El
colegio de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, Nuestra Señora, de la
Compañía de Jesús de Sevilla, vulgo de las Becas, (1598-1634)
Antonio Martín Pradas
Centro de Documentación del IAPH
Inmaculada Carrasco Gómez
Arqueóloga.ARQ’uatro, S. C.
atrio, 12 (2006) ISSN: 0214-8289 p. 71 - 80
Resumen: Con este artículo
pretendemos dar a conocer la historia del Colegio de la Inmaculada Concepción
de la Virgen María, de la Compañía de Jesús, desde su fundación en 1598 hasta
1634.
Los
datos han sido extraídos de una historia manuscrita del colegio que fue escrita
por el Padre Bernardo de Ocaña. En ella se hace mención tanto de sus
fundadores, rectores, hermanos o benefactores, como del proceso de construcción
del edificio, donde destaca el arquitecto Hermano Pedro Sánchez.
Palabras clave: Colegio de la Inmaculada Concepción de
la Virgen María, Colegio de las Becas, Compañía de Jesús, Fundación, Historia,
Manuscritos, Padre Bernardo de Ocaña (SI), Hermano Pedro Sánchez (SI),
1598-1634
Abstract: In this article we aim to show the la Inmaculada Concepción de la Virgen María school belonging to La Compañía de Jesús, since it
was founded in 1598 until 1634. The data have been taken from
the school historial manuscript which was written by Father Bernardo de
Ocaña. In this it is mentioned both
the founders, chancellors or beneficiaries, as the construction process of the building
wher the architect Brother Pedro Sánchez is outstanding.
Key words: La Inmaculada Concepción de la Virgen
María school, Colegio de las Becas, Compañía de Jesús, Foundation, Manuscripts,
History, Father Bernardo de Ocaña, Sánchez, Brother
Pedro Sánchez, 1598-1634.
Dentro
del amplio legado documental que se conserva de la Compañía de Jesús, merecen
especial atención las historias que, de los distintos colegios y fundaciones,
fueron escritas por los rectores de los colegios, o bien encargadas por éstos a
otros padres jesuitas1, algunas de las cuales han sido y son
continuas fuentes históricas enmarcadas dentro de la Edad Moderna, aportándonos
una visión no sólo relativa a la Compañía de Jesús en una determinada ciudad,
sino que por el contrario, nos presentan aspectos sociales, políticos y
económicos que en muchos casos no se plasman en otro tipo de fuentes
documentales.
El caso que nos ocupa es la Historia de la Fundación y
Progreso del Colegio de la Concepción de la Compañía de Jesús de Sevilla –vulgo
de las Becas–; manuscrito que nos narra las vicisitudes por las que pasó este
Colegio desde su fundación en 1598 hasta 1634. De éste hemos extrapolado
aquella información que hemos considerado más relevante, tanto en lo
concerniente a la construcción del colegio, la explotación de los recursos
económicos propios así como aspectos relevantes de la
vida cotidiana y las actividades desarrolladas por los jesuitas en la ciudad.
El
manuscrito, se conserva en la Biblioteca de la Universidad de Granada2.
Se trata de la “Historia de la Fundación y Progreso del Colegio de la
Concepción de la Compañía de Jesús de Sevilla”, iniciada en 1598 y
redactada hasta 1634. La historia abarca 36 años, en ella se ofrecen
importantes noticias sobre el referido colegio, como la primera fundación en
1605 bajo la advocación de San Ambrosio y su refundación en 1620 con el título
de Colegio de la Concepción de Nuestra Señora, dándonos a conocer sus Rectores:
1605 Colegio de San Ambrosio
Padre Licenciado Andrés García
Padre Doctor Alonso
de Baena
Padre Doctor Bartolomé de Prado
Padre Licenciado
Simón Arias
1620 Inmaculada Concepción de la Virgen
María, Nuestra Señora 1620 Padre
Gonzalo de Peralta
1624 Padre
Pedro de Ojeda
1625 Padre Hernando de Mendoza 1628
Padre Luis de Úbeda
1631 Padre Salvador de León
1631 Padre Pedro del Castillo
Estas noticias se mezclan con acontecimientos importantes acaecidos en la ciudad de Sevilla, como la gran inundación del Guadalquivir que sufrió la ciudad el día 24 de enero de 1626.
