El trabajo Seducido por la luz, galardonado en junio de 2006 con el Primer Premio de Ensayo Pablo de Olavide, imagina a este personaje, casi ya octogenario y retirado en Baeza, escribiendo las confesiones de su ajetreada trayectoria vital, a la vez que intenta adentrarse en su psicología, se esfuerza en presentar una cierta visión panorámica del ambiente ilustrado que le tocó vivir y que contribuyó a forjar.
Olavide emerge en estas Confesiones como una persona abierta al cambio y a la innovación, amante de la literatura, la conversación y el buen vivir; también como un destacado reformador social, interesado en modificar algunas estructuras económicas, educativas e incluso urbanísticas del país, y como un hombre lúcido que no tuvo reparos en criticar ciertas prácticas de la religiosidad popular, sin llegar a cuestionar a fondo ni los dogmas esenciales de la fe cristiana ni los pilares básicos de la monarquía absoluta y de la sociedad estamental de su época.
Realizado con una clara vocación sintética y divulgativa, el trabajo está apoyado –es de justicia reconocerlo– en las valiosas investigaciones de numerosos autores, entre los que podrían citarse a Marcelin Defourneaux, Manuel Capel Margarito o Luis Perdices Blas.