La Antigua Fábrica de Tabacos, hoy sede de la Universidad de Sevilla, se configura como una espléndida representación de la arquitectura industrial del siglo XVIII. Hoy estudiantes y docentes recorren los pasillos que antes recorrían los trabajadores y, sobre todo, trabajadoras de esta fábrica. Entre los muros de piedra de la fábrica aparecerán las cigarreras, las cuales estarán presente en todas las fábricas de tabaco de España y serán conocidas por el movimiento obrero femenino que representan.

Carmen será la más famosa de las cigarreras descrita como una mujer joven y atractiva, con el pelo ondulado, ojos negros, mirada penetrante, una belleza exótica llena de sensualidad. Merimée describe en su novela además el ambiente de la fábrica:

«Sabrá, señor, que hay de cuatrocientas a quinientas mujeres empleadas en la fábrica. Son las que lían los cigarros en una gran sala, donde los hombres no entran sin un permiso del Veinticuatro, porque cuando hace calor, se aligeran de ropa, sobre todo las jóvenes. A la hora en que las obreras vuelven después de comer, muchos jóvenes van a verlas pasar y se las dicen de todos los colores. Pocas de ellas rehúsan una mantilla de glasé, y los aficionados a esa pesca no tienen más que agacherse para coger el pez»

 

 

Cigarreras de Triana
Cigarreras de Triana

Estas mujeres, el ambiente en el que trabajan y la propia fábrica servirá de inspiración para otros muchos escritores como el asturiano Armando Palacio Valdés, en su novela La Hermana San Sulpicio, aparecida en 1889 o Pierre Louys con su novela La gemme et le pantin (La mujer y el pelele). Esta última será llevada al cine en cuatro ocasiones, siendo la más famosa la versión de Luis Buñel, Ese obscuro objeto del deseo (1977). Como podemos ver, conocemos a las cigarreras de primera mano gracias a la gran producción literaria y artística que la rodea, pero ¿conocemos realmente su historia?

Las cigarreras comenzarán a trabajar en la fábrica de Sevilla a partir de la Guerra de Independencia y permanecerán en ella el resto del siglo XIX. En un primer momento eran los hombres los encargados de los trabajos relacionados con el tabaco. Esto sucedía así porque la producción de tabaco que imperaba era la del tabaco en polvo, la cual necesitaba de esfuerzos violentos y de gran fuerza para trabajar con los grandes fardos de tabaco. Tomando esto como pretexto se justificaba la contratación de mano de obra masculina.

A finales del siglo XVIII hubo un aumento de la demanda de los cigarros, que se empezaron a preferir al tabaco en polvo. Este aumento de la demanda vino de la mano de un aumento en la exigencia de los consumidores con respecto a la calidad del producto. En general se decía que los cigarros de Sevilla tenían una muy mala construcción y que eran de muy mala calidad, en comparación con los productos traídos de Cuba o con los cigarros elaborados por las cigarreras de Cádiz. Todo esto sumado a las tensiones y problemas que habían provocado los trabajadores, tuvo como resultado la suspensión de las labores en la fábrica en 1811 y el despido de más de 700 hombres.

En 1812 se reabrió la fábrica y se optó por contratar a mujeres debido a los óptimos resultados que habían mostrado otras fábricas del país. Además, las mujeres suponían una mano de obra más barata, pues no solían presentar grandes problemas. A mediados de los años ochenta de este siglo había contratadas alrededor de 6.000 cigarreras que suponían la principal mano de obra de la fábrica. Estas mujeres trabajadoras eran un ejemplo de sororidad y lucha conjunta, y se caracterizaba por su fuerte presencia en las huelgas. A principios del siglo XX se decía en Sevilla que la lucha obrera de trabajadores de cualquier empresa no triunfaría sin las presencia e implicación de las cigarreras. Sus motines eran su seña de identidad, así como, la fuerza conjunta que demostraban, derivada de las largas horas compartiendo el espacio común en las fábricas. En Sevilla, la mecanización de la fábrica trajo consigo huelgas en los años 1838, 1842 y 1885, mediante las que defendían sus puestos de trabajo. A pesar de ello, en 1906 las cigarreras quedaron reducidas casi a la mitad, unas 3.000, que poco a poco fueron disminuyendo más y más. Las cigarreras son un ejemplo de lucha y feminismo, y sus huelgas y reivindicaciones no quedaron en vano pues fueron de las primeras mujeres que consiguieron tener una cuna en el trabajo para sus niños.

Motín de cigarreras en la Fábrica de      Sevilla (marzo 1885).

Lejos de la imagen de mujeres bellas, sensuales y de historias de rivalidades y celos que nos trae a la mente la literatura, las cigarreras se comportan como unas pioneras y luchadoras por el bien de todas. Algunas de estas mujeres rechazaron el matrimonio y se convirtieron en las primeras en afiliarse a sindicatos y entidades republicanas. La revista Pikara Magazine cuenta como

«en todas las esferas de la vida laboral, social y cultural y sobre todo en las fábricas andaluzas, había una enorme presencia de cigarreras gitanas. Todas ellas de orígenes muy humildes. Barrios como Triana disfrutaban de un urbanismo pensado para la solidaridad. Los patios de vecinas y las corralas -tan propios del entorno trianero- asistieron a una enorme hermandad entre familias humildes andaluzas gitanas y no gitanas que generó una idiosincrasia propia que todavía se recuerda con nostalgia y que «finalizó» con la injusta expulsión de las familias gitanas del barrio en 1957».

La historia demuestra que las cigarreras fueron mucho más que la famosa Carmen de Bizet y todavía hoy si caminas por los pasillos de la antigua fábrica puede revivirse un poco del espíritu de las cigarreras, a través de su patio central o de su impresionante fachada. El edificio y la historia que lo envuelve se constituye como un patrimonio para la ciudad de Sevilla sin igual y es nuestro deber difundirlo. 

                                       


FUENTES:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Información básica sobre protección de datos Ver más

  • Responsable Universidad Pablo de Olavide.
  • Finalidad  Moderar los comentarios. Responder las consultas.
  • Legitimación Su consentimiento.
  • Destinatarios  Universidad Pablo de Olavide.
  • Derechos Acceder, rectificar y suprimir los datos.
  • Información Adicional Puede consultar la información detallada en la Política de Privacidad.