garita, de sillón, terraza o mixta—, exportado a las Indias, luego asumido en el desarrollo tipológico de la arquitectura de los países sudamericanos a los que en el siglo XIX migraron los gallegos. De esta manera el modelo de la ciudad
andaluza podría haber llegado al territorio gallego a través de ese puente transoceánico. El desarrollo de la torre mirador gaditana se recoge en: Manuel Bustos
Rodríguez, Cádiz en el sistema atlántico: la ciudad, sus comerciantes y la actividad (Cádiz: Sílex, 2005),
101-3; Juan Alonso
de la Sierra, “Las Torres Miradores de Cádiz,” en La conservación del Patrimonio Cultural en Cádiz y su provincia, ed. María
Dolores Ruiz de Lacanal (Cádiz: Universidad de Cádiz, 2004),
59-79; María Dolores
Ruiz de Lacanal Ruiz-Mateos, El patrimonio natural y cultural de Rota (Cádiz)
y su conservación (Cádiz: Universidad de Cádiz, 2007),
36.
44.
Algún ejemplo de este tipo de puertas en Cesare Daly, Revue Generale de L´Architecture et des Travaux Publics, no. 16 (1858),
plancha 54.
45. Al respecto: Maria Paula
Brito Torres Peixoto de Aguiar, “Casas
de “brasileiros” no norte de Portugal: do Porto à ruralidade” (tesis doctoral, Universidade de Santiago
de Compostela, 2008).
46.
La cuestión del elemento verde que rodea las casas de campo y villas también fue estudiada en la obra de Andrew
Jackson Downing, A Treatise
on the theory and practise of landscape
gardening adapted to North America;
with the improvement of country residences (New York &London: Wiley
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Anexo
Fecha de recepción: 05/10/2018 Fecha de revisión: 16/10/2018 Fecha de aceptación: 27/03/2019