El
manuscrito no es de gran extensión, comprende 11 folios cuya numeración dentro
del tomo se inicia en el 248 recto y finaliza en el 258 vuelto, dividiéndose el
contenido en 17 capítulos.
El documento
se presenta como un borrador con letra pequeña, de trazo rápido, con multitud
de abreviaturas, lo que dificulta su lectura.
Respecto
a su autor, existe una nota en el margen superior derecho firmada por Nicolás
de Est., donde se asegura que este documento fue
escrito por el Padre Bernardo de Ocaña:
“Esta letra se bien que
es del Padre Bernardo de Ocaña3, sujeto muy nombrado en esta
Provincia.
Nic. de Est.”
Los
inicios de la fundación del Colegio se remontan a 1598, cuando D. Luis García
de Bonilla dejó toda su fortuna, valorada en 207.272 maravedís, para sustentar
estudiantes pobres y virtuosos, nombrando como Patronos perpetuos de esta obra
pía a los Rectores del Colegio de San Hermenegildo de Sevilla, perteneciente a
la Compañía de Jesús. A este Colegio debían acudir por tanto los estudiantes
beneficiados con dichas rentas, al objeto de recibir educación y manutención4.
En 1602 el Padre Agustín López5, Rector de
dicho colegio, dispuso que los estudiantes beneficiados por esta obra pía
vivieran juntos en una casa en forma de colegio, dirigido por un eclesiástico
que haciendo las veces de Rector6, aplicara las reglas del Colegio y
rindiera cuentas a su Superior, el Padre Rector del Colegio de San Hermenegildo.Y no será hasta 1605 cuando esta obra se
constituya en Colegio regido por los jesuitas, que administraban las rentas de
los colegiales, independiente de San Hermenegildo, con la advocación de San
Ambrosio. Como Benefactor se nombró a D. Luis García de Bonilla, reservándose
el título de Fundador “para la persona que con suficiente renta fundase el
Colegio”, concediéndole el título de Patrono a D. Gonzalo del Campo, Canónigo
de la Santa Iglesia quién donó 200 ducados y cuatro cahíces de trigo para el
sustento de cuatro colegiales al año. El colegio también contó con el legado de
Francisco de Almonte, vecino de Sevilla, quien donó tres pares de casas
situadas en el Arquillo de las Roelas, que fueron vendidas en 1.500 ducados;
además Esteban Uceda dejó tres censos para el sustento de estudiantes pobres,
que se aplicaron entre el Colegio de San Ambrosio y el de San Patricio para
católicos Irlandeses. (Lám. 1).
Lám. nº 1.- El Colegio de las Becas marcado con el número 73 en el Plano de
Pablo de Olavide (1771). Fotografía: Javier Romero García.
En
1619 D. Gonzalo del Campo aceptó el título de Fundador de este Colegio,
aplicando las rentas de los colegiales directamente a la Compañía,
convirtiéndose así en un nuevo Colegio jesuítico para lo cual, y por riguroso
deseo del Fundador, se le cambió la advocación por el de Inmaculada Concepción
de la Virgen María.También les dio a los estudiantes
un nuevo hábito “que fue medias lobas de paño morado oscuro y becas de paño
encarnado, con otras ropas de manga larga, del mismo color de las lobas, para
dentro de casa, que fueron todas veinte y las dio liberalmente de sus bienes
que gastó más de 500 ducados”. Para el nuevo Colegio, añadió 2.000 ducados
de renta, otorgando estos mediante escritura pública; esta nueva fundación
jesuítica contó con la aprobación y beneplácito de la Corona.
Para
asentar el nuevo Colegio, el Fundador eligió y compró el año de 1620 unas casas
junto a la Alameda de Hércules “con nombre y título de las Roelas, son en
toda la ciudad conocida, por haber sido de los primeros repartimientos de
cuando se ganó Sevilla”.
