Acciones femeninas:
análisis poético y político
de la representación femenina
en el espacio
Feminine Actions: Poetic and
Political Analysis of the Female Representation in a Given
Space
Sara
Elena Rodríguez Tovar
Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La
Esmeralda”, Ciudad de México (México)
https://orcid.org/0000-0002-4406-5063
Resumen
En esta investigación se
reflexiona en torno a los performances hechos por artistas como Pola Weiss,
Rocío Boliver e Itziar Okariz.
Interpretando específicamente las acciones y producciones artísticas donde las
artistas transgreden la poética y la estética mediante la textualidad del
cuerpo. Hago un análisis desde una perspectiva estética y política del uso del
cuerpo femenino: sus poses, sus acciones y emplazamientos.
El objetivo del texto es
dilucidar el papel de las expresiones artísticas de mujeres en la actual
sociedad y en cómo es posible interpretarlas desde sus representaciones que
conllevan a una poética; aunada a la búsqueda de las posibles interpretaciones
éticas, estéticas, culturales, políticas y sociales que surgen del pensamiento
y del cuerpo femenino aplicado a la performance, al video arte, video danza y
al circulacionismo.
Palabras clave: performances;
poética; estética; cuerpo; femenino; político.
Abstract
This investigation reflects on performance art
done by artists like Pola Weiss, Rocío Boliver e Itziar Okariz, specifically interpreting artistic actions and
productions in which artists transgress poetics and aesthetics through the
textuality of the body. I make an analysis from an aesthetic and political
perspective of the use of the female body, their poses, actions, and locations.
The objective of this text is to illustrate the role of artistic expressions of
women in current society and a possible interpretation that is drawn from their
representations the suggests poetics. This is a union in the search of possible
ethical, aesthetics, cultural, political and social representations that arise
from the female body and mind, employing it in performance art, video art,
video dance, and circulacionism.
Keywords: performance
art; poetic; aesthetic; body; female; political.
Cómo citar este
trabajo / How to cite this paper:
Rodríguez
Tovar, Sara Elena. “Acciones femeninas: análisis poético y político de la
representación femenina en el espacio.” En No solo musas. Mujeres creadoras
en el arte iberoamericano. Monográfico Atrio 1, editado por Eunice Miranda
Tapia, 103-13. Sevilla: Universidad Pablo de Olavide, Atrio, 2019.
© 2019 Sara
Elena Rodríguez Tovar. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo
los términos de la licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike
4.0. International License (CC BY-NC-SA 4.0).
En las siguientes líneas podremos dilucidar algunas de las apuestas
corpóreas en torno a la interpretación del contexto y su relación con el
espacio y nosotros, desde una perspectiva artística femenina, siendo muchas
veces delegada y escondida, como las aportaciones de Pola Weiss, o la micro
política implícita en el gesto, que desdibuja los límites entre el cotidiano y
el acto performático de Itziar Okariz, o la crítica a la regulación del cuerpo femenino
desde el resurgimiento de lo abyecto, algo que realiza Rocío Boliver.
Pola Weiss
Pola Weiss fue una pionera
de la video danza en México y el mundo; junto con sus performances, su
obra es un contraste entre lo que estaba sucediendo en su contexto y en su
interior. En un territorio tal como la Ciudad de México en los años 80’s, en el
cual no existían apoyos para el video arte, resultaba extraño, incluso
sorprendente, que una persona se interesase por la video danza y su capacidad
de expresión a nivel estético. Pola apostó a esta técnica, tan menospreciada y
comenzó una odisea que muchos calificarían de narcisista, por el hecho que
recurre a la autorepresentación en la mayoría de sus
videos. Sin embargo, como dice Itziar Okariz, es
importante encontrar nuevas palabras para hablar de la necesidad de una artista
por evocarse a sí misma a partir de las imágenes de su cuerpo.1
Desde el ‘conocimiento situado’, como retoma Rían Lozano,2 se puede
dilucidar una aportación importante del cuerpo de obra de esta prominente
artista del video, ya que, a partir de su cuerpo creaba movimientos libres que
permitían tomas osadas que generan sensaciones pertenecientes a la sensibilidad
de Pola. Un conocimiento proveniente de los sentidos y las percepciones propias
del constructo físico. Se reflejaban entonces convulsiones sociales que interpelaban
a un contexto cambiante y en movimiento constante. Es entonces pertinente
analizar sus videos y encontrar una fuerte necesidad de representación
femenina, no desde la visión pasiva, sino desde la acción; se asume a sí misma
como cineasta y danzante.
