Entrevista

«Entre los profesores y alumnos de la UPO hay una fuente de talento literario de enorme valor»

Entrevista a Alberto Marina Castillo, profesor del Departamento de Filología y Traducción de la Universidad Pablo de Olavide y fundador de la editorial La Piedra Lunar

Alberto Marina  es profesor del Departamento de Filología y Traducción de la UPO y fundador de la editorial La Piedra Lunar.
Alberto Marina es profesor del Departamento de Filología y Traducción de la UPO y fundador de la editorial La Piedra Lunar.

Bajo el nombre de la novela de Wilkie Collins nace la editorial La Piedra Lunar, un proyecto ideado por el profesor de la UPO Alberto Marina Castillo, quien afirma con entusiasmo que “los libros no se acaban, porque siempre queda algo por leer y por tanto por editar”. Caracterizado por jugar con los formatos sin despreciar el formato tradicional del libro, este nuevo sello es el reflejo del carácter entusiasta de su creador, que se embarca en esta apasionante aventura con el objetivo de contagiar su amor por la lectura y la edición. 

 

¿Cómo surgió la idea de crear el nuevo sello editorial La Piedra Lunar?

Fundo La Piedra Lunar tras unos años trabajando en el sector editorial, los suficientes para saber con seguridad cómo no quiero hacer las cosas, y también, claro está, para aprender de gente que sabe mucho. La prehistoria de la editorial es la revista de Humanidades, viajes y mitologías Pan, que editaba siendo estudiante de Filología Clásica con mi colega Juan José Tejero, que hoy dirige la espléndida colección Romyosine de literatura griega. En la prehistoria reciente está la revista Discóbolo, el pasquín musical gratuito y desplegable que comencé a publicar con un magnífico equipo de redacción en papel y en formato blog, y del que salió la exposición de 2011 Proyecto Long Play: Pintura que se oye, música que se ve, un homenaje a las portadas de discos en formato elepé. El catálogo de esa exposición, acompañado de un disco de vinilo de 12 pulgadas, supuso la primera publicación no seriada de la editorial, el salto de la revista a La Piedra Lunar. Desde entonces, hemos trabajado en dar forma a nuestras colecciones, definir tipográficamente la editorial y alimentar nuestro catálogo. 

¿Por qué tomó el nombre de la novela de Wilkie Collins?

Escogimos el nombre, más allá de otras razones evidentes como que es un nombre sonoro, vistoso, llamativo, por una intuición que todavía no sé explicar del todo: la convicción de que en la figura de Wilkie Collins y en su novela se cifraban de la manera más completa posible nuestras predilecciones, nuestro afán, digamos, heterodoxo.

¿Qué relación tienen La Piedra Lunar y la UPO?

Cuando comencé a trabajar en la UPO en 2009, en el Área de Filología Latina de la Facultad de Humanidades, no podía imaginar que encontraría aquí, además de mi vocación profesoral, una fuente de talento literario de enorme valor para La Piedra Lunar. Y no me refiero solo a algunos colegas excelentes (entre otros, publicarán en La Piedra Lunar los profesores Rosario Moreno Soldevila, Juan Fernández Valverde, José Manuel Cortés Copete o Elena Muñiz Grijalvo), sino a los estudiantes más brillantes que quepa imaginar. Mi relación con ellos como profesor, y en algunos casos, aunque ni ellos ni yo lo sabíamos por entonces, también como editor y amigo, empezó el primer día de clase, que coincidió con el estreno de los grados y con aquellos primeros alumnos de Humanidades y del doble grado de Humanidades y Traducción e Interpretación con los que tuve el honor de fundar la revista cibernética H de Humanidades. Me atrevería a decir que ellos sí son el futuro, y desde luego han sido la cantera de la editorial. Me han enseñado a desterrar para siempre de mi fraseología expresiones del tipo “¡es que los jóvenes de hoy…!”. 

¿Qué características distinguen a La Piedra Lunar de otras editoriales?

