El artículo pone de manifiesto que en tiempos de ‘posverdad’ o de cuestionamiento de la ciencia (como puede observarse en diversos movimientos negacionistas de la pandemia, de la crisis social a causa del cambio climático, de la violencia de género, de la desigualdad social, etc.), se hace más necesario que nunca acercar la ciencia a la ciudadanía y divulgar de tal manera que cualquiera pueda entender las aportaciones de quienes tratan, con datos y métodos científicos, los problemas a los que se enfrenta la sociedad y que preocupan a la ciudadanía.
Javier Sampedro, hoy un reputado periodista científico, menciona que cualquier persona investigadora entiende su objeto de estudio, pero muy pocas saben explicárselo con claridad al público: “el trabajo del divulgador consiste en convertir esa espesura en un texto fumable, atractivo y placentero”.
En su investigación, enfocada al ámbito de la Sociología pero de la que pueden extraerse conclusiones para cualquier disciplina, han realizado un análisis del contenido procedente de dos fuentes de información: por un lado, seis vídeos alojados en YouTube, atendiendo al formato y tipo de mensaje o mensajes que difunden, público objetivo, protagonistas, comentarios, suscripciones y calidad de las imágenes, sonido y edición; por otro lado, ocho entrevistas semiestructuradas realizadas online a personas expertas de diferentes perfiles profesionales y ámbitos de actuación, cuya especialización y experiencia resultan especialmente eficaces para mejorar las estrategias de divulgación.
La moda de la divulgación
Como señalan Quesada Cubo y Navarro Ardoy, la divulgación de la ciencia está de moda pero este éxito en el número de contenidos se está produciendo sin considerar el contexto para emprender una acción y esto no es un problema menor.
Los resultados del estudio ponen de manifiesto la existencia de acciones de divulgación a través de vídeos que son un producto desordenado, como si de un guirigay caótico de opiniones improvisadas se tratase. Además, es frecuente encontrar acciones de divulgación a través de vídeos sin una calidad técnica mínima viable. Llevar a cabo una acción de divulgación que tenga impacto social, requiere tiempo, recursos y, sobre todo, contar con equipos multidisciplinares.
Los vídeos como canales para divulgar información
Los vídeos se han convertido en uno de los canales más importantes para divulgar y consumir información de todo tipo, amplificando su potencial por la facilidad de compartirlos en Internet a través de las redes sociales. La proliferación de blogs, vídeos de YouTube o cuentas temáticas en redes sociales ha provocado que el conocimiento científico pueda ser difundido en un formato más accesible y ameno para el público general. El conocimiento ha pasado de estar cerrado a estar abierto en línea, examinado y tasado por las personas usuarias. Es más libre pero, a la vez, mucho más expuesto a la manipulación, a generar “ruido” y a la desinformación (Plaza, 2021). A esta dualidad se enfrenta hoy la divulgación de la ciencia: tiene que saber lidiar con estas dinámicas en plataformas saturadas con información —y desinformación— y aprovecharse, al mismo tiempo, de la nueva cultura digital para conectar con el público a través de narrativas innovadoras en redes sociales (Montero y Mora, 2020).
Estrategias para mejorar la divulgación
Las ocho personas entrevistadas de diferentes perfiles profesionales y ámbitos de actuación coinciden en que los principales problemas de la divulgación son la escasa profesionalización y la no medición de impacto de las acciones que se llevan a cabo. Como señala Silvia Leal, directora de Programas de Innovación y Tecnología en el IE Business School, “ser un buen científico no implica ser un buen divulgador, ni un buen divulgador un buen científico”.
En relación con el segundo problema, Óscar Huertas, de Laniakea Management & Communication, menciona: “no se mide el impacto, entonces, pueden estar realizándose actividades que no sirven para nada. Si no tiene impacto y nadie lo ve, no se debería de contar”. Para él, “sobre todo, se tiene que potenciar la investigación de la divulgación científica, para saber qué es lo que funciona y lo que no en comunicación científica”.
También coinciden en la necesidad de disponer de más incentivos y recursos para mejorar las estrategias de divulgación científica. “Es necesario crear conciencia de divulgación, tiene que implicarse de manera seria todo el mundo”, concluye Isabel López, de la Universidad de Sevilla. Roberto Barbeito (URJC), Ángel Ramírez (IESA-CSIC) e Ignacio López (Universidad de Navarra) coinciden en que tiene que haber un propósito por parte de las instituciones públicas, facilitando los medios, facilitando plataformas alternativas con visibilidad para los contenidos y, a su vez, estableciendo nuevas vías de acceso generalizado.
Referencia:
Quesada Cubo, M. Ángeles, & Navarro Ardoy, L. . (2023). Divulgar en YouTube: fortalezas y debilidades en el campo de la Sociología. Revista CENTRA de Ciencias Sociales, 2(1), 103–122. https://doi.org/10.54790/rccs.45