Datos de interés
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sobre el nivel del mar
superficie del término
distancia a Jaén Capital
Los primeros pobladores ocuparon la zona en el V y en la primera mitad del IV milenio a.C. basaban su existencia en la caza y en la recolección. Durante el IV milenio a.C. son las comunidades neolíticas que viven en pequeños asentamientos estacionales al aire libre las que introducen la actividad agraria en la zona, acompañada de importantes avances tecnológicos como la cerámica y pulimento de la piedra. Pero será a mediados del III milenio a.C. cuando aparezcan los primeros núcleos humanos. Datados en la Edad del Cobre, consistían en poblados en su mayoría amurallados, cuya economía se basaba en la agricultura y la ganadería, siendo los materiales usados piedra y hueso, aunque en esta etapa aparecen los primeros elementos de metal.
En la época ibérica, siglo VII a.C., el Cerro del Alcázar se considera un poblado ibérico y en el siglo IV a.C. ya aparece consolidado.
Durante los siglos II y I a.C. en pleno Imperio Romano aparece citada en diversas fuentes con el nombre de Vivatia o Biatia. Se convierte en un importante centro administrativo y de intercambio, debido a su ubicación y a que es un paso obligatorio en la ruta comercial Cástulo-Málaga.
En el siglo V a.C. una oligarquía hispano-romana mantendría su pujanza en la comarca ante las invasiones bárbaras. Es a partir del año 550 cuando la aristocracia goda impone su autoridad. El carácter de centro administrativo se mantuvo y Baeza se convirtió en el núcleo urbano más importante de la zona.
El territorio de Biatia fue ocupado en la segunda década del siglo VIII por las tropas musulmanas haciendo desaparecer el poder económico de la Iglesia. Aunque la estructura social no sufre cambios importantes, la población se convierte al islam en su mayor parte. En esta época la ciudad es conocida como Bayyasa. En el 1091 es conquistada por los almorávides y más tarde por los almohades. Su situación entre Castilla y Andalucía le otorgará una gran importancia estratégica a lo largo de la Edad Media. Los reyes cristianos la tomarán y la perderán en varias ocasiones. Alfonso VII la somete en el año 1146 pero finalmente la perderá en 1157.
En 1212, Alfonso VIII la ocupa tras la famosa batalla de las Navas de Tolosa pero no será conquistada definitivamente hasta 1227 por Fernando III «el Santo».
La presencia de la Iglesia Católica se restaura estableciéndose en Baeza la sede episcopal en el siglo XIII. A partir de esa fecha las más importantes órdenes religiosas y conventuales tuvieron presencia en la ciudad estableciéndose como verdaderos focos urbanos.
Es en el siglo XVI cuando Baeza alcanza su máximo esplendor arquitectónico y cultural, con la fundación de la Universidad, entre otros edificios públicos de interés. El proceso constructivo se prolongaría a lo largo del siglo XVII, siendo este el siglo de mayor apogeo conventual. Se funda el Seminario Conciliar.
La crisis económica y política del reinado de Carlos IV finalizaba el siglo XVIII y se iniciaba el XIX. Baeza sufrió cuantiosas pérdidas humanas y económicas en el primer cuarto de siglo, debido a la Guerra de Independencia primero y a las exigencias, represalias y contribuciones de liberales y absolutistas después.
La economía, fundamentalmente agrícola, refleja un incremento de la producción y una selección de los cultivos, aumentando considerablemente la extensión dedicada al olivar. La sociedad baezana experimentó durante este siglo un cambio reseñable. La Guerra de la Independencia y las desamortizaciones consolidaron el poder de la burguesía agraria.
A principios del siglo XX se van consolidando las tendencias políticas obreristas, especialmente anarcosindicalistas y socialistas. Las estructuras económicas vuelven al estado en 1931 y la situación del campesinado se agrava. La crisis de los 70 contribuyó en buena medida al proceso de decadencia demográfica, iniciada en la década de los 40. Con esta coyuntura la ciudad se enfrenta a la transición democrática. Las elecciones municipales del 79 dieron la alcaldía a la UCD. La década de los 80 marca una inflexión en la tendencia negativa, propiciada por la favorable coyuntura económica.
A lo largo del siglo XX surge un importante desarrollo urbanístico. En el terreno económico, la principal riqueza sigue siendo la agricultura, principalmente el cultivo del olivar. En 1996 fue declarada «Conjunto Histórico-Artístico».
