Del Laboratorio al mercado: 9) Creación de compañías spin-off
Por: Amalio Rey
Llegamos hoy al noveno y último post del seriado “Del laboratorio al mercado” que ha servido para hacer un repaso de todas las modalidades de transferencia de conocimiento que pueden explotar los grupos de investigación en su relación con las empresas.
En el post anterior hablamos de la formación a medida, y si quieres conocer los títulos de todas las entradas anteriores, échale un vistazo al post-7 del seriado.
Este último post está dedicado a una de las modalidades más interesantes, y que está hoy en pleno auge: transferir conocimiento del laboratorio al mercado a través de la creación de las llamadas compañías spin-off de origen científico, que son empresas propiamente dichas, que nacen promovidas por universidades y centros de investigación, para la explotación comercial de una tecnología desarrollada en su seno.
Esta distinción que voy a hacer ahora es importante: Lo que distingue a las spin-off (“empresas satélite”) de otras empresas es que la entidad creada mantiene una relación bastante estrecha con la organización-madre que le dio origen.
Algunos ejemplos de spin-off podrían ser los siguientes: 1) Un investigador universitario decide, con apoyo de su universidad, crear una empresa para explotar los beneficios comerciales de una patente obtenida en sus laboratorios, 2) Un grupo de profesores crea una empresa para el desarrollo de software educativo, que se nutrirá de los avances tecnológicos obtenidos en su universidad, 3) Un centro tecnológico aporta capital y apoya la iniciativa de un investigador que crea una empresa de servicios relacionados con la biotecnología.
La creación de spin-off permite a las universidades y centros de investigación: 1) Aislar el riesgo financiero de proyectos muy innovadores y que no tienen cabida en su estructura de gestión, 2) Canalizar la vocación emprendedora de algunos miembros de su personal, 3) Propiciar una alternativa laboral a investigadores cualificados que no encuentran espacio en el sistema público, 4) Valorizar tecnologías para después ser vendidas mediante otras modalidades.
Pero desde la perspectiva que nos interesa en este blog, me atrevo a asegurar que la principal ventaja de crear spin-off de origen científico es que permiten “sacar del congelador” tecnologías que difícilmente serían transferidas a la sociedad por otra vía. La consigna es: si no aparece la empresa interesada en explotar una tecnología prometedora, entonces creémosla nosotros mismos.
La idea anterior responde a mi creencia de que la creación de empresas desde la universidad debería perseguir como principal objetivo la transferencia de tecnología. Por eso, siendo coherente con ese principio, me gustaría insistir que la creación de spin-offs científicas no es un objetivo en sí mismo, sino un medio para lograr objetivos sociales más amplios. Ello significa que cuando se consigue crear una empresa, sólo se ha comenzado el trabajo. Crear empresas no es lo más difícil, sino mantenerlas y hacerlas viables a largo plazo.
Para resumir, sugiero que los centros de investigación solo se involucren activamente en la creación de compañías spin-off que cumplan requisitos como los siguientes: 1) Intensivas en conocimiento, es decir, que requieran una notable dedicación a actividades de I+D, 2) Que impliquen la participación mayoritaria de profesionales con una alta cualificación científico-técnica, vale decir, investigadores y tecnólogos, 3) Que faciliten la transferencia de tecnología del entorno científico al empresarial.
Muchas gracias a todos por seguir los nueve posts que han conformado este seriado, y espero que haya sido útil para investigadores y técnicos que intentan potenciar las conexiones entre Ciencia, Tecnología y Sociedad.
Fuente: Innocash.