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La historia de Dos Hermanas, populosa localidad sevillana, se remonta a la Edad Antigua. Así pues, denominada Orippo en época turdetana, fue incorporada al Imperio romano como un enclave en el paso de la Vía Augusta. Sabemos que llegó, incluso, a acuñar moneda propia. Se ha interpretado que durante el dominio árabe, diseminadas por la localidad surgen numerosas alquerías, sin un núcleo urbano principal. Estas alquerías se convirtieron, por su alta producción agrícola y ganadera, en importantes haciendas, algunas de las cuales todavía se conservan.

Las leyendas que tratan de explicar el origen de esta ciudad bajo el topónimo de Dos Hermana nacen tras la conquista de Sevilla, en el año 1248. Se inició entonces una política de repartimiento de tierras entre los súbditos castellanos. De esta manera llegaron hasta aquí las hermanas Elvira y Estefanía Nazareno, parientes del adalid leonés Gonzalo Nazareno, a quién tocó en suerte los territorios que hoy comprenden nuestra ciudad. Lo que justifica la nueva denominación del lugar, así como, el particular gentilicio: “nazareno”.

Según la tradición, las dos mujeres fueron guiadas por el sonido de una campanilla, que cesaría justo al lugar donde estaba oculta en una cueva la portentosa imagen de Santa Ana, patrona de la ciudad. En torno a dicho enclave se iría conformando una nueva aldea de alfoz de Sevilla conocida por todos como la de las “Dos Hermanas”.

La explotación agraria y ganadera constituyó la base de su economía. No obstante, a finales del siglo XIX, coincidiendo con la llegada del ferrocarril, se inicia un proceso de industrialización para la especialización en el aceite y el aderezo de la aceituna de mesa, así como del hilado del yute. Hoy por hoy, se ha intensificado la producción industrial y se ha desarrollado notablemente el sector servicios, debido al fuerte desarrollo demográfico y al lugar estratégico que ocupa el municipio. El despertar cultural de la ciudad coincidiría con la presencia de un importante círculo de literatos y artistas que en el siglo XIX se acercan a sus huertas, villas de recreo y haciendas, entonces en manos de nobles y burgueses de la capital que fijan en Dos Hermanas una segunda residencia. Del elenco destacarán Fernán Caballero, Antonia Díaz y Lamarque de Novoa, que ayudaron a dejar testimonio escrito de la vida cotidiana de la villa.

El municipio de Dos Hermanas cuenta con un importantísimo patrimonio histórico, cultural y natural. Ejemplo de ello es la Torre de los Herberos, testigo medieval de la conquista de Sevilla, inserta entre las ruinas de lo que un día fue la antigua ciudad de Orippo.

Precisamente en el modelo de hábitat rural romano (las villas), tengan el antecedente arquitectónico otro de los monumentos que hacen a Dos Hermanas una ciudad genuina: las haciendas de olivar. Su función no era otra que la explotación agraria, pero en el término municipal es común, además de un elemento identificativo, el hecho de que aparezca en el edificio una torre de carácter militar, reminiscencia de época medieval, aunque estas construcciones no conocen su auge hasta el siglo XVI, debido al clima de inseguridad que propiciaban las guerras de conquista de la Edad Media.

En el siglo XVI, el desarrollo de las haciendas de olivar es notable. Aunque a nivel arquitectónico es en los siglos XVIII y XIX cuando estas construcciones rurales alcanzan su máximo esplendor y belleza. La mayoría de las haciendas que aún hoy día se conservan sufrieron en este periodo grandes remodelaciones para adaptarlas a los cánones arquitectónicos propios de cada época.

Dentro de la arquitectura religiosa encontramos varios edificios imponentes, sin los cuales, la ciudad no podría entenderse, tales como: la parroquia de Santa María Magdalena, con un papel imprescindible en nuestra Semana Santa, la capilla de Santa Ana o la capilla de San Sebastián.

