No son pocos los eventos señalados en esta época en Sevilla. La primavera se abre paso y, entre el olor a azahar y los patitos que aprenden a nadar por el parque Maria Luisa, los sevillanos celebran y se preparan para celebrar dos de las semanas más significativas de su cultura local: Semana Santa y la Feria de Abril. 

Oficialmente ya podemos decir que la Semana Santa ha comenzado, y con ella toda una serie de debates. Ya hace unos meses vimos cómo el anuncio del propio cartel de la Semana Santa de Sevilla para este 2024 inició una pelea que se extendió por todo el país. Hoy no estamos aquí para hablar de ello, sino de uno de los acontecimientos que se da cada año por estas fechas y que lleva siempre a la misma discusión sobre el patrimonio. Me refiero a la salida del palio de la Hermandad de San Esteban (Virgen de los Desamparados).

Como cada año, esta hermandad sale a procesionar el Martes Santo desde la Iglesia de San Esteban protomártir por la portada de la calle homónima. Esta portada, que data del siglo XV, destaca por su estructura ojival abocinada, pero especialmente por los dientes que decoran su intradós (parte interna del arco). Lo llamativo de esta salida es, pues, cómo los costaleros intentan que el palio de la Virgen no choque con ninguno de estos dientes. Claro que esta tarea es sumamente delicada y han sido varias las ocasiones en las que el palio ha golpeado y dañado la portada.

Tomás Quifes(2023). ¡El milagro de la Puerta Carmona!

Ahí se abre la discusión. Por un lado tenemos a quienes defienden que el patrimonio material debe ser defendido y protegido evitando cualquier daño que pueda sufrir. Por otro lado, hay quienes ponen en valor también el patrimonio cultural que supone la Semana Santa en general y esta salida en particular. Y es que, ¿hasta qué punto la antigüedad debe dar prevalencia?¿Cómo medimos qué es y qué no patrimonio? 

Si bien la conservación del patrimonio arquitectónico es esencial, no se trata tampoco de dejarlo reposar en total desuso. Podríamos interpretar las marcas en la piedra (que no suponen un daño mayor a la estructura) como cicatrices que acaban convirtiéndola en arquitectura viva. Y podríamos hablar también de la conjunción de dos objetos culturales centenarios que se unen activamente en el presente y se enriquecen mutuamente.

Y tú, lector, ¿opinas que se debería imponer el patrimonio material sobre el cultural o viceversa?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Información básica sobre protección de datos Ver más

  • Responsable Universidad Pablo de Olavide.
  • Finalidad  Moderar los comentarios. Responder las consultas.
  • Legitimación Su consentimiento.
  • Destinatarios  Universidad Pablo de Olavide.
  • Derechos Acceder, rectificar y suprimir los datos.
  • Información Adicional Puede consultar la información detallada en la Política de Privacidad.