Una de las partes que más nos ha llamado más la atención sobre Écija, han sido sus leyendas. En este artículo les vamos a relatar dos de las leyendas más famosas de Écija.

Como ya os hemos comentado en otras entradas del blog, Écija es conocida también por ser “La ciudad de las torres”, esto se debe a que para ser una localidad de poco más de 40 000 habitantes, la ciudad cuenta con 11 torres. La construcción de las 11 torres se remonta a una vieja leyenda:

           Écija estaba enamorada del sol y de este amor se quiso aprovechar el diablo. El diablo les comentó a los ecijanos: “Vosotros que tanto amáis al Sol, ¿queréis llegar a él? Para ello, simplemente tendréis que construir 12 torres, ni una más, ni una menos”. Los ecijanos llenos de soberbia y cegados por este amor platónico e imposible, no dudaron en aceptar este pacto con el diablo que buscaba apropiarse del alma de Écija. Los ecijanos empezaron a construir las torres y consiguieron en muy poco tiempo erigir 11 de ellas. Cuando se estaba terminando de construir la duodécima torre, se escuchó una voz indignada desde el cielo que decía: “Vosotros, soberbios, ¿cómo os atrevéis a llegar a mí?”. Esta voz no era otra que la de Dios que lanzó un rayo que destruyó la una de las torres. Además, Dios como castigo y forma de arrepentimiento mandó construir un templo junto a cada una de las torres que habían construido. La leyenda dice que si se construyera una torre más en Écija esta estaría a merced del diablo.

Imagen 1. Écija la ciudad de las torres

La leyenda ecijana se mezcla con partes de verdad, ya que en 1982 un rayo destruyó la torre de Santa Bárbara, que fue reconstruida años después. En esta iglesia se puede encontrar una capilla donde se venera el cuadro de un Nazareno. Este cuadro guarda tras de sí una leyenda muy curiosa:

Cuenta la leyenda que a principios del siglo XV un humilde zapatero llamado Maese Luis, un devoto muy fiel del cuadro que se encontraba en la Iglesia de Santa Bárbara, fue a pedir ayuda al señor a la capilla. Este hombre tenía una familia compuesta por dos hijos pequeños y una mujer que estaba gravemente enferma y a la que no podía pagar el tratamiento. Esta falta de dinero se debía a que este zapatero estaba envenenado por el vicio del juego y había empeñado todo lo que tenía valor en su casa. El zapatero se llegó a la capilla a suplicarle al nazareno que ayudara a su familia y a su mujer y prometía abandonar el juego y centrarse en su familia. El nazareno se apiadó de él y la imagen del cuadro se quitó su cíngulo de oro y se lo entregó a aquel hombre. Sin embargo, el hombre lleno de júbilo y sorpresa se fue corriendo a vender el cíngulo, pero de nuevo se gastó las ganancias en la casa de juego. Ante esta ingratitud, el nazareno se negó a que se le pintara de nuevo el cíngulo dorado.

Según la leyenda, cada vez que se le ha pintado el cíngulo dorado al nazareno, a los pocos días este desaparecía. Según la hermandad, este hecho ha sucedido un par de veces y desde entonces se ha conocido al nazareno como Jesús Sin Soga.

Capilla de Jesús sin Soga en Écija: 1 opiniones y 6 fotos
Imagen 2. Capilla donde se encuentra la imagen de Jesús Sin Soga

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