Pero, además, fundamentales para comprender la historia son las huertas y villas de recreo. Dos Hermanas fue un espacio de expansión para las familias sevillanas con importantes recursos económicos, que llegaban hasta estas tierras para construir grandes mansiones rodeadas de frondosos jardines donde pasar temporadas lejos del bullicio de la capital. La Alquería del Pilar y los edificios colindantes como la Huerta de Ybarra, antiguos Palacio Alpériz y Huerta de la Princesa siguen presentes para recordarnos este pasado romántico donde grandes literatos y filósofos se reunían principalmente en la finca de José Lamarque de Novoa y Antonia Díaz, para celebrar sus renombradas tertulias literarias. Además, este lugar supone un gran espacio verde, junto con otros espacios naturales que también forman parte del patrimonio municipal, como la laguna de Fuente del Rey.

Dos Hermanas cuenta con una oferta turística de lo más variada. Para los amantes de la arquitectura religiosa, la parroquia de Santa María Magdalena es la primera parada. En ella está la imagen más venerada por los nazarenos, la Virgen de Valme. Cuenta la leyenda que el rey Fernando III, antes de conquistar Isbilia, se encomendó a la Virgen con la frase <<¡Váleme señora!>>. Y de ahí le pusieron Valme. Otra curiosidad de esta iglesia es que alberga los restos del último rey musulmán de Sevilla.

El siguiente monumento religioso es la iglesia conventual de Santa Ana, aquí se podrá aprender todo sobre la historia de Dos Hermanas. La capilla está en la cueva donde las hermanas Elvira y Estefanía encontraron a la imagen de la Virgen de Valme.

Para comprar alguno de los dulces artesanos se podrá visitar el convenito de San José de las monjas Carmelitas Descalzas. En el Parque de la Alquería se podrán contemplar las fincas regionales, antiguas casas de verano, que ahora son edificios públicos, así como su flora, procedente de América.

También para conocer los orígenes de Dos Hermanas hay que visitar las ruinas de la ciudad prerromana Orippo, ubicadas en el Polígono Industrial Carretera de la Isla. En su parte más alta se alza la Torre de los Herberos, el único vestigio de la antigua fortaleza.

Por último, se podrá disfruta de un picnic en el Parque Periurbano de la Corchuela o, en el bello el Paraje Natural Brazo del Este.

Feria de Mayo

Fiesta declarada de Interés Turístico Nacional desde 1998, heredera de las fiestas patronales que se celebran en honor a Santa Ana a finales de julio. Los festejos, siguiendo el modelo sevillano, comienzan al final de la jornada del miércoles con el “Pescaíto” y llegan a su fin la noche del domingo tras un espectáculo de fuegos artificiales.

Romería de Valme

Festividad religiosa, la de mayor arraigo en Dos Hermanas y una de las principales de Andalucía, respecto al número de peregrinos. Cuenta con más de un siglo de tradición y fue declarada de Interés Turístico Nacional en junio de 1976. Cada tercer domingo de octubre, la imagen gótica de Ntra. Sra.de Valme, protectora de la ciudad, es trasladada desde la Parroquia de Santa María Magdalena hasta su antigua ermita, ubicada en el cerro de Cuarto, en la barriada sevillana de Bellavista.

Otras Fiestas y eventos

  • Cabalgata de Reyes Magos: 5 de enero
  • Carnavales: febrero
  • Festival Nacional de Teatro aficionado “Fernán Caballero”: marzo/abril
  • Semana Santa
  • Romería de Ntra. Sra. de los Ángeles (Montequinto): domingo previo al de Pentecostés.
  • Romería de Ntra. Sra. del Rocío: miércoles previo al de pentecostés.
  • Torneo Internacional de Ajedrez: mayo.
  • Festival Juan Talega: primera quincena de junio.
  • Jornadas Folclóricas Nazarenas Internacionales: junio/julio.
  • Velá Sta. Ana y campeonato local ciclismo “Clásica Sta. Ana”: entorno al 26 de julio.
  • Media Maratón “Tierra y Olivo”: noviembre.
  • Temporada de Carreras Gran Hipódromo de Andalucía, invierno (noviembre/febrero) y primavera.

