Manuel Barea, estudiante del Máster Universitario en Comunicación Internacional y licenciado en Traducción e Interpretación de la Universidad Pablo de Olavide, ha resultado ganador del I Premio Valencia de Novela Negra de la Institució Alfons el Magnànim de la Diputación de Valencia con su ópera prima “Vertedero”.
El jurado del galardón literario, presidido por la diputada de Cultura de la Diputación de Valencia, María Jesús Puchalt y compuesto por Francisco Camarasa, Mariano Sánchez, Fernando Varela, Marina López y Teresa Solana, ha seleccionado por unanimidad la obra del escritor sevillano entre las 74 plicas presentadas. Este joven estudiante de 24 años se presentó al premio bajo el pseudónimo de Miguel Balaguer.
El jurado ha destacado la ambición literaria del autor y ha alabado “la original e interesante estructura de la obra así como la sólida construcción del personaje principal”. Respecto a la juventud del ganador, ha señalado que aunque algunos de los miembros sospechaban que podría tratarse de un escritor relativamente joven, con menos de 40 años, “ha sido una gran sorpresa comprobar definitivamente su edad”. También ha destacado el jurado que “la novela de Manuel Barea tiene doble mérito, puesto que es su primera obra y ha conseguido unificar la opinión del jurado con unanimidad”.
La entrega del galardón, dotado con 20.000 euros, y la edición de la obra ganadora en la Editorial Lengua de Trapo se celebrará en los primeros meses del próximo año.
Para Manuel Barea, ganar el premio ha supuesto “una gran alegría y una sensación casi de sueño hecho realidad. Desde que era pequeño supe que quería dedicarme a escribir y que un jurado reconozca un trabajo tuyo y además una editorial como Lengua de Trapo acceda a publicarlo es sin duda un paso de gigante en esa dirección. Espero que siga siendo así en el futuro”.
“Vertedero” narra la particular venganza vital emprendida por Javi –protagonista-, un chico de una zona marginal de una ciudad costera andaluza, que se ve envuelto en una serie de circunstancias fatales. Tal como lo explica el propio autor, “en esta novela intenté escribir cómo un personaje ficticio podía llegar a un momento real que me impactó”.
Este “momento real” al que alude el escritor fue una redada de los servicios aduaneros en plena descarga de material en las costas andaluzas, un hecho que leyó en la prensa “y del que me imaginé la historia que pudo llevar a un personaje ficticio hasta llegar a ese punto”.
La trama arranca con el asalto violento a una vivienda y a partir de entonces se desencadena una serie de hechos “en los que se intenta que los malos se vuelvan buenos pero todo sale mal, como es habitual en las novelas negras”, avanza el propio autor y añade: “Aunque no es la típica novela negra al uso, porque aquí no hay ni detectives ni inspectores de policía que intentan resolver un caso, sino la peripecia vital de un personaje que intenta pedirle cuentas a la vida”.