El director comercial regional de la Cadena SER en Andalucía, periodista, investigador y doctor en flamenco, Ildefonso Vergara Camacho, ha dedicado buena parte de su carrera a estudiar el vínculo entre el flamenco y los medios de comunicación. Fruto de esa labor nace uno de los Cursos de Verano impartidos en la Pablo de Olavide (UPO) en Carmona titulado ‘Los territorios del flamenco’ del que ha tomado la dirección.
En su investigación y durante la entrevista concedida a Europa Press, Vergara sitúa el momento crucial de la evolución del flamenco con el «boom» de la radio en los años sesenta. «Es entonces, cuando la radio pasa de ser un mero canal de entretenimiento a convertirse en un agente cultural decisivo en la configuración del flamenco moderno», ha afirmado Vergara.
Su libro ‘Cien años de flamenco y radio’, una obra pionera que documenta la relación entre este género musical y la radio, recoge de forma minuciosa los nombres de los programas, las voces que los protagonizaron y los hitos que marcaron esa etapa. Se trata de una recopilación que no sólo tiene valor historiográfico, sino también sentimental y patrimonial.
«Los años sesenta fueron muy importantes porque hay una revalorización del flamenco y una configuración del flamenco que hoy conocemos», ha comentado. Por lo tanto, para el investigador, aquella década marcó «un antes y un después».
Para él, la radio se abrió como «un espacio para el análisis, la tertulia, la pedagogía y la divulgación flamenca» a partir de estos años, así ha incluido que se trató de «una etapa de transición no solo técnica o tecnológica, sino también simbólica: el flamenco, hasta entonces muchas veces relegado al ámbito popular o folclórico, encontró en las ondas un lugar de legitimación artística».
LA RADIO AYUDÓ A DIGNIFICAR EL FLAMENCO
«La radio ayudó a socializar, a divulgar y a dignificar el flamenco», ha sostenido Vergara, quien recuerda que, entre los años sesenta y mediados de los noventa, surgió una auténtica «edad de oro» para los programas especializados en este arte.
Espacios conducidos por «apasionados conocedores y críticos flamencos» que llegaron a reunir «grandes audiencias y que fueron decisivos en la creación de una cultura radiofónica del flamenco», tanto en emisoras locales como nacionales.
A través de las ondas, ha afirmado que «se construyó una memoria colectiva en torno al cante, el toque y el baile, que muchas veces solo pervivía en círculos reducidos o familiares». Aunque reconoce que «la situación actual ha cambiado y que la presencia del flamenco ha disminuido en las parrillas locales», Vergara defiende la vigencia del medio radiofónico, sobre todo en su capacidad de adaptación: «La radio siempre va a continuar porque su principal papel es el aporte de contenido, el aporte de conocimiento, la comunicación en vivo, lo actual».
Además, ha resaltado la importancia de programas como ‘Nuestro Flamenco’ o ‘Templo y Pureza’, que mantienen a día de hoy ese «espíritu divulgador». «Siempre que haya un público que lo demande, siempre habrá un medio con capacidad de ofrecer esta oferta», ha asegurado.
LA EVOLUCIÓN HASTA NUESTROS DÍAS
Sobre la evolución de los hábitos de escucha, Vergara es consciente de que el flamenco ha dejado de ser un fenómeno de masas para volver a ocupar un espacio más minoritario. Sin embargo, no lo ve como una pérdida, sino como un «cambio de paradigma».
«El flamenco es lo que es y ha evolucionado con el tiempo. Los que hemos cambiado hemos sido nosotros», ha apuntado. Hoy, gracias a la digitalización, el acceso es más amplio y selectivo. Por ello, Vergara ha apuntado que «lo importante es que tú puedes acceder a ese contenido cultural con los medios que actualmente tenemos a nuestra disposición».
«Esta capacidad de elección permite que cada oyente trace su propio recorrido, a menudo en plataformas digitales, pero siempre con la radio como referente», ha comentado el investigador. En definitiva, Vergara pone en valor una «época dorada» en la que el flamenco encontró en la radio «su gran aliado».
Un siglo después del inicio de esta relación, su obra demuestra que aquel vínculo no solo permanece, sino que sigue evolucionando, como el propio arte flamenco.
Fuente: Europa Press
