¡Hola colorás y coloraos! Esta nueva entrada del blog es un intento de preservar los recuerdos de nuestras personas mayores, de conocer un poco cómo era la vida de un niño hace casi un siglo. Obviamente, todo lo que voy a poner a continuación lo sé por mis propios abuelos y mis tíos abuelos, por lo que no os puedo asegurar que todos los niños jugasen a lo mismo ni conociesen todos los juegos. Pero sí os puedo asegurar que al menos en los pueblos de Sevilla de no muchos habitantes se jugaba a estos juegos.
Antes de entrar a explicarlos, os quiero aclarar que no todos los niños disponían de tiempo para jugar, puesto que si habían nacido en familias grandes y eran de los mayores desde bien pequeños tenían que trabajar para llevar un dinero a la casa. Esto mismo le pasó a mi abuelo, que desde que tenía seis años tenía que ir todos los días al campo para cuidar animales o guarros (cochinos) como los llama él.
Aun así, el poco tiempo que tenían sí que jugaban o los que tenían la suerte de poder asistir a la escuela, que se daba sobre todo en el caso de las niñas, podían pasar tardes jugando en las calles o en los corrales (que viene a ser los patios de las casas donde había animales).
Hay juegos que a día de hoy siguen siendo conocidos y no es necesario explicarlos como son el escondite o saltar a la comba. Sin embargo, hay otros juegos que quizás para la generación de los 2000 o años cercanos sí que conocemos pero que los niños de ahora no conocerán. Algunos de estos juegos pueden ser el yoyó, que era un juguete formado por un disco de madera o plástico que tenía una ranura en el centro en el que se introducía una cuerda. Esta cuerda se enredaba en uno de los dedos para hacer subir y bajar el yoyó.
Otro de los juegos era saltar al piqué, conocido también como teje o rayuela. El juego consiste en pintar diez casillas como podemos ver en la imagen mostrada abajo y cada participante tenía que lanzar una piedra para que se quedase en alguna de esas casillas. El número que tocase era el número cuya casilla no podía pisar, al igual que cualquiera de las líneas, cuando fuese a saltarlos todos, sí pudiendo tocar las demás casillas. En ocasiones, mientras se saltaba se podía cantar una canción entre todos los participantes.
Otros juegos a los que jugaban era a las tiendas, utilizando la ceniza como el azúcar, la arena como harina, etc. También, podían jugar a las casitas, de hecho mi abuela me ha contado cómo utilizaban medio ladrillo y le ponían un delantal como si fuese un bebé. A veces, el ladrillo le pesaba tanto que más de una vez se le cayó en los pies. También, cogían latas de atún para utilizarlas de tacones o cosían muñecas de trapo o de barro. Otra de las anécdotas que me cuenta mi abuela es que la primera muñeca que tuvo fue de cartón y que ella se empeñó en bañar la muñeca, lo que hizo que del agua solo sacase la ropa.
Por último, dos juegos que me llamaron la atención fueron los cromos, que consistía en poner boca abajo los cromos y a la persona que le tocase tenía que intentar llevarse el cromo con la palma de la mano que la ponían curvada para que fuese más fácil. La persona que tenía el turno lo intentaba con los cromos que tuviesen entre todos y los que fuese capaz de levantar eran los cromos que se llevaba. El otro juego lo llaman jugar a “novias con las malvas”, que eran unas flores que encontraban en el campo y con cuyas hojas se hacían colas simulando los vestidos de novia.
Todos estos juegos son los que he podido recopilar sin consultar ninguna fuente más que la de familiares de la época, es por ello que si os ha generado algún tipo de interés y os ha saltado la duda de cuáles serían los juegos a los que jugaban vuestros abuelos os animo a que si podéis preguntéis tanto a ellos como a personas que puedan saberlo. Ya que como podemos comprobar los juegos de antes son muy distintos a los que vemos sobre todo hoy en día.
¡Hasta la próxima!