Weiss
rompió con “los criterios de verdad y sus estrategias de representación,”3
pues no pretendía acceder a la típica objetividad que se esperaba en el medio
cinematográfico, en vez de esto, exacerbó la subjetividad; no solo en el
sentido estético, sino en la apertura de una posibilidad de abordar el video y
analizarlo desde la presencia de una cultura femenina interpretada por ella
misma. Escenas de una ciudad destruida, escombros, edificios cayendo; en un
plano posterior, Pola baila, siente su propia subjetividad, la refleja a través
de su danza. Sus movimientos: abruptos, eróticos y rítmicos, relacionados
poéticamente con el fondo, rompen con las narrativas posibles. La unión de
estos elementos hace plausible retomar varios de sus performances como
aportaciones visuales para la representación femenina. En videos como Mi co-ra-zón se observa el derrumbe de la ciudad a causa
del terremoto de 1985, destrucción que la artista asoció con momentos de su
vida que le provocaron una inflexión, como su experiencia con el aborto, el
ingreso a hospitales o el mismo terremoto. Dentro de muchas posibilidades, como
las que nos ha heredado la TV, Pola eligió partir desde su cultura: el video,
los sonidos, las formas y los cuerpos femeninos.
Poco
sabemos de sus performances no registrados, sin embargo, hay uno que me parece
de suma importancia recuperar: La Venusina renace y Reforma, que fue
realizado en un espacio público: la explanada del Auditorio Nacional, que, como
menciona Tununa Mercado,4 fue emplazado fuera
debido a la cancelación de su presentación en el interior del recinto; Pola
montó su escenografía de espejos y bailó vestida con una túnica, cámara en
mano. En este performance es posible observar los elementos simbólicos que la
artista maduró: ella graba, a su vez es el medio de la obra. Obtuvo dos
perspectivas: la que se asemeja a su visión y la visión de los espectadores,
que veían a Weiss videograbar y danzar. El resultado fue hilarante, de tomas en
movimiento y sonidos estridentes.
Es
posible desprender de este tipo de performance distintas
interpretaciones que surgen a través del movimiento del cuerpo femenino y de su
cultura. María Elena Lucero menciona, en su lectura de Carol Meier: “el
feminismo nos permite pensar el cuerpo como narración y como constitutivo de un
texto.”5 Junto con Amanda Lamarca habla de señales que porta el
cuerpo femenino, es desde ahí donde es posible leer la textualidad6
de señales que sobrepasan los binarismos configurados por la masculinización de
la cultura, el arte, el conocimiento y la economía, factores que leen al cuerpo
femenino como objeto y no como creador; Sigmund Freud, al exponer el supuesto
recelo por la ausencia de falo, consiguió demostrar el relego de la mujer a una
desigualdad impuesta. Así también, analiza Rita Segato7
posteriormente, en su análisis al binarismo, al entronque patriarcal y la
cultura,8 temas que exalta Pola Weiss en sus vídeos: Sol o águila
o Exoego 8, donde aparecen Teotihuacán y óleos
del pintor Jesús Helguera. Confrontando la lectura mediante la yuxtaposición de
lo visual y lo sonoro de espacios precolombinos y representaciones de cuerpos
modernos; el caso de un indígena varón que rescata a una mujer indefensa. Estos
videos cuestionan el entronque patriarcal y a su vez retoman la textualidad de
los cuerpos, tanto del varón como de la mujer.
Uno
de los aspectos significativos de la textualidad femenina en estos performances
o video performances, dan pauta a que puedan interpretarse ampliamente
en su concepto de AirTV, resultante de su análisis
del potencial mediático de la televisión. Son importantes sus piezas: Videodanza, Merlin
y Ciudad Mujer Ciudad, pues son antecesores de muchos conceptos en los
que puede visualizarse una poética que sigue siendo vigente; en el video Ciudad
Mujer Ciudad abordó temáticas apenas valoradas, como el cuerpo y la
naturaleza o el agobio por la ciudad y su relación sintomática.