Aunque tímidamente, existe un despegue importante y de calidad de los servicios turísticos en gran parte acrecentado por la declaración de Baeza como Patrimonio de la Humanidad. Estos servicios están principalmente basados en el turismo de interior, cultural y monumental.
Últimamente su tradición universitaria se está viendo recuperada con la sede Antonio Machado, donde se encuentra la Universidad Internacional de Andalucía, donde cerca de 1.000 alumnos pasan cada año para disfrutar de alguno de los cerca de 40 cursos ofertados y de la intensa oferta cultural programada como complemento a la oferta formativa.
Destaca por su importante legado monumental, al ser declarada Patrimonio del Humanidad por la Unesco. Dentro de su economía se ha basado durante años en la producción de aceite gracias a las olivas del lugar, el turismo y por contar con una sede de la Universidad Internacional de Andalucía.
El patrimonio de Baeza es muy extenso. Podemos nombrar el cerro del Alcázar, la catedral de Natividad de Nuestra Señora, la iglesia de Santa Cruz, diversas ruinas de interés y de diferentes épocas, fuente de los Leones, el convento de San Francisco, parroquia de San Pablo, convento de San Antonio, etc. En definitiva, en diversos barrios tanto del centro como de la periferia hay un edificio admirable y de gran encanto.
Baeza, Patrimonio Mundial
Situada en una elevación natural del terreno, desde Baeza podemos divisar uno de los paisajes más singulares de Andalucía: su particular mar de olivos. Su ubicación también nos deja intuir su belleza incluso desde lejos, a través de su monumental silueta, perfectamente coronada por la torre de la Catedral. Descubrir los rincones de la ciudad nos permite dejar volar nuestra imaginación hasta uno de los enclaves renacentistas más importantes de España, enriquecido por las huellas de la historia de la ciudad.
Baeza es una ciudad viva, y como tal, destaca en su conjunto la Plaza del Paseo de la Constitución, foro público de la ciudad, flanqueada por soportales y adornada por galerías como el Balcón del Concejo y la Alhóndiga. Dos puertas recuerdan la cinta de murallas que guardó la ciudad durante la ocupación musulmana y dan paso al centro histórico baezano: la Puerta de Jaén y el Arco de Villalar, que enmarcan una de las plazas más emblemáticas de la ciudad, la Plaza del Pópulo, donde encontramos el edificio de portada plateresca de las Antiguas Escribanías, hoy sede de la oficina de Turismo de la Junta de Andalucía, las Antiguas Carnicerías y la Fuente de los Leones en el centro.
La Plaza de Santa María, corazón monumental baezano, concentra el mayor número de monumentos: la Catedral, construida sobre la antigua mezquita, que anteriormente había sido un templo pagano, ha sufrido numerosas transformaciones, siendo la más importante la realizada durante el siglo XVI, proyectada por el arquitecto Andrés de Vandelvira, determinante del estilo renacentista que presenta en su fachada principal. las Casas Consistoriales, la Fuente de Santa María; el Seminario de San Felipe, con su pintoresca fachada plagada de vítores, actual sede de la Universidad Internacional de Andalucía o la Casa-Palacio de Rubín de Ceballos, a espaldas de la Catedral. Bajando por la Cuesta de San Felipe Neri, nos encontramos con el Palacio de Jabalquinto, bello ejemplo del gótico flamígero cuya fachada contrasta con la sencillez de la Iglesia de la Santa Cruz, uno de los pocos exponentes, junto con la Iglesia de San Juan Bautista, del Románico andaluz, y la antigua Universidad, que conserva tanto el aula donde impartió clases Antonio Machado como el noble Paraninfo, que aún exhibe todo su porte universitario.
Pasear por Baeza es descubrir a cada paso su magnífico conjunto monumental, tanto sus edificios religiosos como civiles: destacan la singular fachada plateresca del Ayuntamiento; el convento de San Francisco, otra de las obras cumbres de Andrés de Vandelvira; el Convento de la Magdalena; San Pablo; San Ignacio; la Iglesia de estilo gótico mudéjar del Salvador; San Andrés, cuyo órgano barroco vuelve a sonar gracias a una reciente intervención; sus espléndidos palacios, sus antiguas casas solariegas.
Conocer el pasado milenario de la ciudad en el yacimiento arqueológico Cerro del Alcázar o tomar un descanso para disfrutar del ambiente y la deliciosa gastronomía andaluza en la concurrida plaza de España.
