Colorás y coloraos, hoy estoy aquí con Alberto Marina Castillo y César de Bordons Ortíz. Alberto es, fuera de la editorial, profesor en la Universidad Pablo de Olavide, en la Facultad de Humanidades. César de Bordons Ortíz es traductor y corrector en otras editoriales.
El rodaje de La Piedra Lunar se remonta a 2007, con un joven e inexperto Alberto que abandona la tesis y vuelve de Alemania para trabajar en el mundo editorial. Empezó sus andadas trabajando con Nacho Garmendia, un gran editor español. Tras unos años, funda un empeño editorial propio que viene ligado a su trabajo como crítico musical. Esta le lleva a fundar con algunos colegas una revista gratuita, Discóbolo, que funcionó durante un tiempo con la ayuda del CICUS, que colaboró monetariamente para poder sacarla en papel. Ese es el arranque de La Piedra Lunar, aunque todavía no estuviera constituida como tal. La editorial nace para editar el catálogo de una exposición en el CICUS en el 2011. Alberto recuerda perfectamente el año porque se inauguró el día después de que naciera su hijo mayor, Bruno. El mastering se hizo en California y me cuenta que está muy orgulloso del catálogo y la exposición. César entra en la re-fundación de La Piedra Lunar, invitado por Alberto. Este me cuenta que llevar una editorial solo es una dedicación plena, así que la incorporación de César es vital. Ambos tienen sus ocupaciones, pero entre los dos, me dicen, hacen uno.
Os dejo sin más dilación con la entrevista:
Pregunta: ¿Por qué se llama La Piedra Lunar?
Respuesta: (Alberto) La editorial se define desde el principio por una heterodoxia absoluta. Los siete volúmenes del catálogo son muy heterogéneos: del mundo clásico a una viajera austríaca, el ensayo de la tunecina Hélé Béji… El nombre de la editorial viene de la novela de Wilkie Collins porque soy muy forofo del autor. Hay más que eso: la fascinación por el cruce de culturas que representa la piedra lunar, Kōh-i-Nūr, me pareció muy potente de por sí. Encontré en Berlín una serie de materiales de papelería con el nombre y un dibujo de un elefante. No sé si hice el logo antes o después de ver las gomitas de borrar, de las que le regalé una a mi hijo Bruno. Kōh-i-Nūr, la piedra lunar, viene por ahí, el elefante es un elefante indio, basado en un dibujo de Durero muy deformado: ese es el logo. Hay una colección que está por llegar que utiliza para su logo otro animal característico de la India (no adelantaremos nada). Bruno, por entonces, cuando está todavía la editorial en pañales, veía el libro de la selva una y otra vez, fijándose en los elefantes y diciendo “un, dos, tres”. El elefante se llama, por eso, Tresdós.
P: ¿Cómo definiríais LPL?
R: (César) Es una editorial muy abierta que aspira a tener un catálogo muy heterodoxo, siempre con un fondo del mundo clásico, pero expandido: no solamente lo grecolatino del momento, sino cualquier cosa que tenga un toque, un aire, une espíritu clásico. Desde Virgilio hasta cualquier contemporáneo de espíritu clásico, como Miguel Cisneros.
(Alberto) Uno cuando empieza es más joven, y te crees que vas a innovar y a sacar las cosas del tiesto, pero una cura de humildad (parte del proceso) es darse cuenta conforme se va conociendo el mundillo desde dentro de que eso de innovar en el mundo de la edición es muy difícil. Basta con lo más difícil de todo: hacer libros bellos y buenos. Una segunda parte, que es a la que vamos en esta segunda era de La Piedra Lunar es llegar a la gente, estar en muchas librerías… No ya solo por la justificación económica, sino porque es lo que se le debe a un texto y al autor que sea: el libro no se puede quedar almacenado, destruido o apolillado. El libro debe salir de las cajas y es muy complicado, y es a lo que vamos ahora: la nueva aventura de La Piedra Lunar.

(César) Es una pena que un trabajo de tanta gente acabe en una caja.
(Alberto) Convertirse, en términos económicos también, en parte del tejido empresarial y económico. Es importante que no quede en uno de estos empeños culturales que se nutren de la amistad, que aunque es muy bonito, hay que lograr que la empresa salga adelante y salga de ser una cosa amateur.
P: ¿Podéis hablarnos del catálogo de La Piedra Lunar?
R: (César) El catálogo es muy abierto, y tradicionalmente en La Piedra Lunar no ha habido colecciones, sino que ha estado todo en una colección general en la que cabe fundamentalmente prosa, las Geórgicas de Virgilio para el verso, ensayos… Es muy abierto. La cosa es ahora, aunque esté un poco en el aire todavía, sin perder ese espíritu de “aquí cabe de todo”, abrir secciones.
(Alberto) Nosotros empezamos con un catálogo, y ya dejamos abierta esa línea para que vengan más contribuciones de ese tipo. Está la línea principal, que vamos a modificar levemente para mejorarla en cuanto a formato. Después, dentro de nuestro fuera de colección tenemos nuestras Cintas vírgenes, aprovechando los antiguos casetes para hacer publicaciones enfocadas sobre todo a pequeños textos poéticos, juegos con imagen y texto… Tenemos muchas novedades en preparación para final de año, que es cuando haremos la presentación de la nueva La Piedra Lunar. A principios del siguiente comenzará el nuevo impulso de la editorial. Interesa también el aspecto universitario, en el que es importante invertir y potenciar. En la primera fase de La Piedra Lunar me he nutrido del talento a mi alrededor en la Facultad de Humanidades, que no es poco. Es importante resaltar eso también, hay unas ganas de crear en la UPO que rebosan, que yo he ido recogiendo en mi trayecto.
