La historia detrás del icono más celebre de esta pequeña localidad sevillana es larga y tiene un inicio muy particular. Lo que actualmente es un complejo turístico que alberga numerosas especies animales, entre las que destacan los leones y los elefantes entre otros, tuvo un pasado muy distinto.

Según testimonios orales, el terreno en el que se sitúa perteneció en su momento a D. Gustavo Fernández y D. Manuel Garrido, socios que mantuvieron una humilde explotación minera a principios del siglo XX. No obstante, esta mina no mantendría su reducido tamaño, pues en los años cincuenta la empresa Industrias Reunidas Minero-Metalúrgicas SA, conocida vulgarmente como Indumetal, negoció la concesión del terreno.  A partir de ahí, esta tierra pasaría a albergar una considerable actividad de extracción de pirita, necesaria para la producción de hierro, de cobre y en menor medida de oro.

Los Lipperheide, propietarios de la Indumetal y artífices del desarrollo minero de la concesión.

A partir de aquí continuaría esta fructífera relación, hasta que la empresa intenta comprar la propiedad. Los dueños de esta se negaron y, con el tiempo, la Indumetal decidiría optar por el cese de la actividad en dicha propiedad en 1963, con la consiguiente retirada de parafernalia minera. El último clavo en el ataúd de estas minas vendría de la mano del último ingeniero de la propiedad, que tras la muerte de los propietarios vendería la propiedad. A partir de este punto se pierde temporalmente el rastro a los propietarios del terreno, ya que pasaría por distintas manos, incluidas las de la propia Junta de Andalucía.

En la actualidad, este terreno está dividido en varias secciones. La primera de ellas, formada por los núcleos de viviendas de los mineros al servicio de Garrido, Fernández e Indumetal, pasaría a convertirse en la pedanía de Minas del Castillo de las Guardas. El resto del territorio pasaría a formar parte de lo que se conoce como Reserva Natural.

Esta reserva tiene como propósito aunar la conservación de muchas especies animales con el aprovechamiento del potencial turístico de esta presencia de especies exóticos. Además de los amplios espacios dedicados a estos, la Reserva ha expandido sus servicios con la adición de diversos espectáculos y servicios. Entre estos destacan la conocida pista de karts y el salón de estilo Western Fort West Barranco, que ofrecen ingresos adicionales a un negocio ya de por sí lucrativo.

La Reserva Natural del Castillo de las Guardas se ha convertido en un elemento patrimonial del municipio, que con el paso del tiempo ha conseguido visibilizar la localidad en el ámbito sevillano. Sin embargo, su pasado como explotación minera no es tan conocida, pero debería ser revalorizada como parte del legado histórico de la zona.

Referencias bibliográficas:

Auroray. (15 de febrero de 2019). «Sendero: Minas del Castillo de las Guardas». Contigo a Cualquier Parte. Disponible en:  https://contigoacualquierparte.wordpress.com/2019/02/15/senderominas-del-castillo-de-las-guardas/ 
LA RESERVA DEL CASTILLO DE LAS GUARDAS (Página oficial). (2020). Disponible en https://Lareservadelcastillodelasguardas.Com/. https://lareservadelcastillodelasguardas.com/ 
Familia Lipperheide . (s.f.). Fábrica de Pueblo. Disponible en https://fabricasdepueblos.wordpress.com/familia-lipperheide/ 

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