El catedrático de Psicología de la Universidad del País Vasco Ramón Alzate asegura que la mediación en la tercera edad cada vez es un campo más emergente

Más del 80 por ciento de los conflictos sometidos a mediación culmina en acuerdo entre las partes

DUPO - 27/07/11

La mediación familiar se está convirtiendo, cada vez más, en un recurso eficaz para la resolución extrajudicial de conflictos. Según datos aportados por Ramón Alzate, catedrático de Psicología de la Universidad del País Vasco, más del 80 por ciento de los conflictos que se trabajan en el ámbito de la mediación culmina en acuerdo entre las partes, sin necesidad de recurrir a los tribunales de justicia.
Alzate ha realizado estas declaraciones durante el transcurso del seminario “Derecho y Psicología: Gestión de conflictos”, que organiza el Centro Olavide en Carmona y en el que ha impartido la conferencia “Psicología jurídica aplicada a las crisis familiares I: Conflicto familiar y desbloqueo de emociones”.

La mediación familiar es un proceso de resolución de conflictos, donde el mediador adopta una posición imparcial y de ayuda, facilitando a las partes a que ellas mismas gestionen sus conflictos, a través del diálogo y la comunicación, llegándose a acuerdos satisfactorios que contemplen las necesidades de las partes, partiéndose de una visión positiva y funcional del conflicto. “El mediador es un facilitador de acuerdos y de comunicación, es un constructor de paz, en definitiva”, sostiene el catedrático.

Según Ramón Alzate, los servicios de mediación tradicionalmente han atendido casos de rupturas de parejas y la problemática derivada de todo ello, como la guardia y custodia de los hijos. Pero cada vez más, en los últimos tiempos, están llegando conflictos intergeneracionales que se elevan de intensidad y en el que pueden haber existido casos de violencia.

Además, la mediación en tercera edad cada vez es un campo más emergente, ya que tenemos poblaciones de personas mayores más amplias, lo que genera una problemática muy particular, existiendo conflictos derivados del cuidado personal, situación médica o económica, casos de herencia… Por todo ello, se está diversificando mucho la atención desde la mediación con las familias.

“La sociedad se está acostumbrando a solicitar ayuda en estos conflictos que antes se manejaban mal dentro del seno familiar, para afrontarlos. Antes, se mantenían en el interior de la familia o bien se judicializaba. Es como la atención psicológica, que antes quien iba al psicólogo parecía que estaba enfermo, y hoy es una práctica habitual que se puede comentar. En cuanto esté más socialmente extendida la cultura de la resolución de conflictos en la mediación, habrá mucha más riqueza y variedad de casos”, finaliza el catedrático.

 

 

 

 

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