Para
dirigir el nuevo Colegio, el Padre Provincial de Andalucía nombró como Superior
y Rector al Padre Gonzalo de Peralta, y a los padres y hermanos encargados de
asegurar el buen funcionamiento del Colegio.Tras
tomar posesión de la casa, la primera actuación que llevaron a cabo fue la adecuación
de las casas a su nueva función, siendo imprescindible efectuar una serie de
obras en el inmueble, disponiendo un espacio para la iglesia, vivienda para
religiosos y colegiales así como aulas, bibliotecas y otras dependencias
necesarias para este tipo de Institución. Las obras de la iglesia finalizaron
seis semanas después, contando con “una competente iglesia con su capilla y
tribunas muy suficientes, con su sacristía, torre y campana”, siendo
bendecida por el Fundador y el Arzobispo de Sevilla.
El
Fundador junto con el Padre Rector redactaron unas reglas que debían ser
cumplidas por todos los colegiales: ejercicios de letras, oración en comunidad,
examen a la noche y letanías, comunión cada ocho días, acudir a los hospitales,
escuelas, plazas y almonas a exhortar con pláticas a la virtud y al Santísimo
Sacramento, asistir a Misiones en pueblos y aldeas del Arzobispado, etc.
Gracias a una de estas misiones llevada a cabo en Guillena en 1621, D. Jerónimo
de Medina y Ferrragut, vecino de esta localidad,
ofreció al Colegio 4.000 ducados en unas posesiones de casas que rentaban más
de 200 ducados al año, con miras a mejorar el estado de los colegiales seglares
y el de los padres del Colegio.
En
el verano de 1622 se comenzaron las obras de la nueva iglesia contando para
ello con 2.000 ducados que dio D. Gonzalo de Campo, su fundador y otros 2.000
que dispuso el propio Colegio de sus rentas, fondos con los que se trazaron los
cimientos y se ejecutó la cripta situada bajo el altar mayor.Al año siguiente y con otros 2.300 ducados
donados por el fundador, se sacó el edificio de cimientos, colocándose “la
primera piedra bendita … Fue un mármol muy blanco con las cruces y señales que
el pontifical manda, púsose en ella una medalla de plata con letrero e insignias
de la Limpia Concepción, cuya advocación es la iglesia y una lámina de metal de
una tercia en cuadro, escritos en ella el año y día y nombres de Gregorio XV,
Pontífice; de Felipe V, Rey; de D. Pedro de Vaca de Castro,Arzobispo
de Sevilla; del Señor D. Gonzalo, como
Fundador; del Padre Mucio Vitelisqui,
General de la Compañía; del Padre Francisco de Delerman,
Provincial; del Padre Gonzalo
Peralta, Rector; del Hermano Pedro
Sánchez7, arquitecto de la obra”. Esta piedra y
láminas fueron colocadas en la base del arco toral de la capilla mayor, en el
lado del Evangelio8. (Lám. 2).
Lám. nº 2.- Piedra fundacional. Fotografía: Juan Manuel Vargas Jiménez.
Tras
la colocación de la piedra fundacional, las obras continuaron a buen ritmo,
sacando los muros de cimiento hasta las impostas “donde han de comenzar a
volar los arcos de las capillas”. Paralelamente a las obras llevadas a cabo
en la iglesia, se fue aumentando el mobiliario litúrgico para el templo y la
sacristía con imágenes del Niño Jesús y de Nuestra Señora, colgaduras de
Damasco y terciopelos para la iglesia y pomos de plata para los olores; todo
ello gracias a la donación de 800 ducados del testamento de D. Pedro García de
Neira y Dña. Beatriz de Figueroa. (Lám. 3).
Lám nº 3.-
Restos de la antigua portada de la Iglesia del Colegio de las Becas.
Fotografía: Inmaculada Carrasco Gómez y Antonio Martín Pradas.
Este
mismo año D. Gonzalo de Campo, Obispo de Guadix, fue nombrado Arzobispo de
Lima, celebrando el nombramiento con la compra de nuevos bienes para el
Colegio, entre los que destacan una huerta llamada de Arias Montano o Majarancón, junto a la Hacienda de San Ignacio, y una “grandísima
librería”, por la que pagó 500 ducados, propiedad de D. Juan Betrán de Guevara,Arzobispo de
Santiago de Compostela, de la cual “dicen que era la mejor que había en
aquel tiempo en España” y que sería trasladada desde Ferrol hasta Sevilla
por mar. La librería contenía “doce o trece mil cuerpos de libros de todas
facultades”, acondicionándose la planta alta de la crujía del edificio que
linda con la Alameda, sobre la sala que servía de iglesia, donde se colocaron “treinta
y tres estantes de siete órdenes que para ella se hicieron, y no nos cupó toda y así se llenaron // 256 v. otros muchos
aposentos de libros”.