Acciones de Itziar Okariz
Itziar Okariz es una artista vasca nacida en
1965, la cual desarrolla un cuerpo de obra en torno a acciones, como ella misma
lo define, que utilizan el cuerpo como signo. Le interesa el proceso plástico
que surge del cuerpo en términos de apropiación y resignificación, además de
importarle la calidad política del gesto.
Ella
articula su proceso desde otros campos distintos al arte,9 puede ser
visto esto en una de sus primeras performances, donde interviene su
propio cabello, cortándolo como un mapamundi; el acto fue interpretado
posteriormente como una performance sobre la masculinización; en otra ocasión,
va rapándose a sí misma; en ambas acciones la artista interpreta una
apropiación de las herramientas de las artes plásticas como ejercicio político.10
Cabe interpretar cómo un cuerpo se torna masculino por el hecho de cortar el cabello,
así como las poses corporales que asumió la artista al hacerlo, propias de la
construida gestualidad masculina.
De
las interpretaciones posibles a su obra, Itziar habla respecto al lenguaje del
arte, en cómo este puede resultar problemático a la hora de ser aplicado desde
una perspectiva feminista, sin embargo, las significaciones a su obra pueden
ser no solamente feministas.11 Es posible abordar esta problemática
desde lo que plantea nuevamente Rian Lozano: acercarse
al estudio de prácticas culturales, retomar el feminismo y su enseñanza de la
especificidad es pertinente, haciendo factible una teorización por cada cuerpo.
La
artista replantea el concepto de la subjetividad desde el cuerpo, desde
múltiples experiencias que conforman el conocimiento. En piezas tales como: Uno,
uno, dos uno es posible un pensamiento en torno al lenguaje; en “cómo
este es producido desde el cuerpo.”12 Entra a debate no solo el
hecho de que todos poseemos diez dedos, que a su vez es el número base de
nuestro sistema decimal. Sino la presentación de conocimiento desde y en torno
al cuerpo. En videos como Red Light, difundido en el año de 1995, es
posible observar todo un conjunto de símbolos que remiten a una especificidad
de un grupo de mujeres jóvenes. Junto con el rock, el baile y la ropa, le da al
cuerpo, especialmente al feminizado, el poder romper con los cánones
establecidos en esa época.
Es
en este sentido que la herramienta fílmica cobra un papel interesante: el medio
que usa para registrar su acción, narra una visión sesgada, que refuerza la
sensación de ejemplificar una búsqueda de algún tipo de representación: se
observa su sujetador, su cigarro, su camisa de flores, elementos que completan
una atmósfera propia de la vida de Okariz, que pasa a
tener significado a pesar de la insignificancia aparente, refleja en estos
objetos la especificidad social e histórica al intervenirlos a través de sus propios
actos.
Existe
la idea de que la performance no podía escapar de las ruinas de la
posmodernidad, que todo siempre recaía en la representación.13 Sin
embargo, la carencia de materiales daba la sensación de que lo visto estaba
inconcluso, incompleto, una representación inconclusa que abría paso a la
poética. De ahí surge la intención de bailar dentro del plano fílmico y la
complejidad de poetizar cualquier rastro de información en él.
En
otras obras se vuelve más contundente el lenguaje corpóreo y poético, pues la
artista utiliza la voz y la palabra. El lenguaje sonoro de la poesía, como en
la serie de videos Meando en espacios públicos y privados, en el que se
observa a la artista orinando, de pie, con falda y tennis
sobre distintos lugares u objetos: un puente, un coche o una galería.
La
figura que representa Itziar es amenazante, se encuentra de pie, mirando a la
cámara de frente, posteriormente realiza una acción propia de los ritos
masculinos: orinar se vuelve una acción pública que puede ser desarrollada en
colectivo, que se manifiesta incluso en movimiento, incluso se platica mientras
tanto. Contrario a las mujeres, a las que se nos prioriza el pudor, alejándonos
de espacios públicos; además, la posición que adoptamos para orinar es una
limitante al cuerpo: es más evidente orinar sentada que de
pie, necesitamos detenernos, flexionar las rodillas, esta posición resulta más
vulnerable para nuestros cuerpos.