P: ¿Tenéis algún sitio físico o sede? ¿Página web?
R: (César) Nuestras casas (risas).
(Alberto) En cuanto a la página web, nos pillas en este momento de transición. Nosotros en realidad no tenemos página web porque estamos asociados a la Quilombo, y en la página web hay una sección de La Piedra Lunar entre otras empresas y proyectos amigos. Sí que tenemos, por ejemplo, un enlace a archive.org, donde está buena parte (por ahora) de nuestro catálogo, disponible en PDF gratuito. Estos son algunos libros que tienen licencia Creative Commons abierta. No es que practicamos el harakiri editorial, sino que, por ahora yo he mantenido la confianza de que el que lee es porque quiere el libro o quiere regalarlo. Creo que tener una editorial es compatible con publicarlo gratuitamente para quien lo quiera. A veces esto no se puede hacer por temas de derechos de autor, pero bueno.
P: Sin página web, ¿cómo funciona la distribución de libros?
R: (César) La página web si bien es una ventaja, no es una necesidad. La distribución no es tanto a través de la página web, sino el trato con las empresas distribuidoras y los libreros: esa es la clave. En eso estamos trabajando ahora, y eso es un reto para cualquier editorial. Tienes que ir con un bagaje que nosotros ya tenemos, por suerte, y con propuestas. La distribución te exige un ritmo con el que hay que cumplir, eso es algo básico en cualquier negocio. Por eso cuando decimos que en invierno aparecerán novedades es porque no podemos aparecer solo con un libro y esperar a que se olviden de nosotros hasta que saquemos otro.
(Alberto) En las editoriales, es importantísimo el catálogo y el cronograma. Ahora estamos implicados en un libro que estará escrito antes del verano, pero no se va a publicar hasta el primer trimestre de 2023. Podríamos decir que ya tenemos el año cerrado, lo cual, para una editorial, es señal absoluta de salud. Una editorial casi que aspira a tener el año ya cerrado en cuanto empieza. Nuestro oficio es, por definición, un oficio de tiempo, y hay que saber controlarlo. Eso sí que es muy contrario a los tiempos que corren. Es un oficio que lleva mucho tiempo.
(César) Y planificación.
(Alberto) Y planificación. Y dejarse las pestañas, las cejas y todo.
P: ¿Qué tenéis pensado a partir de ahora?
R: (Alberto) De la primera etapa nos llevamos el orgullo de lo que hemos publicado, como el descubrimiento que fue el libro de Hélé Béji o las novelas más vanguardistas de Miguel Cisneros. Ahora vamos a dar un giro en la distribución y llegar hasta Latinoamérica.
P: ¿Y del tema de redes sociales?
R: (Alberto) Estamos pensando en alimentar el Facebook y empezar con Twitter. Se puede no tener, también, pero yo creo que nosotros sí lo haremos.
(César) Sí, hombre, a un ritmo un poco más tranquilo que otras editoriales, eso sí.
(Alberto) Y siempre se puede ir a la contra. Pero bueno, estaremos ahí.
P: ¿En qué os diferenciáis de los demás?
R: (César) La cosa es que el mundo editorial español es riquísimo, y ahí es complicado llamar la atención. Nosotros vamos a por la excelencia, nos da igual el género y el estilo con tal de que tenga un fondo clásico, aunque muy lejano a veces. Hay muy pocas editoriales en España con las que tú ves el logo y ya te quieres comprar el libro. A eso queremos llegar nosotros.
P: ¿Cómo veis el mundo editorial ahora mismo en Sevilla?
R: (César) Hay dos cosas que han afectado y afectarán mucho al mundo editorial: la pandemia, obviamente, y la guerra. Los precios han subido y van a seguir subiendo, y el papel es super sensible a ello. Algo tan básico y fundamental para una editorial como el papel se nota mucho. Venimos de un momento malo que se ha juntado con lo que suele pasar en el mundo empresarial: los beneficios tardan mucho en llegar desde que se distribuyen los productos. Además, cuando suben los precios de la vida, la gente que normalmente es el público mayoritario de las librerías, la clase media deja de consumir libros. Pero bueno, editar se ha editado siempre, incluso durante las guerras civiles y la segunda guerra mundial.
Sevilla siempre ha tenido muy buen mundo editorial y muchas empresas pequeñas e iniciativas. Teniendo en cuenta como está distribuida la cultura en España es casi raro ver el aguante que ha tenido y tiene este mundillo en Sevilla.
P: ¿Y qué planes de futuro tenéis?
R: (César) Ahora en otoño-invierno haremos en Sevilla una presentación con fiesta.
P: ¿Algo que me haya dejado en el tintero?
R: (Alberto) Quiero resaltar que se hacen cosas en la UPO, hay muchísimo talento y muchas ganas, así como muchos alumnos implicados en esta universidad y hay que invertir más en ello. Es algo muy necesario.
Y con esta reflexión tan esperanzadora concluye la entrevista. ¡Gracias Alberto y César! ¡Estaremos pendientes a la presentación de la nueva fase!