Semana Santa declarada de interés turístico
Baeza es una ciudad abierta y hospitalaria en cualquier época del año, cargada de tradiciones y con un rico patrimonio histórico-artístico que le ha llevado a ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Si hay alguna época especial para visitarla, conocerla y participar de sus costumbres, es sin duda la Semana Santa. En Baeza, cada primavera se conjugan de manera excepcional la tradición, el arte, la historia, el fervor popular, la devoción… y todo ello en perfecta simbiosis y armonía con el conjunto monumental que ofrecen sus calles y plazas con los pasos procesionales y la rica imaginería de sus tallas.
A ello contribuye el hecho de ser una tradición que se ha ido transmitiendo de generación en generación, en la implicación de todo un pueblo que se convierte en este tiempo en un referente religioso y cultural y que, por su propia idiosincrasia, la hace distinta y brillar con luz propia. Ese gran arraigo cofrade se traduce en 23 Cofradías y Hermandades de Pasión que componen un extraordinario catálogo iconográfico de Cristos y Dolorosas. Tallas como la del Cristo de Jesús de la Caída, del siglo XVII, el Cristo de la Humildad del siglo XVI, o dolorosas como La Soledad del siglo XVIII, se funden en bellos desfiles procesionales con el entorno, encontrándose la Semana Santa baezana entre las declaradas de Interés Turístico Nacional.
Un lugar destacado merece la interpretación del Miserere que Hilarión Eslava (1807-1878) compusiera por encargo para la Catedral de Baeza y que tiene lugar la noche del Martes Santo. Un coro compuesto por más de 100 voces mixtas da vida al salmo 50 que comienza precisamente por Miserere mei Deus (Ten misericordia, Dios mio). La peculiaridad de este Miserere es, al igual que toda la Semana Santa, el arraigo en la cultura local y la implicación de los baezanos. Es el pueblo entero el que canta, el que ha ido interiorizando en lo más profundo de su ser cultural esta obra que cada año vuelve a resonar en las bóvedas de piedra del templo.
El Corpus Christi en Baeza
Ya en el siglo XIV se tienen noticias de la celebración del Corpus en Baeza, siendo nuestra ciudad ya reconocida en el siglo XV en toda Castilla por la solemnidad y magnificencia con la que realizaba anualmente estas celebraciones en honor al Santísimo Sacramento. Pero será a partir del siglo XVI, cuando esta festividad cobre verdadera importancia convirtiéndose entonces sin ningún lugar a dudas en la fiesta por excelencia de nuestra ciudad.
Una de las costumbres que rodean a la solemne procesión del Corpus Christi que ha llegado desde entonces hasta nuestros días es la tradición de instalar altares a lo largo del recorrido de la misma.
La realización de estos altares, arquitectura efímera muy del gusto del Barroco, solía correr a cargo en un principio de particulares, generalmente familias nobles cuya vivienda se situaba en el recorrido y, con frecuencia, estos altares se engalanaban con los mejores cortinajes de la casa y las imágenes de la devoción doméstica de cada una, además de los enseres y ajuares más lujosos de las capillas u oratorios privados de las casas señoriales. En la actualidad son fundamentalmente las Hermandades, junto a los vecinos, sobre todo de la calle Sacramento quienes año tras año mantienen esta bella tradición de los altares y las alfombras que llaman la atención de propios y extraños por su belleza y originalidad.
La víspera del Corpus por la noche, los baezanos cumplen año tras año con la tradición de “visitar” los altares y los turistas se admirarán contemplando estos monumentos efímeros heredados del barroco y se sorprenderán al ver los bellos dibujos de las alfombras hechas con pétalos de flores y serrín de colores.
Junto a los altares y las alfombras, desde el año 2016 la ciudad de Baeza está recuperando poco a poco los tradicionales monumentos efímeros para embellecer y engrandecer, aún más, una celebración para la que ya se ha iniciado el expediente correspondiente y que pueda ser declara Fiesta de Interés turístico nacional. Se trata de las puertas efímeras, monumentos creados única y exclusivamente para esta festividad que, una vez acaba, son retirados hasta el siguiente año. Esto hace que el Corpus Christi baezano se diferencie del resto convirtiéndose en una fiesta única, diferenciada por su marcado carácter espiritual de la mano del doctor de la Iglesia, San Juan de Ávila, y único por su orfebrería y por el entorno patrimonial en el que se desarrolla la procesión.