Al
abordar el arte relacional, la documentación, la performance y su última
modalidad: el video performance, se ha vuelto necesario tocar el tema de
la representación de los símbolos en el espacio, ya sea en un espacio físico o
virtual, como lo es la pantalla. Boris Groys habla
acerca del problema de la representación en el arte contemporáneo y en cómo
esta solo ha podido ser alcanzada a través de la poética del lenguaje; el autor
hace un análisis en torno a la literatura y las artes visuales en el que
alcanza a dilucidar que la poética en la interpretación de una obra puede abrir
nuevos canales de conocimiento e interés; hacienda posible abordar los
simbolismos, pero también su subjetividad y especificidad.14
De
tal forma, el hecho de que Itziar lleve el cabello rapado como una moderna
Juana de Arco, o que use medias a los tobillos en algunas acciones y en otras
no, es significativo por su carencia de artificio. Lo que resulta de la acción
surge desde lo emotivo, que llevó a retratar la acción. Si bien puede pensarse
que la artista hizo todo esto a propósito solamente para hacer la acción, no
existe ningún público convocado, ni una escenografía dispuesta, ni alguna
especie de ritualidad; está orinando, es algo cotidiano que no tendría por qué
ser diferente, de no ser porque se apropia de una postura anormal para su
género: está reconociendo la capacidad transgresora de la posición del cuerpo
por medio del registro de video.
El
acto descrito es una afrenta política a los espacios y arquitecturas
codificados por el machismo, una cosificación proveniente de la economía
política del cuerpo, en el que la economía política es la corriente de
pensamiento que tiende a cosificar las acciones dadas sobre los objetos como su
valor verdadero, se convierten en objetos ilustrativos de las sensaciones del
consumidor, influidas muchas veces por agentes externos poco cercanos a sus
necesidades y valores.
Esta
‘voluptuosidad’ aplicada a los objetos de la que habla George Bataille15
y que continúa Pierre Klossowski en su texto La
moneda viviente, retoma gran parte del concepto de Karl Marx respecto a la
“fetichización de la mercancía”, en él explica como
la propiedad sobre determinados objetos se transforma en posesión del cuerpo a
través de procesos históricos opresivos como la esclavitud, a ella se antepone
el privilegio a la posesión de determinados cuerpos. Esta cosificación del
cuerpo es ejercida hacia uno mismo también. La perspectiva psicoanalítica de
Sigmund Freud influye sobre el estudio de Klossowski,
respecto a la preferencia del placer sexual por sobre la necesidad
reproductiva, en el que se visualiza una especie de “economía del placer.”16
Las
teorías expuestas en este texto demuestran la interpretación del cuerpo en la
sociedad actual, donde el sujeto existe, como objeto para otro. Estas ideas
pueden ser vistas en las acciones de Okariz: ella se
hace cargo de su cuerpo como objeto, pero no para cosificarse como lo hacen los
proxenetas con las mujeres esclavizadas sexualmente, sino como una herramienta
política, sin defender corrientes en específico más que la corporal.
Okariz orina sobre un coche y su aseveración es todavía más explícita: el
coche es un símbolo de estatus y éxito, perteneciente a las clases y géneros
con potencial económico; una crítica a la feminidad precarizada. Esto se ve
reflejado en estas claras limitaciones económicas, sin embargo, existen otras
más cercanas a lo corpóreo, como estereotipación del género. E Itziar, al
orinarse sobre el coche, está orinando sobre estas ideas preconcebidas. Esto es
posible de interpretar desde la realidad misma de Itziar, desde la
cotidianidad, las acciones ligadas a lo rutinario encarnan un interés en el que
el espectador se sumerge a la interpretación de su propio cuerpo, es decir la
política del gesto. En tal caso, la artista vasca y su cuerpo fueron los medios
para encarnar la acción.
A
partir del análisis que hace Claire Bishop en torno
al arte relacional, la demostración por la acción se encuentra en la performance
art, propuesto por la vanguardia futurista como herramienta que reunió a
artistas de distintos campos en un solo espacio, al buscar fusionar todas las
artes en una sola.17 Esta búsqueda propició un cambio de roles entre
artista y espectadores, ya que el artista dejó de tener objetos intermediarios;
su cuerpo era el medio para poder llevar a cabo el cambio necesario en el
espectáculo configurado por la pintura y la escultura. A su vez, el papel del
constructivismo ruso y sus aportaciones fílmicas hicieron posible que la vida y
su documentación fuesen medios artísticos posibles de detonar experiencias
visuales complejas.
