La alianza entre la familia y la escuela, fundamental para garantizar el bienestar de los niños. Así lo asegura Mercedes Laboisse, vicepresidenta de Rumbos, Recursos Educativos Especializados y secretaria de la Asociación Española de Educación Emocional. Y es que no podemos separar lo que sucede en la escuela de lo que pase en la vida, así que uno de los factores que más facilitarán el bienestar escolar es el bienestar familiar y en el entorno más cercano de los niños.
Laboisse participa como docente en el curso de verano “Neuroeducación, mindfulness y conflicto en el aula. Una aproximación desde el enfoque sistémico”, que se está celebrando en el marco de la XV edición de los Cursos de Verano de la Universidad Pablo de Olavide en Carmona. Según manifiesta, otro de los factores de enorme importancia para garantizar el bienestar es que la escuela y, en especial el grupo y el propio aula, se conviertan en un espacio seguro, un lugar donde cada uno se sienta respetado y querido.
Para ello, Mercedes cree necesario que el profesorado tenga información básica sobre neuroeducación y desarrollo y que realicen trabajos sobre sí mismos en cuanto a crecimiento personal. En esta línea, sostiene que hay que ir más allá y “plantearnos un modelo educativo que contemple el desarrollo integral de la persona, no sólo su preparación para el mercado laboral”.
La psicología del apego y bienestar escolar que se aplica a la mejora del ambiente en el aula, el rendimiento escolar y el bienestar emocional del alumnado y profesorado puede facilitar la prevención de los conflictos, ayudando al profesorado a entender lo que cada niño está demandando a través de su conducta, según la secretaria de la Asociación Española de Educación Emocional. En esta línea, también apuesta por tener un plan de intervención preparado para cuando se produzca una situación de conflicto, como en el caso de alumnos con “trastornos del apego procedentes de adopciones o que han sufrido maltrato infantil, por ejemplo”.
En relación a si el sistema educativo actual es apropiado para favorecer el desarrollo de los niños, cree que todavía queda mucho camino por recorrer: “En los primeros años de primaria, con la introducción del bilingüismo en los centros, en algunos casos el alumnado tiene varios cambios diarios de profesorado, lo cual no facilita en absoluto al tutor conseguir hacer del grupo un espacio de seguridad y contención”.
En este sentido, ha manifestado que se pone mucho peso socialmente en la adquisición de conocimientos pero se olvida que para ello, a veces, es necesario manejar otras habilidades: “Por ejemplo, hay que dar prioridad a jugar y correr antes que a aprender las letras. También es necesario manejar otras habilidades, como las psicomotoras básicas, que son necesarias previamente a la adquisición de la lectoescritura”.
Para concluir, Mercedes Laboisse asegura que las emociones y el aprendizaje están íntimamente relacionadas, puesto que sin emoción no hay aprendizaje significativo. “Es la emoción la que hace de pegamento, al estar conectadas áreas del cerebro que gestionan las emociones con aquellas que están implicadas en la memoria”.
