Entrevista

“Entendí que tenía la responsabilidad de transmitir que la discapacidad es algo que te acompaña, pero no te determina”

Entrevista con Teresa Perales, Doctora Honoris Causa por la Universidad Pablo de Olavide


Teresa Perales Fernández (Zaragoza, 1975) tiene 27 medallas en natación de seis Juegos Paralímpicos; ha participado en cinco Campeonatos Mundiales, donde ha batido 5 récords del mundo y ha conseguido 20 medallas; y, en seis Campeonatos de Europa, ha subido al pódium en 37 ocasiones para recibir medalla. Entre sus reconocimientos más destacados, es Premio Princesa de Asturias de los Deportes del año 2021, miembro de la Real Orden al Mérito Deportivo en categoría de Gran Cruz en 2012 y, desde 2010, es miembro de la Comisión de Juegos Paralímpicos del Comité Paralímpico Internacional.

La deportista aragonesa tuvo una neuropatía a los 19 años por la que perdió la movilidad en las piernas. Entonces, se dedicó a la natación y, a partir de ese momento, comenzarían los campeonatos y pruebas en los que destacaría de manera excepcional. Teresa Perales es Deportista de Alto Nivel desde 1998 y diplomada en Fisioterapia y Experta en Coaching personal y deportivo. Ha trabajado como profesora en materia de fisioterapia y discapacidad en la Universidad de Zaragoza. Desde 2013, es conferenciante en congresos y seminarios en España, Europa y Latinoamérica y es coach personal y deportivo. Además, ha desempeñado diferentes cargos de gestión y responsabilidad pública, entre ellos, diputada en las Cortes de Aragón.

La Universidad Pablo de Olavide ha concedido a Teresa Perales el título de Doctora Honoris Causa, el más alto reconocimiento académico de la institución y hemos tenido la oportunidad de hablar con ella en las horas previas al acto de investidura.

Usted ha visibilizado dos cuestiones en el deporte de trascendencia: la mujer y la discapacidad. ¿Cuál de ellas le parece que es más difícil que tenga repercusión en los medios?

Hoy en día, a pesar de haber tenido algunos de los mayores éxitos del deporte español, estas dos áreas son las que menos repercusión han tenido. Si tuviera que elegir, como persona con discapacidad, necesité ganar la medalla número 22 para que en España saliera mi nombre en el mismo lugar que el de los deportistas olímpicos. Todo fue por un titular: ‘Michael Phelps, 22 medallas olímpicas. Teresa Perales, 22 medallas paralímpicas’. Fue el comienzo de ponerme en un estatus que, hasta ahora, solo se me ha concedido a mí y no a otros deportistas con discapacidad.

Teresa Perales es un referente para las personas con discapacidad, para que ellas mismas no se pongan límites, y para que la sociedad en general entienda que no debe ponérselos. ¿Pretendió que esto fuera así o le vino de añadido en su trayectoria deportista y personal?

Yo solo quería aprender a flotar. Mis primeras brazadas fueron en un apartamento que habíamos alquilado la familia en verano. Cuando volví a Zaragoza, me apunté a aprender a nadar y tuve un entrenador maravilloso que me empoderó. Creí que aquello sería posible y empecé a soñar con ir a un Campeonato de España, al Mundial, a los Juegos Paralímpicos y con los récords del mundo. De ahí, a que mi hijo estuviera allí y me viera competir y a convertirme en la deportista española con más medallas de la historia. Pero nunca pensé en todo lo que conllevaba aquello.

Luego entendí que tenía una responsabilidad añadida que era la de transmitir que la discapacidad es algo que te acompaña, pero no te determina. Me encanta hacer un clic en la mente de la gente para que nos demos cuenta que la silla va en mi culo, nunca jamás en mi cabeza. No fue algo premeditado, pero después se ha convertido en una filosofía de vida.

«El sistema no estaba preparado para que las mujeres pudiéramos lanzarnos a tener familia y seguir compitiendo a la vez»

En la actualidad, la mujer está reclamando su cuota de representatividad en el deporte. Además, usted ha sido madre y no ha dejado de competir. ¿Qué camino cree que queda por recorrer en este sentido en el deporte de élite?

Es importante decir que han cambiado muchas cosas desde que yo empecé. Hace 25 años, cuando comencé a competir con la Selección Española, cuando una deportista se quedaba embarazada, era una baja por lesión. Esto tiene más transcendencia de la que parece, por las reducciones de la cantidad económica. He conocido a deportistas de equipo que han tenido que firmar una cláusula de no embarazo.