Las puertas efímeras eran unos elementos muy utilizados durante el siglo XIX para los eventos importantes y se levantaron portadas desde el siglo XVII, práctica que se mantuvo hasta mediados del siglo XX fecha en que se tiene constancia de las últimas instalaciones. El proyecto consiste en realizar las tres puertas más importantes de la Catedral de Baeza. Actualmente, la ciudad cuenta con la Puerta del Perdón, inaugurada en 2016, la Puerta de La Luna realizada en 2019 y, aún pendiente, la puerta principal de la Natividad de la Virgen.
En el Corpus, los visitantes podrán admirar otro de los símbolos monumentales de la ciudad de Baeza, la Custodia de la catedral de Baeza, es una de las más destacadas de España en su género y la principal pieza de orfebrería del patrimonio catedralicio y que en este 2014, celebrará su tercer centenario, ya que fue entregada por el maestro platero de Antequera Gaspar Núñez de Castro en 1714.
El Renacimiento a la luz de la Velas
Renacimiento a la Luz de las Velas es un evento que nace en el año 2018 organizado por la Asociación Baezana de Industrias, Comercios y Servicios con el apoyo del Excmo. Ayuntamiento de Baeza. En torno a mediados de septiembre, nuestra ciudad Patrimonio Mundial, se engalana para crear una noche mágica en la que los lugares más destacados del enclave patrimonial se iluminan con la luz de las velas. El objetivo es promocionar, dinamizar y poner en valor su carácter monumental, gracias a la colaboración de más de 40 colectivos sociales, de diferentes instituciones públicas, empresas privadas y otras entidades participantes.
Además, la “noche de las velas” se completa con una amplia programación cultural en Baeza.
Más información: www.renacimientoalaluzdelasvelas.com y en las redes sociales Facebook, Twitter e Instagram.
Cultura y Ocio
Como si deleitarse en el conjunto histórico-artístico de la ciudad no fuera suficiente, son infinitas las actividades culturales, de ocio y festivas que se realizan en Baeza durante todo el año.
Una de las más importantes es la Semana Santa, declarada de Interés Turístico Nacional a finales de los años 70, se caracteriza por su sobriedad y recogimiento.
La Festividad del Corpus celebrada en el mes de junio cuenta con un gran arraigo en Baeza. Todo el centro histórico se engalana con altares y alfombras florales, las fachadas se adornan y las calles se cubren de toldos para dar paso a la procesión del Corpus con la Custodia al frente, una de las obras de orfebrería del S XVIII, del orfebre Gaspar Núñez de Castro, más destacadas del territorio nacional.
Otra de las fiestas de gran tradición y calado en la ciudad es la Feria de Agosto, en honor a la Patrona de Baeza, la Virgen del Alcázar. Numerosas actividades se dan cita como actividades previas a la feria: torneos deportivos, concursos fotográficos, conciertos, actividades culturales, teatro o el concurso nacional de saltos de caballo. Durante los días de feria destacan los conciertos musicales, las corridas de toros, las verbenas, y el tradicional tapeo tanto en las casetas de noche, ubicadas en el nuevo recinto ferial de la ciudad, así como un ambiente más típico andaluz en la feria de día, situada en la antigua plaza del mercado del S.XVI, en el actual paseo de la Constitución.
Otra fiesta destacable es la de las Cruces de Mayo, ubicadas por el casco antiguo, se retoma la tradición de levantar altares y Cruces realizadas por Cofradías y Hermandades de la ciudad, coincidiendo con la festividad de la Exaltación de la Cruz, durante el primer fin de semana de mayo.
También, con gran arraigo popular, se celebra durante el primer sábado de septiembre la Romería de la Yedra. Cuenta con una gran tradición, cuyas primeras noticias de fervor se remontan al S.XVI, en la que multitud de romeros acompañan con las tradicionales carrozas, o en caballos engalanados para la ocasión, a la Virgen del Rosel hasta su Santuario en la Yedra.
Por último, otra de las fiestas consolidadas ya en la ciudad, son las fiestas del Concejo y la festividad de San Andrés. Se realizan en el mes de noviembre y durante unos días el barrio de San Andrés se adorna con multitud de puestos de artesanía, se celebran actividades para niños y mayores, así como la tradicional hoguera de San Andrés.
