Vista Detalle
El País, 2 de enero 2015
Sami Naïr "La esperanza tunecina"
Centro Mediterráneo Andalusí - 02/01/2015
El viejo prejuicio según el cual las vanguardias van siempre por delante de los pueblos acaba de ser invalidado una vez más: en Túnez, país pionero donde saltó la chispa que dio vida a la primavera árabe, es la sociedad civil quien, a su manera, obliga a las élites a adecuarse a sus aspiraciones profundas. Scenarii: enero 2011, salida de Ben Alí; vacío de poder, llamada a Beji Caïd Essebsi, veterano del burguibismo y laico declarado, para dirigir el periodo de transición que se inicia y organizar las elecciones para la Constituyente; octubre 2011, elecciones y victoria relativa de los islamistas de Ennahda; largo periodo de transición durante el cual los islamistas se aferran al poder, rehúsan organizar como previsto elecciones legislativas, pretenden islamizar las instituciones, son incapaces de proponer una orientación económica creíble, mientras que la sociedad se moviliza en su contra, especialmente las mujeres a las que pretendían cambiar el estatus civil, y dirigentes demócratas son asesinados por criminales bajo las órdenes de grupos paralelos. Más grave: el islamismo salafista militarizado aparece a plena luz, proclamando su voluntad de instaurar una sociedad teocrática. Ennahda, complaciente, siente rápidamente el peligro, pero está ya desbordado en sus márgenes. Túnez está en estado de guerra civil latente. Reina la inestabilidad.