La bahía
en la que se fundó el núcleo urbano de Montevideo en la primera
mitad del siglo XVIII, de unos mil ochocientos metros de embocadura, alrededor
de trescientas hectáreas de superficie líquida y algo más
cinco metros (tres brazas) de profundidad, cuenta con las mejores condiciones
de puerto natural del Río de la Plata. Diferentes actuaciones han
ido protegiendo a su puerto con los años mediante la construcción
de escolleras, espigones, dique de cintura y muelles cuya profundidad permite
el atraque de barcos de mayores dimensiones.