Uno
de los antecedentes más importantes de la performance con el cuerpo femenino ha
sido Carolee Schneemann,
quién desde la década de los 60’s comenzó a explorar la performance y la
pintura, al utilizar su cuerpo desnudo colgado de un arnés para pintar sobre un
gran lienzo, en abierta contraposición a los artistas masculinos que dominaban
la escena como Jackson Pollock. Otra performance reconocida es la de la artista
Annie Sprinkle, quién recostada sobre su espalda, con
las piernas abiertas, con un espejo cervical colocado en su vagina, expone su cervix, pasando a ser una de las primeras acciones en las
que el tema principal de la obra de arte es la sexualidad femenina vista desde
una mujer. En estas performances es posible identificar los inicios de
la representación femenina por mujeres. El uso que se le atribuye al género femenino
y cómo se codifica en significaciones, se ramifica en distintas
interpretaciones, muchas de ellas cercanas a la sexualidad, la opresión o a la
cultura femenina.
Rocío Boliver
En México figura Rocío Boliver, ‘La Congelada de
Uva’, quien es conocida por transgresora, crítica de una sociedad machista
alienada y su relación con el cuerpo femenino. En sus acciones es posible ver
como se sutura la vagina con cabello y toca un cencerro colgando entre sus
piernas.18 Actos como este presentan simbolismos entorno a la
opresión femenina (en forma de hilos), la acción de tener que sufrir para
hacerte escuchar, sustituir el origen del dolor y por fin liberarse, cortando
las suturas. Rocío es contundente y no teme a los límites corporales que lleva
la performance, es más, los exacerba, cuestionando con ellos temáticas
en torno al género y su interpretación, ligándolo a lo abyecto, a lo
despreciable, como símbolo de rebeldía de la mujer, generando una sensación de
incomodidad en el espectador que rompe con su monotonía, la de los demás y la
del espacio mismo.
La
búsqueda por generar incomodidad surge del pensamiento, contexto, estilo de
vida e historia de Rocío Boliver. En entrevistas
menciona que la manipulación con jeringas, catéteres, sangre, yodo, etc., surge
de su cercanía con los hospitales, ya que desde muy niña padeció de la salud,
suceso que la confinó a una camilla, alejándola de la escuela. Posteriormente
se dedicó al modelaje, conoció a gente de clase alta, dirigió un club de tenis
y se volvió rica. Es en ese momento que decide performancear,
exponiendo muchos datos sobre su sexualidad, un formato de vida, pero también
una osadía, ya que la desnudez sigue siendo un tabú.
Boliver no se considera feminista, habla incluso con misoginia respecto a las
mujeres víctimas del maltrato y la manipulación, tanto por parte de los hombres
como de la institución eclesiástica. Esto puede entenderse desde un feminismo
blanqueado, un feminismo que no se basa en las percepciones de género
planteadas por Judith Butler, sino por una búsqueda de igualdad económica y
social. Esta igualdad solo puede ser obtenida en plenitud cuando la persona que
la busca es una persona privilegiada, de esto habla Francesca Gargallo al
referirse a la manera en la que el feminismo académico impone una igualdad a
los demás feminismos del mundo basada en un binarismo.19 Aun así, la
condición de mujer blanca en una nación racista es la que ella utiliza para
apropiarse del espacio confinado a la masculinidad, haciendo con su cuerpo,
trastoca, saca de quicio, lleva a los límites. Abre la posibilidad para que
otras corporalidades trasgredan de forma similar. De la economía del poder
sobre el espacio se desprendieron problemas que le costaron a Boliver el trabajo, el juicio y señalamiento proveniente de
la temática sexual de sus obras. Esto resignifica nuevamente la imagen que toma
la artista y su trabajo, pues afianza temáticas feministas que brotaban sin que
Boliver lo quisiese, que ahí estaban y solamente se
tenían que interpretar.
