La Inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser una promesa futura para convertirse en una realidad cotidiana que transforma la vida social, profesional y educativa. Así lo ha advertido María José Escalona Cuaresma, catedrática en Ingeniería Informática de la Universidad de Sevilla, durante la conferencia ´La era de la IA, ¿estamos listos?´ enmarcada dentro de uno de los Cursos de Verano -introducción a la inteligencia artificial y su impacto en el empleo´- de la Pablo Olavide en Carmona.
Escalona, reconocida especialista en transformación digital y tecnologías aplicadas, ha sido clara en su planteamiento: “la inteligencia artificial no debe entenderse únicamente como un avance tecnológico, sino como una revolución social”. Según la docente, el verdadero reto no reside en la capacidad de las máquinas para ejecutar tareas complejas, sino en la responsabilidad humana para decidir cómo, cuándo y con qué fin se utilizan.
“No soy una fanática de la tecnología ni una entusiasta de los ordenadores”, ha confesado Escalona al inicio de su intervención, recordando que su acercamiento a la IA ha sido siempre crítico y con una perspectiva humanista. “La inteligencia artificial no es realmente inteligente, solo hace que lo parezca. No razona, no comprende, solo sigue instrucciones basadas en grandes cantidades de datos”.
Durante la charla, Escalona ha desmontado algunos de los mitos más extendidos sobre la IA. Ha afirmado que “no estamos ante una tecnología que vaya a destruir empleos de manera indiscriminada, sino que obligará a transformarlos y a redefinir funciones”, destacando que “el primer reto es de carácter social y ético”, no técnico.
Uno de los puntos más destacados ha sido su reflexión sobre la brecha digital y la alfabetización tecnológica. La catedrática alerta de que, si no se actúa de forma decidida, el uso inadecuado y desigual de la IA acentuará las diferencias sociales y educativas. “No se trata de prohibir a los niños el uso de la tecnología, sino de enseñarles a manejarla con criterio, igual que no le damos a un niño un cuchillo afilado para comer sin antes haberle enseñado”, ha explicado.
Escalona también ha abordado la cuestión de los sesgos de género en el desarrollo de la inteligencia artificial. Ha explicado cómo la mayoría de los algoritmos actuales han sido diseñados por equipos mayoritariamente masculinos, lo que limita la diversidad de perspectivas y genera sistemas que no siempre contemplan las necesidades de toda la sociedad. “Estamos creando una inteligencia artificial masculina, y eso implica que estamos dejando fuera el 50% de la capacidad de razonamiento humano”, ha denunciado.
Como ejemplo, ha citado el caso de una aplicación médica diseñada para detectar ataques de miocardio que fue entrenada únicamente con datos masculinos. Al aplicarla en mujeres, los síntomas, diferentes en muchos casos, no se reconocían correctamente, generando un riesgo grave para la salud femenina.
La catedrática también ha dedicado un espacio a reflexionar sobre la dependencia tecnológica que, según ha advertido, puede derivarse de una integración acrítica de la IA en la vida diaria. “Primero somos reacios, después nos acostumbramos y, cuando sentimos que nos ayuda, nos relajamos y nos acomodamos. Y esa comodidad es peligrosa si no somos conscientes de hacia dónde nos lleva”, ha explicado.
Además, destaca que los colegios, institutos y universidades afrontan el reto de enseñar no solo a usar la inteligencia artificial, sino a utilizarla bien. Escalona sugiere que una buena práctica consiste en hacer preguntas a los sistemas de IA sobre temas que uno ya domina para comprobar su fiabilidad y detectar sus limitaciones. “Es como una receta: la inteligencia artificial funciona si tiene todos los pasos e instrucciones claras, pero falla en cuanto se sale del guión”, ha explicado.
Por último, Escalona ha subrayado que la revolución de la inteligencia artificial no es un problema exclusivamente tecnológico, sino un cambio social y político de gran calado. “No podemos aislar el avance de la IA como algo meramente técnico, porque sus consecuencias afectan a nuestras estructuras sociales, educativas, laborales y económicas. Y en ese sentido, Europa tiene la oportunidad de liderar un modelo ético y responsable, aunque no debemos olvidar que la verdadera clave está en educar a las personas”, ha concluido.
La jornada ha dejado claro que “la ola de la inteligencia artificial ya está aquí” y que la sociedad debe prepararse no solo para aprovechar sus oportunidades, sino para gestionar sus riesgos.
Fuente: Europa Press