Formación Permanente

UNIVERSIDAD PABLO DE OLAVIDE

Mercedes Atienza afirma en la UPO que la inflamación cerebral es «el ciclo silencioso que sabotea nuestra salud»

La catedrática de Fisiología de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) de Sevilla Mercedes Atienza ha alertado sobre el impacto de la inflamación sistémica en el cerebro y ha defendido un «enfoque multidimensional» para frenar en su conferencia ‘Inflamación sistémica y cerebral: ¿Un ciclo sin n?’, impartida en el marco del Curso de Verano ‘Animación y salud: del mito a la evidencia’, organizado por la UPO en la localidad sevillana de Carmona. La inflamación sistémica y cerebral se ha convertido en «uno de los desafíos más complejos» para la salud pública contemporánea. Así lo ha expuesto Atienza en una entrevista previa a la conferencia realizada por Europa Press. 

La investigadora de referencia en neurociencia ha advertido que «más allá de mitos populares», el verdadero problema es «el desconocimiento generalizado sobre la imanación». «Está muy asociada al estilo de vida moderno y no somos conscientes del impacto tan negativo que puede tener, no solo sobre la salud corporal, sino también a nivel central y mental», ha armado. Desde su experiencia, ha subrayado que «el problema no radica en un alimento o factor aislado, sino en la combinación sostenida de malos hábitos». 

Por ello, ha armado que «no es una cuestión de alimentos por separado. Es la combinación de una alimentación inadecuada, el sedentarismo, el estrés social, la falta de sueño … todo lo que contribuye a la inflamación sistémica y cerebral». 

‘UN CICLO VICIOSO QUE SE RETROALIMENTA’ 

Durante la entrevista, Atienza ha abordado «la creciente evidencia» que relaciona la inflamación sistémica con patologías neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson. «Tenemos resultados –algunos publicados y otros aún no– que vinculan la imanación de la boca con enfermedades asociadas al Alzheimer.También estamos explorando cómo la obesidad, a través de procesos inflamatorios sistémicos, está conectada con esta enfermedad». 

La inflamación crónica, ha señalado la catedrática, altera el funcionamiento cerebral y afecta directamente a nuestras capacidades cognitivas y emocionales. «Altera cómo sentimos, cómo percibimos, cómo pensamos y cómo actuamos. Y eso, a su vez, dificulta adoptar hábitos de vida saludables: es un ciclo perverso», ha advertido. 

En este sentido, la ponente ha denunciado que muchas personas con inflamación severa «no pueden romper ese círculo vicioso porque su propio cerebro –afectado por la imanación– se lo impide». Por eso, ha insistido en que no se trata únicamente de una afección de larga duración, sino de un «estado fisiológico alterado que hace que los órganos y tejidos funcionen mal», y que, además, «se retroalimenta entre lo periférico y lo cerebral». 

Atienza también ha destacado el papel del eje intestino-cerebro y la importancia de la microbiota en la animación, comentando que el daño en la barrera intestinal y la pérdida de homeostasis son «factores claves, pero no los únicos». La inflamación sistémica tiene múltiples causas y el abordaje debe ser conjunto: farmacológico y no farmacológico, ha añadido al respecto. Desde su experiencia docente, la profesora ha sido testigo de cómo los alumnos de nutrición le abrieron una nueva perspectiva, «ellos empezaron a enseñarme a mí. Me di cuenta de que para entender el envejecimiento cerebral y cognitivo no basta con estudiar el cerebro. 

Hay que mirar el tejido adiposo, los músculos, la boca y las articulaciones». Atienza ha concluido su intervención haciendo un llamamiento a la educación científica desde edades tempranas y a la responsabilidad de los medios de comunicación. «La animación es una enfermedad silenciosa, pero una fábrica de enfermedades crónicas. La única forma de combatirla es con educación, desde la infancia, y con una divulgación rigurosa. Los medios juegan un papel esencial». 

Por último, la catedrática de Fisiología ha compartido un hallazgo reciente que considera especialmente relevante: «Hemos encontrado evidencias de que si no tienes un sistema inmune periférico capaz de afrontar la salud bucal, eso puede facilitar la progresión del Alzheimer. Es algo que nos ha impactado mucho». 

Fuente: Europa Press