Nos apetece explorar nuevos caminos, otras maneras de llegar al lector o de que el futuro lector nos encuentre y escoja uno de nuestros títulos entre tantos otros libros maravillosos. Nuestro compromiso es publicar únicamente libros que nos fascinen, y como editores nos aplicamos a contagiar esa pasión por títulos imprescindibles. En caso contrario, mejor no editar. Lejos de filiaciones más o menos espurias, nos guiamos sencillamente por nuestros gustos, por el soberano placer de leer precisamente esos textos.

¿Cómo llevan a cabo la distribución?

En el orden práctico, pretendemos abordar la distribución de nuestros libros de manera alternativa, es decir, corriendo el enorme riesgo que supone ser nuestros propios distribuidores. En paralelo a nuestra distribución digamos “discrecional”, estamos creando una red de librerías y espacios culturales “amigos” y una red de lectores y suscriptores, que permitirán la publicación de algunos títulos y se verán recompensados por ello. En ello desempeñará un papel clave nuestro sitio web www.lapiedralunar.com, que dirige nuestro webmaster, Asier Martínez Zamacola, en la que se ofrecerán los títulos, además de en papel, en formato digital para su descarga por un precio que fija el cliente a partir de un mínimo de salida: 1 euro. No hemos hecho más que empezar, pero la cantidad de mensajes que recibimos de lectores entusiastas y de autores deseosos de publicar nos alegran la vida, nos permiten augurar un cierto éxito, o al menos la supervivencia. Y sobrevivir haciendo lo que te gusta no está nada mal. No sé si la propuesta es del todo original, pero es nuestra elección.

Por otra parte, si evitar los circuitos habituales, impuestos, de distribución supone un riesgo evidente, también nos permite acometer una tarea que nos parece urgente: replantear el contrato editorial, intentar que los autores perciban unos beneficios más decentes y que la figura del traductor sea equiparada a la del autor. 

¿Con qué géneros trabaja La Piedra Lunar? 

Como ocurre con nuestros gustos lectores, en lo editorial somos omnívoros, promiscuos. Publicaremos lo que nos apetezca, y para ello contamos con varias colecciones: la Biblioteca de Sabiduría Urgente, dedicada al ensayo y la alta divulgación, en la línea de colecciones míticas como Que sais-je?; Discóbolo, que acoge asuntos musicales y producciones discográficas; la colección experimental Cintas Vírgenes, para poesía, inclasificables y adelantos editoriales; y para todo lo demás La Piedra Lunar. En esta última publicaremos en breve las Geórgicas de Virgilio en traducción de Francisco Socas. Por último, tenemos una especie de habitación de juegos, garaje o laboratorio, un sello llamado Experimental Press, donde encajan colaboraciones con instituciones y otros proyectos: por ejemplo, el Taller práctico de creación editorial que ofrece La Piedra Lunar en el CICUS entre noviembre y diciembre, y en el que los participantes asisten al proceso de creación de un título de la editorial. 

¿Qué títulos tienen previsto publicar?

Para hacerse una idea de lo que antes comentaba sobre el talento que hallé en la UPO, basta con listar algunos de nuestros próximos títulos en los que participan alumnos y ex alumnos de nuestra universidad: la magnífica novela No habrá más sol tras la lluvia, de Miguel Cisneros, la nueva traducción de La Piedra Lunar por Elena Sánchez Orta, Narkotyki, del autor polaco Witkievicz, traducido por Robert Szymyslik, o la traducción de obras inéditas en español, como Désenchantement Nationale de Hélé Béji (por Miriam Sivianes) o La autora de la Odisea de Samuel Butler (por Raquel Silva León y Esther Romero Campos). Pronto presentaremos aquí en nuestra universidad un adelanto de la traducción de Esther y Raquel en la colección Cintas Vírgenes.

 

 

Biblioteca/CRAI

28-30 octubre

st International Conference On Student Participation