Además de estas fiestas hay multitud de citas durante todo el año:
- Semana Machadiana en febrero, donde se recuerda y homenajea a la figura del poeta Antonio Machado;
- La feria bianual del olivar “Futuroliva”, que se celebra en el mes de mayo, y está consolidada como una de las ferias agrícolas más destacadas del sector.
- Baezafest. Es el festival de jóvenes intérpretes que se celebra anualmente entre los meses de junio y julio, ampliando la oferta turística-cultural de Baeza y haciendo que la música y las artes sean un factor más para la promoción de nuestra ciudad y sobre todo, una manera de educar y poner en valor la riqueza artística que este entorno renacentista tiene como fruto de su arquitectura y de sus habitantes.
- Festival de Música y Danza con el que se conmemora la festividad del 3 de julio, fecha de la declaración de la ciudad como Patrimonio Mundial.
- UNIA Escena Baeza, muestra de teatro en colaboración con la U.N.I.A. que durante dos semanas de julio trae a la ciudad algunas de las compañías de teatro más destacadas dentro del panorama nacional;
- Cursos de verano de la Universidad Internacional de Andalucía, donde cerca de 1.000 alumnos pasan cada año por la sede Antonio Machado de Baeza para disfrutar de alguno de los cerca de 40 cursos ofertados y de la intensa oferta cultural programada como complemento a la oferta formativa.
- Renacimiento a la luz de las velas es una noche mágica, en torno a mediados de septiembre, en la que el centro histórico de la ciudad de Baeza se ilumina con la luz de las velas.
- La Noche del Patrimonio, un evento que se celebra en el mes de septiembre de forma simultánea en las 15 ciudades Patrimonio de la Humanidad de España. Supone un homenaje a las culturas y las lenguas de todas las ciudades del Grupo, que representan la diversidad y riqueza de nuestro país. Está estructurada en tres secciones: la danza será la protagonista en todas sus formas y edades (EscenaPatrimonio), jornadas de puertas abiertas de monumentos (AbiertoPatrimonio), y una gran oferta de actividades culturales y de ocio en nuestros cascos históricos (VivePatrimonio).
- Otoño Cultural Flamenco, durante el mes de octubre, con guitarristas y cantaores de primer nivel.
- Premio Internacional de Poesía Antonio Machado, una de las citas anuales más relevantes del mundo de las letras.
- Festival de música Antigua de Úbeda y Baeza. Durante el mes de diciembre
El aceite de oliva es la estrella de la cocina baezana y de toda la provincia jienense, la mayor productora del mundo.
Junto al aceite, un recetario tradicional que conserva nuestras raíces y mezcla las costumbres culinarias mozárabes y de la cocina andaluza tradicional de interior, nos convierte en un destino con un componente diferenciador en el cual se combinan los productos de la huerta, la caza y el aceite de oliva.
El nombre de algunos de estos platos difícilmente puede oírse fuera de esta tierra: ochíos, pipirrana, cuarrecano, hornazo, morrococo. Otros son más conocidos, pero en cada lugar tienen un modo particular y propio de elaborarse: migas, andrajos, morcilla de caldera, bacalao, lomo de orza…
Los postres son otro elemento gastronómico heredado de la cocina andalusí y conventual tan presente en nuestro recetario. Degustar postres autóctonos como las gachas dulces, pestiños, roscos de anís, o los afamados virolos son toda una delicia para el paladar.
Paseando por sus calles y plazas, llenas de carácter e identidad propias, podemos encontrarnos con restaurantes que ubicados en un palacio, en un antiguo convento o una casa nobiliaria, saben aunar la tradición de una sabia gastronomía que ha mantenido las formas tradicionales de elaboración, pero que también ha evolucionado para adaptarse a las nuevas demandas de una dieta rica, variada y saludable.
Una gastronomía que también puede disfrutarse siguiendo una de las tradiciones locales más arraigadas “el tapeo” a través del cual, en todos los bares y tabernas de Baeza, con cada bebida que se consuma se obsequiará al cliente con una tapa, que es una pequeña porción de la cocina local.
Fruto de este interés e iniciativa por seguir con las tradiciones y costumbres se viene celebrando durante el mes de febrero o marzo la Ruta de la tapa, en la que restaurantes y bares de la ciudad compiten por ofrecer la mejor.
Texto y fotografías: Ayuntamiento de Baeza