Arroz cremoso con setas y queso parmesano

Un plato reconfortante y lleno de sabor que combina la textura cremosa del arroz con el umami de las setas y el toque salado del queso parmesano. Perfecto para una comida especial o una cena elegante.
Nivel de dificultad: Media
Comensales: 2 personas
Tiempo total: 35 minutos
Ingredientes
- 160 g de arroz arborio o carnaroli
- 200 g de setas variadas (champiñones, shiitake, portobello)
- 1/2 cebolla picada
- 1 diente de ajo picado
- 50 ml de vino blanco seco
- 500 ml de caldo de verduras caliente
- 40 g de queso parmesano rallado
- 2 cucharadas de mantequilla
- Aceite de oliva virgen extra (AOVE)
- Sal y pimienta al gusto
Preparación
- Sofreír los aromáticos: En una sartén grande, calienta un poco de AOVE y sofríe la cebolla y el ajo hasta que estén transparentes.
- Añadir las setas: Incorpora las setas troceadas y cocina hasta que suelten su agua y estén doradas.
- Incorporar el arroz: Añade el arroz y remueve durante 2 minutos para que se impregne de los sabores.
- Desglasar con vino: Vierte el vino blanco y cocina hasta que se evapore el alcohol.
- Cocinar el arroz: Agrega el caldo caliente poco a poco, removiendo constantemente y esperando a que el arroz absorba el líquido antes de añadir más. Continúa este proceso durante unos 18-20 minutos, hasta que el arroz esté al dente y cremoso.
- Finalizar el plato: Retira del fuego, añade la mantequilla y el queso parmesano. Remueve bien hasta que se integren y el risotto esté cremoso. Ajusta de sal y pimienta.
Comentario
Comensal 1:
«La textura me encantó, muy cremosa sin pasarse. El sabor de las setas destaca un montón y el parmesano le da el punto justo de sal. Me pareció un plato muy reconfortante, de esos que te apetece repetir incluso antes de acabar el primero.»
Comensal 2:
«Está muy bueno, aunque a mí me hubiera gustado con un poco más de queso. Eso sí, el sabor a seta es espectacular. Me sorprendió lo sabroso que puede ser un arroz sin carne ni pescado.»
Comensal 3:
«La textura estaba bien conseguida, pero me pareció que le faltaba un toque de frescor al final. Quizás con un poco de ralladura de limón o algo verde quedaría perfecto. Aun así, lo terminé encantado.»