Formación Permanente

Afrontamos una sociedad compleja, con conflictos y crisis diversas y novedosas en muchos casos. No vale, por tanto, sostener la idea del contrato social en torno a esquemas del siglo pasado. Las desigualdades incrementan amenazando nuestro bienestar y nuestro futuro y generan incertidumbres, brechas y los sujetos sociales tenemos ante nosotros el reto de encajar nuevas ideas y herramientas de cohesión, participación, representación, etc., que contribuyan con urgencia a una nueva visión del pensamiento que nos permita frenarlas y revertirlas.

Estos altos niveles de desigualdad han contribuido a crear la fragilidad mundial que la COVID-19 está poniendo de manifiesto. El escenario post pandémico es un escenario distinto y complejo, con una ruptura cada vez mayor del consentimiento entre la ciudadanía y las instituciones, una crisis democrática entre sociedad e instituciones y dentro de la propia sociedad. Existe un agotamiento de las políticas igualitarias hasta ahora conocidas.

Ante esta situación necesitamos analizar el papel que el sindicato está impulsando e impulsará. Tenemos la necesidad de reconstruir el contrato social. ¿Qué líneas maestras debe tener el contrato social de las próximas décadas? ¿Cómo abrir a las nuevas generaciones la posibilidad de forjar un mundo más igualitario? ¿Cuál es el papel del sindicalismo en ese nuevo contrato social?