La Gastronomía  nazarena viene condicionada por los distintos climas que se observan a lo largo del año, los productos naturales de la temporada,  así como con motivo de la celebración de distintas fiestas. Los platos que se degustan en nuestra ciudad se caracterizan por su sencillez y frugalidad pues en su mayoría no son el resultado de una elaboración complicada. Los condimentos empleados son los de la dieta mediterránea.

Tocando a su fin la primavera y hasta la llegada del otoño, es común que de diario se consuma en los hogares nazarenos el gazpacho andaluz. Nuestra localidad presenta una variedad en la elaboración de dicho plato, que es denominado “sopeao de gazpacho”. Consiste en incorporar pequeños trozos de pan  acompañado de distintas frutas como la uva y el melón sobre los que se vierte un poco de aceite de oliva y el tradicional zumo de tomates o gazpacho.  Durante el verano suele ser típico el consumo de “pescao frito”, un variado de pescado enharinado frito en abundante aceite de oliva. La dieta veraniega suele ser acompañada con platos fríos como ensaladillas, salpicones y ensaladas diversas. Es muy común así mismo la degustación de las conocidas “papas aliñas” que son patatas cocidas que se acompañan de otros distintos alimentos según los gustos como pimientos, cebollas, atún, huevo duro, que se aderezan normalmente con aceite, sal y vinagre.

Durante el invierno es típico el “puchero en colorao” que es un caldo de tocino, morcilla y carne principalmente de cerdo a la que se añade garbanzos y el pimentón como condimento acompañado de verduras tales como las acelgas o las berzas. De igual modo se consume el puchero de arroz, garbanzos sobre caldo de gallina. Son muy demandadas las cabrillas a las que se le incorpora una salsa de tomate hecha con pan y pimentón,  “salsa sopeada”. Los caracoles forman parte de nuestra tradición gastronómica durante los meses de mayo y junio. Existe la costumbre de tomarlos igualmente en “sopeao”, es decir, acompañados  de pequeños trozos de pan sobre los que se vierte un poco de aceite, los caracoles y el caldo de los mismos.

Durante la cuaresma y en Semana Santa es típico el consumo de las “tarbinas de bacalao”, una especie de buñuelos de bacalao cuya masa lleva ajo y  pimentón al igual que se saborean las espinacas con garbanzos. En Navidad suele consumirse la caldereta de pavo con picatostes, jamón y huevo picado.

Otros platos muy degustados en nuestra mesa son la carne con tomate, el “menudo” (Callos), estofados de ternera y “papas guisas con chocos o con costillas y carne”, (patatas cocidas en caldo junto con los chocos (sepias) y/o calamares cortados en tiras o en arandelas o las costillas y los tropezones de carne de ternera y/o cerdo. Por la tradición de caza de nuestros ciudadanos en combinación con los arrozales de la marisma y humedales nazarenos son conocidos igualmente los platos de arroz acompañados de carne de caza menor tales como conejo, palomas y otras aves.

Como en toda nuestra geografía es muy común seguir la cultura del tapeo. En este sentido, por la importancia de nuestra ciudad en el comercio de aceituna de mesa, es obligada la referencia a nuestra aceituna en sus variedades cocidas o aliñadas, tanto gordales, manzanillas y machacadas entre otras.

La repostería casera evoca a los dulces de tradición árabe por el empleo de la miel como principal condimento, tales como las hojuelas, pestiños y torrijas muy tradicionales durante la Cuaresma, Semana Santa e incluso en Navidad. De igual modo se sigue consumiendo la “espoleá o poleá”, un preparado de agua y harina a la que se agrega sal, matalahúva y azúcar, acompañada de picatostes. Se puede condimentar con  anís, canela o acompañar de otras frutas.

Texto y fotografías: Área de Comunicación y Estrategia Fundaciones UPO