En
1624 y antes de partir hacia las Américas, el Fundador prometió elevar a 30 el
número de colegiales, para lo cual enviaría 20.000 ducados de plata desde Lima,
para que con ellos se comprara 1.000 ducados de rentas, juros o censos o alguna
heredad, con la que poder mantener los 10 nuevos colegiales.Además
trasladó los restos de sus padres y de dos de sus hermanos desde Madrid a
Sevilla para que fueran enterrados en la nueva iglesia. Provisionalmente fueron
colocados “en una urna de yeso que se hizo curiosamente al lado derecho del
altar mayor” de la capilla que tenían en uso mientras construían el nuevo
templo.
El
16 de abril de 1624 fue nombrado como nuevo Rector del Colegio el Padre Pedro
de Ojeda. Al tomar posesión de su mandato, observó la crisis económica que
sufría el Colegio debido fundamentalmente a “no haberse cobrado de los juros
de almojarifazgo mayor las rentas de los años de 1621, 22, 23 y 24, por no
haber cabido y el de Indias la del año de 23 por la misma razón, que todas eran
partidas considerables”. Ante esta situación propuso que
hasta haberse labrado la iglesia y el Colegio, debía reducirse el número de
colegiales, a lo que se negaron el Padre Provincial y el Fundador, optándose
por vender, “por menos precio y al fiado”, a la Casa de Probación de
Sevilla una huerta llamada de Arias Montano o Majaracón,
situada junto a la Hacienda de San Ignacio, perteneciente a dicha Casa.
El
23 de enero de 1625 fue nombrado Vicerrector el Hermano Hernando de Mendoza, confirmándosele
el cargo de Rector, por el Padre General Mucio Vitelesqui,
el 14 de junio del mismo año. La primera actuación que realizó fue la
colocación en una urna de yeso, en el lado de la Epístola del altar mayor de la
vieja Iglesia, de los restos de la familia del Fundador del Colegio, que hasta
ese momento se encontraban colocados “en un arca forrada de terciopelo negro
con clavazón dorado”, lugar provisional mientras se labraba el nuevo
templo.
Este
mismo año se finalizaron las obras de dos casas “de Piedad” que lindaban
con los dormitorios del Convento de Santa Clara, realizándose escritura de
propiedad del Colegio. La renta anual de ambas casas se elevaba a la cantidad
de 40 ducados.
El
Arzobispo fundador compró para el Colegio una de las librerías más importantes
que había en España, perteneciente al difunto Don Juan Beltrán de Guevara,
Arzobispo de Santiago de Compostela. Ésta contenía la cantidad de doce o trece
mil ejemplares, “libros de todas facultades”. Con miras a economizar en
el transporte hasta Sevilla se decidió efectuar su traslado por mar desde el
puerto de El Ferrol. Debido a varias vicisitudes, la librería permaneció
embarcada desde noviembre de 1624 hasta julio de del año siguiente, con alto
riesgo para los libros debido a la humedad, desembarcándose los libros en
Sevilla, en el muelle de la Torre del Oro, el 4 de agosto de 1625. Para acoger
la biblioteca se acomodó parte de “una pieza que cae en el edificio viejo a
la Alameda, sobre la que sirve de Iglesia”. En la habitación se colocaron
33 estantes de siete ordenes, ocupándose toda, siendo menester colocar libros
en otras tantas habitaciones, seleccionando los repetidos para el uso ordinario
en las celdas. Este mismo año se añadieron a la biblioteca del Colegio otros
cuarenta libros modernos, que completaban así una de las librerías más
importante de Sevilla.
Este
mismo año se realizó una oposición para acceder a las plazas becadas del
Colegio, a la que se presentaron más de 20 opositores, siendo seleccionados “los
más gallardos estudiantes y de más virtud, con que quedó el número de veinte lleno y con grandes esperanzas de
tan lucidos sujetos”. Para completar los estudios, en la medida de lo
posible, el Padre Provincial, decidió enviar al Colegio a dos Padres pasantes
de Teología que con el Padre Presidente fueron tres: El Padre Diego López, El
Padre Hernando de Padilla y el Padre Francisco de Guillamenes.
