Formación Permanente

UNIVERSIDAD PABLO DE OLAVIDE

Adela Muñoz afirma que «hace falta mucha gente» en la ciencia: «Hay que quitar la idea de que es algo críptico»

La catedrática de Química Inorgánica y escritora Adela Muñoz Páez ha resaltado, durante los cursos de verano de la UPO en Carmona (Sevilla), que la ciencia «se divulga bien, pero hace falta mucha gente». Ha incidido en que hay que «quitar esa idea de que la ciencia es algo críptico, cerrado y solo para algunos superdotados».

La vocal de la Junta Directiva de AMIT (Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas) ha asegurado a Europa Press en el seminario de ‘Mujeres y Justicia’ que «quitar ese prejuicio» anteriormente mencionado «cuesta trabajo».

«Hasta hace muy poco, a un científico que hacía divulgación científica no se le consideraba un mérito, sino un demérito. Afortunadamente las cosas están cambiando, pero hace falta todo el ejército de los científicos y científicas para transmitir los fundamentos de la ciencia pero también nuestra pasión», ha comentado Muñoz respecto de la complicación que puede tener la ciencia a la hora de abordarla.

La química, jiennense de nacimiento, ha seguido diciendo que «ha empezado un proyecto nuevo en AMIT», que se basa en que «científicas estamos yendo a los colegios a hacer experimentos de física, matemáticas y bioquímica con el alumnado» con el fin de «hallar un equilibrio, pues las profesoras universitarias tenemos que atender a nuestras clases y no queremos que sea una carga».

En esta línea de pensamiento, la docente ha indicado que el mundo de la ciencia «se está abriendo» y que «en el pasado, los científicos y las científicas han vivido mucho en una torre de marfil». Tal y como ha dicho, «estaba mal visto que tú fueras a la sociedad a contar con palabras simples modelos y conceptos difíciles», pues «te estabas degradando».

Más allá de su amor por la química, otra de las pasiones de una de las coordinadoras del curso es el ensayismo: «Desde la universidad me preguntaba por qué no había mujeres que, por ejemplo, dieran nombre a una reacción química o a un proceso cuando yo tenía muchas compañeras y profesoras».

La escritora ha insistido en que «desde que terminé la carrera he estado buscando información sobre mujeres científicas», que «durante veinte años, como un hobby, publiqué mi primer artículo sobre ese tema» y en que «en todos los sitios en lo que estuve yo iba buscando tirar del hilo sobre por qué no había mujeres científicas».

Junto con ‘Sabias: la cara oculta de la ciencia’ destaca otra de sus obras: ‘Brujas’. Si bien esta última es reciente, Muñoz ha apuntado que «a la semana de su publicación ya saltó la segunda edición». Sobre la obra, ha continuado diciendo que «es un libro difícil porque es la historia de la misoginia, condensada y concentrada hasta dar lugar a un corpus de derecho de leyes que legalizó y estimuló la quema de muchas mujeres».

La doctora, al hilo de su obra, ha continuado comentando: «Una de las cosas que yo describí, documentándome para este libro, es que hoy en día se siguen quemando muchísimas mujeres acusadas de brujería. No en Europa afortunadamente, pero sí en el África subsahariana, países de Centroamérica o en el sudeste asiático, donde se quemaron en la segunda década del siglo XX más brujas que en toda Europa en los tres siglos de la Edad Moderna».

La escritora ha insistido en que «desde que terminé la carrera he estado buscando información sobre mujeres científicas», que «durante veinte años, como un hobby, publiqué mi primer artículo sobre ese tema» y en que «en todos los sitios en lo que estuve yo iba buscando tirar del hilo sobre por qué no había mujeres científicas».

Junto con ‘Sabias: la cara oculta de la ciencia’ destaca otra de sus obras: ‘Brujas’. Si bien esta última es reciente, Muñoz ha apuntado que «a la semana de su publicación ya saltó la segunda edición». Sobre la obra, ha continuado diciendo que «es un libro difícil porque es la historia de la misoginia, condensada y concentrada hasta dar lugar a un corpus de derecho de leyes que legalizó y estimuló la quema de muchas mujeres».

La doctora, al hilo de su obra, ha continuado comentando: «Una de las cosas que yo describí, documentándome para este libro, es que hoy en día se siguen quemando muchísimas mujeres acusadas de brujería. No en Europa afortunadamente, pero sí en el África subsahariana, países de Centroamérica o en el sudeste asiático, donde se quemaron en la segunda década del siglo XX más brujas que en toda Europa en los tres siglos de la Edad Moderna».