Sobre compaginar la vida deportiva y familiar, el sistema no estaba preparado para que las mujeres pudiéramos lanzarnos a tener familia y seguir compitiendo a la vez. En mi caso, yo me llevé a mi hijo a muchas competiciones y le mantuve la lactancia durante once meses. En el primer europeo después de haber dado a luz, cuando terminaba de competir, me subía a la grada, le daba el pecho y volvía competir. Ahora, Ona Carbonell lidera la Comisión de Mujer y Maternidad en el Comité Olímpico Español. Esto ha sido un paso muy importante porque, por fin, hablamos de esto y de que la mujer no tiene que retirarse ni hacer un paréntesis para tener un bebé. Animo a las deportistas a que no pospongan ese sueño y puedan ver a su hijo en la grada gritando ‘campeona’.

Al consultar sus reconocimientos y premios más destacados, la lista parece interminable. Desde el Premio Princesa de Asturias a sus 27 medallas olímpicas, pasando por la reciente inauguración de una estatua dedicada en Zaragoza ¿De cuál de ellos se siente más orgullosa y por qué?

No puedo elegir uno. El Princesa de Asturias es de lo más importante que se otorga en España, pero cada uno de los premios, lo recibo con cariño. Siempre pienso que lo hago en nombre de todos los que no pueden estar, esos compañeros que no han tenido esa suerte, pero se lo merecen igual que yo. Y, por otro lado, siempre pienso en mi madre, que todavía puedo compartirlos con ella.

Sus libros tienen títulos de sentencia y, al mismo tiempo, parecen capítulos de una misma historia: ‘Mi vida sobre ruedas’ y ‘La fuerza de un sueño’. ¿Cuál fue su intención al escribirlos y su mensaje principal? ¿Este es el trabajo que desarrolla como coach personal y deportiva?

Con los libros me pasó igual que al nadar: nunca me planteé otra cosa que no ahogarme. Pues no me planteé escribir un libro, pero me lo pidieron. El primero era autobiográfico y yo era muy joven. ¿Qué cuentas en 24 años de vida? Pues lo que pude, un poco de mis pensamientos. El segundo es más madurado, es mi forma de afrontar la vida, las vicisitudes y las alegrías. Siempre pensé que esto le quedaba a mi hijo. Cuando lo escribí, mi hijo tenía dos años y pensé que el día de mañana lo leería y le valdría. Ese era el objetivo, que esos mensajes pudieran servir a otras personas, este lío de cabeza que tengo yo y que me ha llevado a buen puerto hasta ahora.

Cuando una personalidad pública decide dar el paso al mundo de la política le puede afectar de muchas formas, entre ellas: que le pase factura a su imagen o que la catapulte en la esfera pública. ¿Qué le llevó a la política y cómo fue su experiencia?

Me llevó el compromiso personal de vocación de servicio. Desde muy niña, siempre tuve claro que yo quería ayudar a los demás. Lo he ido haciendo en varias áreas de mi vida y, después, surgió ese tren nada esperado. Me tuve que comer esa filosofía de vida de ‘si quieres que las cosas cambien, provoca tú misma el cambio’. Pensar en no hacerlo hubiera sido incongruente con mi forma de pensar y lo que transmito y animo a los demás. Aprendí que la política a veces está muy denostada injustamente porque hay gente maravillosa que pensaba como yo en ayudar a los demás y descubrí que es un sistema muy complejo en el que no dependes de ti y hay que movilizar mucho para conseguir cosas.

La hemos escuchado decir que “en la vida, hay que tirarse a la piscina” literal y metafóricamente. Pero, ¿por qué escogió la natación?

La elegí por libertad. Porque en el agua tenía la sensación de controlar mi cuerpo y este es uno de los motivos por los que sigo. En el agua tengo cosas que no puedo disfrutar igual fuera. Cuando nos vamos haciendo mayores, el cuerpo ya no hace lo que deseamos en todo momento, pero el agua tiene una parte mágica que te hace flotar y moverte de una manera que no puedes fuera. Y, en el apartado más egoísta o vanidoso, es que me encanta meterme en una piscina y seguir ganando a los demás.

En el ámbito deportivo, su trayectoria va a ser prácticamente insuperable. ¿Cuál le gustaría que fuera su legado personal?

Mi legado personal es mi hijo. Cuando me preguntaron si me preocupaba el mundo que estábamos dejando para nuestros hijos, pensé que igual la pregunta tendría que ser qué hijo quiero dejar, es decir, cómo los estamos educando para este mundo. Nosotros tenemos la responsabilidad que hemos vivido y la que dejamos con nuestros hijos. Mi legado es la Fundación Teresa Perales que estoy constituyendo para trabajar en deporte inclusivo, inteligencia emocional y ayuda humanitaria. Yo he nacido para hacer estas cosas.

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