El
24 de enero de 1626 a las once de la noche, el Guadalquivir se sintió grande y
furioso, lo que no se veía en la ciudad hacía más de 200 años. Rompió las
puertas y entró a la ciudad el agua por el Arenal, inundando casi las dos
partes de la ciudad. Los daños que hizo en el Colegio fueron considerables, ya
que buena parte del edificio se arruinó, obligando a que los colegiales se
desperdigasen en otros edificios de la Compañía. Sólo quedaron en el Colegio
cuatro padres y un colegial, hasta que 27 días después se desaguó la casa. Acto
seguido se procedió a rehabilitar los edificios del Colegio, lo que ascendió a
más de 4.000 ducados, volviendo los colegiales y padres.
También
se vendieron las casas, entre las parroquias de San Andrés y San Martín, que el
Arzobispo dejó al Colegio para que con su precio se redimiese un censo que
tenía Francisco Montero de 6.000 ducados de principal. Éste fue comprado por el
Obispo de Bona, Don Juan de la Sal en 21.000 reales. Además
se vendieron dos casas lindantes a las anteriores, que fueron tomadas a censo
por Francisco Bambel en 3.300 ducados a pagar en diez
años.
Al
año siguiente se recibió del Arzobispo de Lima la cantidad de 20.000 ducados
libres de costas, con lo que el Colegio pudo efectuar una serie de actuaciones
y adquisiciones de mucho provecho. Por un lado se
compró “un olivar y dehesa de monte alto y bajo y una venta, alguna tierra
calma de sembrar, su molino, casa y huerta con otras muchas comodidades”;
por otro se compró un juro de 4.000 ducados de principal y 16.000 el millar y
su finca a tres quintos y 40.000 maravedís en las alcabalas de Carmona, y la
hacienda que llaman Tarazona, a la que se cambió el nombre por el de San
Ambrosio.
Este
mismo año de 1627 llegó la noticia de la muerte del Arzobispo,
haciéndosele las honras el 18 de enero de 1628, que estuvieron a cargo del
Padre Hernando de Mendoza en la casa Profesa, por ser muy pequeña e incapaz la
Iglesia del Colegio.
Por
estas fechas fue nombrado Rector el Padre Luis de Úbeda, lector de Teología
Moral en Granada, quien se encargó de acrecentar la heredad de San Ambrosio,
reparando los edificios y aumentando el olivar, aunque el número de colegiales
fue disminuyendo poco a poco, por ser insuficiente la renta que se percibía
para tal fin, reduciéndose a finales del trienio a cuatro colegiales y otros
tantos convitores.
Tras
cumplir su trienio el Padre Luis de Úbeda solicitó ser relevado de su cargo,
proponiendo al Provincial Padre Francisco de Alemán, al Padre Salvador de León
para hacerse cargo del Colegio. Éste comenzó a gobernar con título de
Vicerrector el 15 de febrero de 1631 hasta el 9 de diciembre, fecha en la que
fue nombrado Rector el Padre Pedro del Castillo, quien fomentó la asistencia de
los colegiales a hospitales y la predicación.También
aumentó las comodidades y el adorno de la iglesia y sacristía, realizándose con
limosnas una casulla carmesí bordada, una custodia para descubrir el Santísimo
Sacramento, un cancel para la iglesia y una tribuna para el coro frente al
altar mayor.
En
octubre de 1632 comenzaron las obras del edificio que debía alojar los
dormitorios, proyectando 11 aposentos en planta baja y otros tantos en planta
alta. Para iniciar las obras fue necesario derribar parte del edificio que
estaba destinado a dormitorios de los colegiales, respetándose el resto para su
hospedaje, por lo que fue necesario iniciar la obra con la construcción de la
mitad del edificio proyectado. Paralelamente se realizaron algunas obras de
consideración en la heredad de San Ambrosio y cortijo deVillapalmito.
Este mismo año se libraron dos censos de 1.200 ducados de principal que pesaban
sobre la hacienda de San Ambrosio, quedando libre de cargas. (Lám. 4 y 5).
Lám. nº 4.- Fachada del Colegio en la calle Jesús del Gran Poder esquina a
calle Becas. Estado actual. Fotografía: Inmaculada Carrasco Gómez y Antonio
Martín Pradas.
