A lo largo de la historia, la reconstrucción del trazado de la muralla de Híspalis ha sido un reto para la investigación arqueológica de la ciudad de Sevilla. Aunque hay un largo recorrido de estudios relacionados con el asunto, las propuestas de los distintos investigadores han sido realizadas a partir de hallazgos casuales o por el análisis del parcelario. Es por ello, que, al no seguir la documentación empleada una metodología arqueológica, no es posible garantizar la vinculación de dichos restos con la muralla hispalense.
No obstante, un descubrimiento durante las obras realizadas para la construcción de un hotel en la Plaza de San Francisco de Sevilla, ha marcado un hito fundamental en la resolución del enigma de la muralla de época romana. Según Álvaro Jiménez Sancho, director de la intervención arqueológica, ha sido hallado un tramo de 9.5 m de una estructura lineal de sillares y opus caementicium, identificados como los restos de la muralla datada del siglo III. Aunque dicho encuentro ha tenido lugar en el número 11, todo apunta a que continúe en el 10 y en el 12.
Bajo el criterio de Jiménez, es sorprendente que, en el siglo III, que supuestamente corresponde a un periodo de crisis, se realizara la construcción de una estructura de unas dimensiones tan grandes: con una anchura total de 4,80 m, resultado de la suma de un zócalo de 1,70 m de altura y un alzado de 3,25 de anchura. Sobre este zócalo se plantea la idea de que pudiera haber sido reforzado como medio de defensa para las crecidas del río.
Por la importancia de este descubrimiento, se ha decidido modificar el proyecto de obra del hotel para que la muralla sea visible para los clientes del mismo.
Fuente: Álvaro Jiménez