El
cuerpo, tal como lo describe Judith Butler, es un conjunto de posibilidades continuamente
realizables. En cambio, el género, son esos actos, gestos, movimientos y normas
de todo tipo que realizamos cotidianamente que constituyen la ilusión de un yo
generalizado.20 Una representación que muchas veces es realizada
bajo coacción y que es perpetuada como estrategia de supervivencia. Al utilizar
conceptos de cuerpo y género en el análisis de las performances y acciones aquí
presentadas, es posible encontrar el hilo desde una poética identitaria que
demuestra que através de sus actos, de su representación,
en este caso artística, hay una clara intención de que sea mediante el arte,
que se proyecte un atisbo político del acto privado. Hay reconocimiento del
poder de la construcción de códigos asignados a la textualidad del cuerpo
femenino, lo que genera discursos críticos, posibles a través del
reconocimiento de los actos que realizamos todos los días que constituyen al
género femenino, a su vez que los extrapolamos a las técnicas y códigos propios
de la expresión artística.
Existe
una sedimentación de normas de las que la artista no escapa, que a su vez le
dan sentido a la pieza, ya que en sí mismas ostentan una identidad ajena al
arte, relacionada al cuerpo generizado. Aquel que
adopta repetidamente un conjunto de estrategias para llevar a cabo la corporización de lo que se considera femenino. La
interpretación del cuerpo femenino que se hace conforme a la performance,
se ejecuta y trata la vida de la artista sobre su propio cuerpo, día tras día.
Las
múltiples interpretaciones que se hacen del cuerpo femenino que realiza performance
poseen una complejidad para el análisis desde la teoría artística, ya que se
encarnan en formas, sonidos, acciones, ya sea de la artista, del público o del
mismo espacio, las cuales dejan ver la construcción histórica por la cual
discurre esa identidad específica de género. Es significativo escuchar esas
risas nerviosas mientras Boliver procede a colocarse
el segundo cencerro entre las piernas, como es significativo que Sprinkle use tacones y medias para exponer la interioridad
de su cuerpo.
El video como herramienta postproductora de la realidad
El video tomó mucha importancia en la performance por su capacidad de ser
editor de la realidad, ya que el plano de una pantalla podía excluir o incluir
cualquier detalle que el performer requiriese, en
este caso sesgar su misma representación, con el fin de nublar el sentido de entendimiento.
La realidad postproducida, de la que habla la alemana
Hito Steyerl,21 es clave para entender la migración de las imágenes
que se ejecutan al generar un circulacionismo de
ellas en campos y lugares específicos, se articula para generar capas de
interpretación que integra el conocimiento sobre una sociedad, se continúa
haciendo video arte para explicar relaciones históricas y sus representaciones.
Como
explica la artista e investigadora Mieke Bal, quien habla de las obras de la artista finlandesa Eija-Liisa Ahtila, en el video If 6 was 9, donde
se identifican temas femeninos: la sexualidad de cinco adolescentes de entre 13
y 15 años.22 Las jóvenes caracterizan diálogos basados en una
realidad donde juegan básquet, se comparten sus historias sexuales y hablan de
lugares idóneos para realizarlo. Un arte político que puede llegar a tocar
temas tales como la representatividad del género femenino en la cultura
fílmica, las subjetividades que conforman esta cultura y sus características
más importantes como la sexualidad, los hábitos, identidades compartidas o los
espacios donde se desenvuelven. Esto a través de la creación de narrativas que
no recurren a la lógica cinematográfica, que traspasan los límites entre la
realidad y la ficción. En ellas se visualizan las relaciones interpersonales
presentes y cómo estas son afectadas, negociadas, propuestas o dispuestas entre
mujeres.
Sayak Valencia menciona que una de las categorías que abrieron los
feminismos es lo femenino como categoría epistemológica,23 Ahtila ya no sale en sus videos, aun así, se vale de la
textualidad del cuerpo femenino para darle múltiples sentidos a sus narrativas
e instalaciones, construyendo con esto un conocimiento desde lo femenino hacia
lo femenino.
Resulta
significativo estudiar a estas mujeres, primeramente, porque la investigación
de diferentes expresiones artísticas, específicamente de mujeres, se ha vuelto
imprescindible para entender el papel de la representación femenina dentro de
la sociedad. A su vez, la misma coyuntura social y política globalizada y
cambiante ha propuesto nuevos panoramas a las artistas que trabajan con el
espacio y su cuerpo, en la que nuevas y mejores propuestas son pertinentes por
su capacidad de incidir en los públicos de manera rápida y eficaz a través de
la tecnología; proyectos tales como las Hijas de la Violencia o Morras, que realizan
acciones videograbadas difundidas en la plataforma YouTube, para reivindicar la
lucha contra el acoso callejero.