Lám. nº 5.- Fachada del Colegio en la calle Jesús del Gran Poder esquina a
calle Hombre de Piedra. Estado actual. Fotografía: Antonio Martín Pradas.
En
octubre de 1634, murió doña Francisca Mayor Maldonado, madre del Padre Hernando
de Villamartín, dejando al Colegio la cantidad de 1.000 ducados, nombrando al
Padre Rector Patrón perpetuo de una Capellanía que fundó en el Colegio de San
Francisco de Paula de la Orden de Mínimos. Paralelamente se terminó de
clasificar los libros de la grandiosa biblioteca que poseía el colegio, acomodándose
los libros en dos órdenes de baldas distribuidos en función de su temática,
añadiéndose nuevas tarjetas y títulos. También se encargó un reloj con dos
campanas de cuartos y horas, que fue colocado en la nueva torre de la iglesia,
muy necesario para marcar los horarios del colegio.
Respecto
a los colegiales, en varias consultas realizadas y en función de la
disponibilidad de la hacienda, se fijó en número de seis.
El
Colegio de las Becas continuó existiendo hasta la noche del 2 al 3 de abril de
1767, noche en la que se llevó a cabo el arresto de los jesuitas, procediéndose
a la confiscación de sus bienes, archivos y bibliotecas. El edificio pasó por
varias vicisitudes, siendo sede del Tribunal de la Santa Inquisición y
posteriormente cuartel, produciéndose una gran explosión de unos barriles de
pólvora el 13 de junio de 1823 que arruinó gran parte del edificio. La iglesia
estuvo en uso hasta aproximadamente 1826-1827. Con posterioridad el edificio
fue vendido, el nuevo dueño decidió derribar la iglesia y su portada,
construyendo casas sobre el solar resultante, siendo utilizados la parte
posterior a estas edificaciones como cine de verano“Cine Ideal”9. Con posterioridad a
las excavaciones realizadas en el año 2000, el Arzobispado de Sevilla como dueño
del solar, encargó la construcción de un edificio destinado a residencia de
sacerdotes llamado: Casa Sacerdotal Santa Clara.
1.
ROA,
Martín de: Historia de la Provincia de Andalucía de la Compañía
de Jesús (1553-1602). Edición, introducción, notas y transcripción de Antonio
Martín Pradas e Inmaculada
Carrasco Gómez; Prólogo Wenceslao Soto Artuñedo, S.J. Écija: Asociación de Amigos
de Écija, 2005.
Nuestro agradecimiento a Adolfo Bardón Martínez
por la traducción del resumen y
palabras clave.
2.
Historia de la Fundación y Progreso
del Colegio de la Concepción de la Compañía de Jesús de Sevilla. Manuscrito de la Biblioteca de la Universidad de Granada. Caja A-49.
Colección de Documentos del Padre
Pedro de Montenegro S.J., bajo
el título general
de “Papeles
varios jurídicos, morales y históricos de diversos autores, escritos en varias ocasiones de diferentes asuntos, Miscellaneorum tomo 7. De todos los papeles que contiene este tomo... son de uso del
Padre Pedro de Montenegro de la Compañía de Jesús, que los recogió en este tomo año de 1661”.
3.
Nació en Sevilla en 1593,
entró en la Compañía en 1609,
hizo la profesión de cuatro votos el 8 de diciembre de 1626.
Residió en Fregenal, Cádiz y Montilla. Fue Provincial en
1650 hasta su muerte en Marchena el 13 de junio de 1651.
Historia del Colegio de San Pablo. Granada 1554-1765.Transcripción de Joaquín de Béthencourt S.J.; revisión y notas de Estanislao Olivares
S.J. Granada : Facultad de Teología, 1991. p. 270,
nota 35.
4.
Historia de la Fundación y Progreso
del Colegio de la Concepción de la Compañía de Jesús de Sevilla. Manuscrito de la Biblioteca de la Universidad de Granada. Caja A-49.
5.
Nació en Granada en 1562;
entró en la Compañía en 1577:
Leyó Artes
en el colegio de Córdoba y durante ocho años enseñó Teología entre Córdoba y Sevilla. Fue rector
del Colegio de San
Hermenegildo
de Sevilla, del colegio de Cazorla y del de Córdoba. Murió el 21 de diciembre
de 1609.
