EL ARTE SEPULCRAL DEL CEMENTERIO DE SAN FERNANDO

               EL ARTE QUE ACOMPAÑA A NUESTROS DIFUNTOS                                                                        

San Fernando se llama el cementerio de Sevilla. Antes de que Balbino Marrón presentara su proyecto de necrópolis en 1851 y de que dos años después se inaugurara, los muertos se enterraban en los cementerios de las iglesias o, sobre todo cuando las epidemias arrasaban a los sevillanos, en fosas comunes como las que hubo en la calle San Jacinto o en el Prado de San Sebastián. Ahora, y desde entonces, el arte de la escultura y la arquitectura acompaña nuestros muertos. Vamos a verlo empezando por los toreros, siguiendo con los artistas y terminando con otros ilustres sevillanos, sin dejar de contar las capillas que sin responder a ningún famoso se han erigido en nuestro camposanto.

El Cristo de las Mieles

Antonio Susillo se “pegó un tiro” cuando se dio cuenta de que había esculpido las piernas al revés. Se encuentra este Cristo en la rotonda principal del cementerio. Pocos años después de su enterramiento, el Cristo empezó a llorar miel para júbilo de los creyentes. Intervinieron las autoridades religiosas: Susillo había dejado la escultura hueca para aminorar su peso y las abejas construyeron allí su panal.

Monumento funerario a Joselito el Gallo

Considerada una de las obras maestras de Mariano Benlliure, está realizada toda en mármol, siendo blanco el difunto y el resto oscuro para resaltarlo.  Precediendo el conjunto va una mujer con la estampa de la Macarena, de quien el toreo era tan devoto, hasta el punto que la Virgen se vistió de luto.

Tumba de Paquirri

Es de los  monumentos más visitados del cementerio. Es una escultura de Víctor Ochoa que refleja al torero en actitud triunfante. A modo de curiosidad, la obra fue pagada por su viuda, Isabel Pantoja.

Mausoleo a José Villegas Cordero

El pintor sevillano del siglo XIX no ha recibido la fama que se merece a día de hoy, pero en el cementerio de Sevilla se puede contemplar el recuerdo de su arte.

Capilla de Aníbal González

Él mismo se ocupó de trazarla en 1913, fundiendo lo mudéjar y lo renacentista en una planta cuadrada con tumbas a los lados de ladrillo limpio y tejas de cerámica vidriada con cruz de forja y la figura en los ángulos de un querubín. En su interior hay una reproducción del Cristo del Cachorro de la que se decía que era el Cachorro original. Sus familiares tuvieron que desmentirlo.

Tumba de Don Miguel Tenorio de Castilla

Fue un político español, secretario de la reina Isabel II de España durante siete años. Se piensa que fue el padre de tres hijas de la reina. Está repleta de símbolos masónicos como el Reloj de Arena Alado o Clepsidra,  el Oroburo o serpientes que como las pescadillas se muerden la cola devorándose a sí mismas en forma de círculo o la Garra de León, símbolo de origen egipcio que simboliza el coraje de los hombres.

Cementerio de disidentes

Dedicado a inhumar cadáveres de personas pertenecientes a diferentes confesiones religiosas, a los que carecían de ellas, y a aquellos que murieron en unas condiciones que no les hacía acreedores de ser enterrados en tierra sagrada a juicio de la moral católica. Tiene una pequeña fosa común donde descansan los fusilados en sus tapias.

Cementerio judío

Está al fondo del cementerio de disidentes, tras una cancela. Ya en el siglo XIX hay constancias de personas de religión judía en la zona del cementerio de disidentes en torno a una antigua fosa común. En 1943 se cede una parcela de terreno a una persona solicitante para el Cementerio Hebreo. Pero lo más curioso de esta historia es que pocos años después en 1949, desde el Gobierno Civil se recibe la orden al Ayuntamiento de Sevilla, haciéndole traslado de un acuerdo de Consejo de Ministros , por mejorar las condiciones de enterramientos judíos en toda España. La procedencia de este oficial interés por estos enterramientos se debe a la visita a la nación de un grupo de congresistas norteamericanos, entre los que se hallaban judíos, que se había hecho eco de una serie de peticiones comunidad judía residente en  España.

Hoy por hoy, el cementerio sevillano de San Fernando, dónde tantos ilustres descansan, necesita unas atenciones y cuidados que no se le están dando y muchas y hermosas tumbas y nichos están completamente dejados y abandonados.

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