El estudio, editado por la Asociación de Desarrollo Rural de Sierra Mágina y coordinado por el profesor Santiago Amaya, recopila el patrimonio material e inmaterial del cultivo del olivo

Un investigador de la UPO coordina un proyecto de catalogación del patrimonio oleícola andaluz

DUPO - 4/02/11

Del cultivo del olivo surge la aceituna y el aceite, pero asociado a él existen manifestaciones como la arquitectura, paisajes singulares, gastronomía o refranes. Una publicación coordinada por Santiago Amaya Corchuelo, investigador de la Universidad Pablo de Olavide, profundiza en el mundo del olivar andaluz para poner en valor los saberes, actividades y tradiciones populares que, durante siglos, han enriquecido la actividad olivarera. Bajo el título “Catálogo del Patrimonio Oleícola”, la Asociación de Desarrollo Rural de Sierra Mágina ha editado un volumen donde se recopila el patrimonio material e inmaterial del ámbito olivarero en 135 municipios de Andalucía.

“Este trabajo indaga en el elenco de posibilidades del mundo oleícola, más allá de su aceite y aceitunas, para abarcar las principales manifestaciones, prácticas, labores y saberes de esta actividad, de gran valor cultural y natural”, señala Santiago Amaya. La publicación está dividida en cuatro capítulos, en los que se quiere reflejar la variedad y riqueza que encierran los contextos productivos, las arquitecturas vernáculas e industriales, los museos, las colecciones de muebles, las comidas y los recetarios, los remedios populares, el cancionero y todo aquello que gira en torno al olivar.

La investigación abarca territorios donde la importancia del olivar va desde un monocultivo del que depende una comarca entera, hasta aquellas donde el olivar es residual. Entre las fuentes utilizadas, destacan  los “Tesoros Humanos Vivos”. Tras este concepto, acuñado por la UNESCO, se encuentran aquellas personas que atesoran destrezas y habilidades técnicas especiales, necesarias para llevar a cabo procesos de trabajo escasos. “Para nuestro trabajo hemos hablado con personas muy particulares, que actualmente son las únicas conocedoras de ciertos procesos, técnicas y tradiciones relacionadas con el olivar, la producción de aceite, el cultivo o el trabajo de su madera”, comenta el investigador.

 Para los autores (Santiago Amaya Corchuelo, José García Vico, Pilar Moreno Doménech, Irene Santiago Pérez y Laura Velasco García), este libro es una muestra de que el contexto rural olivarero no sólo genera productos de consumo alimentario, sino que de él se derivan numerosas expresiones naturales y culturales de gran interés. De esta manera, la publicación recoge casos de localidades que se han adaptado a las nuevas demandas de consumo que buscan la “tradición”, aportando productos y servicios novedosos. Nuevas líneas de negocio que se suman a una larga tradición oleícola y que, según Santiago Amaya, “con este libro queremos que llegue a la ciudadanía en general y a los informantes que han hecho posible el trabajo”.

Santiago Amaya Corchuelo es profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Pablo de Olavide. Doctor en Antropología Social, este investigador destaca por sus trabajos sobre protección y conservación del patrimonio cultural, así como el análisis de la nueva ruralidad, el desarrollo rural y las estrategias en torno a los productos agro-alimentarios de calidad, líneas en las que trabaja desde hace más de quince años junto a otros miembros del grupo de investigación TECUDE. Su labor científica viene acompañada de una gran actividad en la participación y asesoría en distintos proyectos sobre patrimonio cultural, como el caso que nos ocupa, cuya realización se llevó a cabo desde la empresa GESTO S.L., contratada por el GDR de Sierra Mágina.

 

 

 

 

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El estudio, editado por la Asociación de Desarrollo Rural de Sierra Mágina y coordinado por el profesor Santiago Amaya, recopila el patrimonio material e inmaterial del cultivo del olivo