Las
acciones que llevan todas las mujeres aquí mencionadas han comunicado a toda
una generación de mujeres artistas que lo privado es político, que ya no es
necesario mantener nuestros cuerpos de mujer normados en el arte, ya que este
se ha vuelto ahora nuestra herramienta para retratar lo no normado.
1.Arteleku, “Presentación de Itziar Okariz / Producciones de arte feminista,” video en Vimeo,
publicado
el 25 de febrero de 2014, https://vimeo.com/87561448
2.Riánsares Lozano de la Pola, Prácticas culturales a-normales. Un ensayo alter-mundializador (México: UNAM,
2010).
3.Lozano de la Pola.
4.Aline Hernández y Benjamin Murphy,
“Pola Weiss: materias de una teleasta,” en Pola Weiss:
La TV te
ve, coordinado por Ekaterina Álvarez Romero (Ciudad
de México: Universidad Nacional Autónoma de México,
2014), 14-19.
5.María Elena Lucero,
“Pola Weiss, registrando cuerpos, movimientos y desbordes,” Cuadernos de Música,
Artes Visuales y Artes
Escénicas, vol. 13, no. 1, (enero – junio 2018):
43-59, https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6268421.pdf
6.Lucero.
7.Rita Laura
Segato, La guerra contra las mujeres (Móstoles: Traficantes de sueños, 2016).
8.Segato.
9.Arteleku, “Presentación de Itziar Okariz”.
10.Arteleku.
11.Arteleku.
12.Arteleku.
13.Arteleku.
14.Boris Groys, “Introducción: Poética vs Estética,” en Volverse público. Las transformaciones del arte en el ágora contemporánea (Buenos Aires:
Caja Negra, 2014),
9-20.
15.George Bataille, La parte maldita (España: Les
editions de Minuit,
1987).
16.Pierre Klossowski, La moneda viviente (España: Las cuarenta, 1998).
17.Claire
Bishop, Artificial hells: participatory art and the politics of spectatorship. The Historic Avant-
garde (Edinburgh: Verso, 2012).
18.Arteleku, “Presentación de Itziar Okariz”.
19. “Como mujer blanca yo vivo sin conciencia los privilegios que el sistema racista me ha reservado desde la infancia. Están tan interiorizados y normalizados que no me percato de ellos y, por ende, me abrogo el derecho
de no reconocerlos, a menos que alguien me los señale. Desde el momento en que ese señalamiento existe, sin embargo, yo me vuelvo responsable de
los privilegios que
las blancas gozamos en un mundo de racializaciones jerárquicas de las personas, según sus rasgos, sus pasaportes, su color de piel, su tipo de pelo, su estructura corporal. Ahí
donde existe un privilegio, un derecho es negado, precisamente porque los privilegios no son universales, como son pensados los derechos
(igualmente,
ahí donde un derecho
es negado, se construye un privilegio). El sistema de privilegios racistas que favorece a las blancas me otorga muchos argumentos para que no los reconozca como tales y pueda seguir gozándolos. Gracias a ellos, puedo esgrimir un discurso, que la academia
me ofrece, con que justificar mis éxitos como buena estudiante y esforzada docente, obviando las facilidades que tuve para alcanzarlos.” Francesca Gargallo, Feminismos desde Abya Yala. Ideas y proposiciones de las mujeres de 607 pueblos en
nuestra América (México, Editorial Corte y Confección, 2014), 19.
20.Judith Butler, “Actos
performativos
y constitución del género: un ensayo sobre fenomenología y teoría feminista,” Debate Feminista, no. 18 (1998): 296-314.
21.Hito Steyerl, Demasiado Mundo:
¿Murió el internet?
(Ciudad de México:
MUAC-UNAM, 2015).
22.Mieke Bal, “New
Work on Political Art,”
en la página web
oficial de Mieke Bal,
http://www.miekebal.org/research/book-projects/
23.Sayak Valencia Triana, Capitalismo gore (España: Melusina, 2010).
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España: Melusina, 2010.
Videografía
Arteleku. “Presentación de Itziar Okariz / Producciones de arte feminista.” Video en Vimeo. Publicado el 25 de febrero de 2014. https://vimeo.com/87561448
Fecha de
recepción: 30/06/2019
Fecha de
aceptación: 07/09/2019