La fotoperiodista Nuria Prieto ha conseguido el primer puesto del II Premio ‘Arte y Compromiso’ con el proyecto ‘Passenger Tales’, que pretende reflejar la vida del colectivo LGTBI solicitante de asilo. Prieto, junto con la Asociación Acathi de Barcelona, dirige un taller destinado a un grupo de personas con género no binario que se encuentran en España solicitando asilo para que, a través de la fotografía, consigan expresar sus sentimientos y desarrollarse personalmente. Desde marzo, el alumnado del taller trabaja en sus ensayos fotográficos, como parte de un proceso que culminará con una exposición fotográfica en septiembre.
Nuria Prieto ha descubierto otro enfoque desde el que realizar su ocupación. Después de haber retratado problemas y realidades de todo el mundo, se asienta en su tierra para contribuir a la inclusión social y aportar su grano de arena para combatir la desigualdad.
El concurso es una iniciativa más del Proyecto Atalaya ‘Arte y Compromiso’ de la UPO, iniciativa financiada por la Junta de Andalucía y establecida en las diez universidades públicas de la comunidad. En la Universidad Pablo de Olavide lleva ocho años funcionando bajo esta plataforma, con el objetivo de buscar sinergias entre el arte y la resolución de problemáticas sociales.
¿Cómo se siente al haber conseguido el II Premio ‘Arte y Compromiso’?
Me siento muy agradecida, lo trasladé al grupo el miércoles que tuvimos sesión en el taller. Estaban muy contentos obviamente. Es un proyecto piloto en el que he tenido que invertir mis propios recursos económicos. Con esta ayuda monetaria podremos realizar todo el trabajo y presentar una buena exposición fotográfica que muestre sus resultados. Este premio es un gran reconocimiento por mi trabajo y un impulso para el proyecto. Que alguien te dé un galardón por esta idea, de la que aún no se han demostrado los resultados, provocó que me quedase sin palabras. Es complicado que alguien te ayude y te financie un plan sin ver los resultados o antecedentes.
El concurso busca favorecer el pensamiento crítico y creativo, tratando asuntos ligados a las desigualdades sociales. ¿Por qué ‘Passenger Tales’ es un proyecto que aporta al desarrollo de la sociedad?
El proyecto está pensado para trabajar con el colectivo solicitante de asilo en Barcelona que forma parte de la comunidad LGTBI. Recordamos que en más de 70 países es ilegal pertenecer a otra condición sexual o no binaria. Además, muchos de los que solicitan asilo no lo consiguen. Estas personas están doblemente discriminadas y no son visibles en la sociedad. Con este proyecto, trabajan durante seis meses realizando un proceso de creación artística a través de la fotografía. Estas personas eligen qué quieren decir, cómo lo quieren decir y construyen un relato autobiográfico que al final del proceso se presentará a través de una exposición fotográfica en septiembre.
La fotografía tiene un potencial muy grande con el que se expresan emociones y experiencias vitales que con el habla no podrían surgir. Lo mágico de todo esto es acercar la fotografía y la cámara al no profesional.
¿De qué manera nace esta idea?
Nace porque tuve que diseñar un proyecto social en el marco del máster de Mediación Artística en Barcelona, donde a través de un proceso de creación artística debía abordar una problemática con un colectivo en riesgo de exclusión social. Tenía claro que quería trabajar desde la fotografía participativa, estuve investigando sobre el colectivo y finalmente me pareció una buena propuesta.
¿Qué cree que podemos aprender a través de ‘Passenger Tales’?
El primer objetivo es trabajar la visibilidad del grupo, para fomentar una mejoría en su inclusión social. Es cierto que el alumnado del taller tiene un gran vínculo con la entidad ACATHI, pero sus lazos son limitados. Al igual que todos los colectivos en riesgo de exclusión, tienden a ser invisibilizados. Por lo tanto, desarrollaremos una buena fase de comunicación para informar de la exposición con el fin de llegar al mayor número de personas. Se puede aprender de ‘Passenger Tales’ viendo el trabajo realizado, prestando atención a su mensaje y respetando el espacio de auto representación que merecen.
Ahora realizaremos la pregunta a la inversa ¿De qué manera cree que ‘Passenger Tales’ ayuda a las personas que componen el grupo?
Lo primero es que aprenden un lenguaje desconocido y una manera nueva de expresión. Se sienten con sentido de pertenencia a un grupo. La fotografía les permite revisar de dónde vienen, quiénes son, dónde están y, sobre todo, dónde quieren ir.
Hemos comprobado que la pandemia no ha sido un obstáculo para seguir trabajando en su carrera fotográfica, de hecho, ha considerado la crisis sanitaria como una oportunidad para continuar mostrando realidades a través de la cámara. ¿Qué proyectos se avecinan en un futuro? ¿pretende seguir buscando historias en el país?
Cuando el mundo paró, yo seguí reflejando, trabajando y produciendo. Soy una persona que no suele hacer planes de futuro, ahora mismo estoy centrada en este proyecto y en el grupo de trabajo. Trabajar la fotografía desde este lugar, en acciones sociales me apasiona y de momento me quedo con esto. Estoy en ese punto de mi carrera fotográfica, aunque sigo con otros proyectos en paralelo. Trabajar con la fotografía participativa era algo que siempre había querido experimentar.
Situándonos en el ámbito educativo en el que nos encontramos, ¿cómo recuerda su formación para hacerse experta en un ámbito ligeramente inusual como es el fotoperiodismo?
Considero que la formación universitaria que he recibido es correcta y ha sido productiva. Sin embargo, creo que existen inconvenientes en cuanto a la orientación laboral. Yo tardé mucho en dar con lo que quería, el camino se me hizo largo. De primeras no te informan sobre este tipo de estudios por lo que no sabes cómo llegar.
Y como profesional de la fotografía periodística ¿Cuáles son las trabas a las que se enfrenta en su día a día?
Habría que revisar la manera en la que concebimos el fotoperiodismo aquí en España. Las condiciones son muy precarias, de hecho, ayer mismo tuve que reclamar dos fotos mías que habían usado para un medio. Aun así, no considero que exista un problema en la formación universitaria ni en las instituciones. Considero que las dificultades se generan por el concepto infravalorado de fotoperiodismo que tiene la sociedad.
Relacionado con el contexto universitario en el que nos encontramos ¿animaría a futuros estudiantes a especializarse en fotoperiodismo?
Sí, por supuesto. A pesar de todos los problemas, dramas y fracasos es un camino apasionante. No sé qué tenemos las fotógrafas y los fotógrafos, pero a pesar de que haya una pandemia, queremos salir a hacer fotos. Nuestro trabajo es una forma de vida, que nace desde las entrañas y yo me siento muy viva desarrollando mi profesión.