Historia del Colegio de San Pablo... Op.
Cit. p. 127.
6.
El primer
Rector del Colegio
fue el Licenciado Andrés
García.
7.
Pedro Sánchez nació en 1569 en Villamora de la Zarza (Cuenca) ingresando, con oficio de albañil, en el Noviciado de Montilla de la Compañía de Jesús en 1591. Después de una etapa en San Hermenegildo de Sevilla
y en el Colegio de Baeza, vuelve a la Casa
Profesa en 1597, donde aprende el oficio de tracista, lo que le supone un reconocimiento a su capacidad intelectual para componer diseños arquitectónicos, además de dominar el dibujo, la geometría, la simetría y el cálculo matemático. En esta etapa sevillana, que dura hasta 1603,
se dedica también a la lectura de los manuales de arquitectura, como los clásicos de Vitrubio y Vignola. Es en este mismo año cuando se traslada a Cádiz, donde trabaja en la construcción del colegio
para pasar, en 1609 a Málaga,
donde llega con el título de maestro
de obras, dirigiendo la construcción de un pabellón del Colegio;
a partir de aquí su fama le precede y, en adelante, figurará en los Catálogos de la Orden con el título superior de arquitecto. En 1611, el Hermano Pedro Sánchez se traslada a Granada,
donde construye el crucero, cúpula y capilla mayor de la iglesia del colegio
de San Pablo, y después de otra etapa en Baeza dirigiendo los trabajos del noviciado de San Ignacio,
regresa a Sevilla
en 1617, año en el que
comienzan las obras del Colegio de San Hermenegildo. Después de su retorno a Baeza, es requerido en 1619 en Madrid para
diseñar la iglesia de la Casa
Profesa de Toledo, los planos del noviciado de Madrid y el Colegio
Imperial. A partir de aquí sus viajes entre
la Villa y Corte y la provincia de Andalucía –donde aún
tenía pendiente la terminación de algunos trabajos–, fueron constantes, ya que también le fueron encargados los planos de las iglesias y colegios proyectados por los Jesuitas en Andalucía entre 1600 y 1630; así por ejemplo las trazas del Colegio
de la Inmaculada Concepción o de las Becas en Sevilla, Úbeda, Málaga, Fregenal, el Noviciado de Baeza, los Colegios de Antequera, Jerez,
Carmona y Morón, y los
de Guadix, Osuna
y por último, el Colegio de Écija, al que nos referiremos más adelante. A la edad de 64 años, muere en el Colegio
Imperial de Madrid
el día 31 de mayo de 1633.
RODRÍGUEZ G. DE CEBALLOS, Alfonso:
“El arquitecto Hermano Pedro Sánchez”.Archivo Español de Arte,
Homenaje a D. Manuel
Gómez Moreno Nº 169-172.Tomo XLIII. Madrid, 1970. P. 51 y ss.
8.
En la Intervención arqueológica llevada a cabo por el arqueólogo Juan Manuel
Vargas Jiménez, en el antiguo solar
del Colegio de las Becas entre
el 12 de junio y el 17 de julio de 2000, aparecieron las estructuras del edificio, siendo encontrada la piedra fundacional colocada en 1622 al comenzarse las obras. La piedra tiene forma cuadrada de 0,24x0,235 m. de lado, con un grosor de 8,5 cm. y un peso de 11 kilos. Está realizada en mármol blanco con inscripciones en latín en el frontal: Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; y en sus
caras laterales: La piedra angular
de Jesucristo mismo como cimiento ha sido depositado.
El motivo central enmarcado por la leyenda y por un cuadrado muestra una especie de estrella relatada por tréboles y en el centro una oquedad circular,
donde se colocó una medalla de la Limpia Concepción, medalla que no ha aparecido.
VARGAS JIMÉNEZ,
Juan Manuel:“Intervención arqueológica en el primitivo Colegio de las Becas. C/ Becas S/N.
Sevilla”. En Anuario Arqueológico de Andalucía 2000. Sevilla : Consejería de Cultura de la Junta
de Andalucía, 2003,
p. 1082-1101.
9.
VARGAS JIMÉNEZ,
Juan Manuel: “Intervención arqueológica
en el primitivo… Ob. Cit., p. 1085-1086.