Jorge D'anastasi FernándezARTE CON FORMA DE CRUZ EN SEVILLA
Existieron en Sevilla, ciudad tradicionalmente religiosa y, por tanto, con muchos templos dedicados al culto, multitud de esculturas con ese carácter. Pero, también al aire libre, en sus calles y plazas, se encontraban muchas obras de arte de signo cristiano cuales son las cruces.
Fabricadas en distintos materiales, como madera, metal o piedra, se distribuían por toda la Villa aunque, con la llegada del Racionalismo Ilustrado del siglo XVIII y el liberalismo del XIX, se eliminaron muchas de ellas o se incorporaron a las fachadas de las iglesias o se trasladaron a su interior.
Esas cruces solían señalar un cementerio o se erigían para recordar algún suceso de importancia (como por ejemplo una epidemia) e, incluso, era la manera de sacralizar fuentes y abrevaderos. En torno a ellas llegaron a fundarse hermandades religiosas que les rendían culto, dándose el caso de originar corporaciones penitenciales como la Soledad de San Buenaventura alrededor de la Cruz del Caño Quebrado.
Como testimonio podemos hablar de las siguientes:
– Cruz del Garfio. Originalmente ubicada en la calle Peris Mencheta (antigua Peso del Carbón) y hoy en la fachada de la parroquia del Omnium Sanctorum, es una obra de forja tradicional que tenía un garfio en la que los carboneros colgaban sus romanas para pesar el mineral.
– Cruz de las Culebras. Se sitúa en la esquina entre la plaza del Salvador y la calle Villegas y, hasta que fue retirada por Pablo de Olavide en el siglo XVIII, indicaba la situación del cementerio de la parroquia del Salvador. Fabricada en madera y de formas muy simples, debe su nombre a la calle conocida como de Las Culebras, actual Villegas.
– Cruz de la Cerrajería. Fue hecha en forja a finales del siglo XVII y se encontraba en la calle Cerrajería esquina con Sierpes. Hoy podemos admirar sus ángeles lampareros, sus serpientes con lengua afilada y sus figuras de los Evangelistas, en la plaza de Santa Cruz, aunque ha tenido distintos emplazamientos porque interfería el paso de las procesiones.
– Cruz de los Juramentos. Se conserva entre las gradas del Archivo de Indias y la Catedral aunque, hasta el terremoto de Lisboa de 1755 estaba en la esquina norte del edificio, en lo que era el centro de la antigua plaza de La Lonja. Data de 1609 y fue fabricada en jaspe, sobre una peana de piedra. Toma su nombre de los juramentos que los comerciantes de la Casa de la Lonja hacían ante ella cuando realizaban sus tratos. Tiene una estructura lisa con remates esféricos propia del manierismo tardío.
– Cruz de la Inquisición. También conocida como Cruz del Arquillo, Cruz de las Siete Cabezas y Cruz de la Plaza San Francisco. Siempre se ha ubicado en el mismo lugar desde 1703, año en el que se colocó para recordar el último Auto de Fe que hubo en Sevilla, de ahí uno de sus nombres. Las otras denominaciones tienen que ver con su localización, en el “Arquillo” del Ayuntamiento de la ciudad, en la plaza de San Francisco, o con su forma desde 1903 ya que se pueden contar en ella hasta siete ángeles querubines; en efecto, la original era lisa, muy sencilla, pero, para integrarla en la fachada plateresca del Consistorio, se le añadieron los ángeles y motivos vegetales.
Otras cruces:
No podemos dejar de mencionar, sólo a modo de ejemplo por ser de las más conocidas, estas otras:
- La Cruz de San Isidoro o la Cruz de San Julián, para señalar sus cementerios parroquiales, y las de San Jacinto y del Baratillo en memoria de las fosas comunes que se abrieron a sus pies para enterrar a los muertos por la peste que invadió la ciudad.
- La Cruz de Retama, en San Antonio Abad desde un incendio en 1936, tuvo hermandad en la iglesia de San Julián.
- Plaza de las Tres Cruces, de Polaineros en el Salvador, del templete de la Cruz del Campo, del Pozo Santo, de Calatrava en calle Feria, de San Lázaro en la plaza de Santa Marta…
En definitiva, Sevilla fue y, afortunadamente sigue siendo, ciudad de cruces en la que contemplar una de las muchas caras del Arte y el Patrimonio Andaluz.
