Cultura Social

El programa de alojamiento compartido de la UPO, ejemplo de convivencia y solidaridad

A pesar del confinamiento decretado por la COVID-19, el programa Universitari@s Solidari@s’ de la Universidad Pablo de Olavide sigue vigente aportando un valioso beneficio social tanto a estudiantes como a las familias de acogida

Jonny convive desde hace cinco años con Juan.

Cursar estudios universitarios te brinda la oportunidad de adquirir conocimientos académicos pero también experiencias que pueden marcar tu vida. Y si decides formar parte de programas solidarios de voluntariado, esas vivencias se convierten en compañeras para siempre, y más en estos momentos tan intensos y complicados que estamos viviendo.

Las personas que forman parte del programa de alojamiento compartido de la Universidad Pablo de Olavide, ‘Universitari@s Solidari@s’, son un claro ejemplo de cooperación y convivencia. Se trata de un servicio que ofrece a los estudiantes de la UPO alojamiento gratuito, a lo largo del curso académico, en viviendas de personas con algún tipo de necesidad, ya sean personas mayores, con discapacidad o familias monoparentales.

«En un momento de crisis y emergencia sanitaria es cuando se muestra la importancia de  programas solidarios como éste»

A pesar del confinamiento decretado por la COVID-19, este programa de la UPO sigue vigente aportando un valioso beneficio social tanto a estudiantes como a las familias de acogida. Este es el caso de Jonny, un estudiante que convive desde hace cinco años en Montequinto con Juan, una persona con movilidad reducida. “Estamos pasando bastante bien esta situación, jugamos al ajedrez, estudiamos juntos inglés y realizamos nuestras tareas particulares, pero sobre todo charlamos y reímos mucho, no nos da tiempo a aburrirnos”, explica Jonny, estudiante del Grado en Análisis Económico. Juan, por su parte, considera que esta experiencia no es solo una convivencia, pues para él este estudiante de la UPO ha entrado a formar parte de su familia. “La vida con Jonny es como la de cualquier familia de dos personas que se lleven bien.  Unas veces es más tranquila y otras es más difícil, pero siempre prevalece el cariño que se ha ido creando entre nosotros. He tenido una enorme suerte”, afirma.

A través de este programa, coordinado en la UPO por la Oficina de Voluntariado y Solidaridad del Vicerrectorado de Cultura y Compromiso Social, el estudiante tiene alojamiento gratuito a cambio de colaborar en pequeñas tareas domésticas, y a la familia se le abona la cantidad de 80 euros mensuales por los gastos que pudieran derivarse de la convivencia (luz, agua, calefacción), gracias a la subvención de la actual Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de la Junta de Andalucía.

La pareja que convive en Salteras ha dedicado parte de su tiempo a fabricar mascarillas.

Sin embargo, la cuestión económica no es la razón por la que ambas partes se deciden a formar parte del programa. Otra de las parejas que sigue conviviendo en la actualidad es la formada por una señora de más de 80 años, que reside en el municipio sevillano de Salteras, y una estudiante procedente de Ecuador, que, además de realizar sus tareas universitarias, ayuda a su compañera a fabricar mascarillas para familiares, amistades y vecindario. “Para las dos, poder vivir esta situación juntas hace que enfrentemos cada mañana con más alegría e ilusión”, afirman las dos mujeres.

Otra pareja formada en este curso, pero que finalizó su convivencia días antes de que se decretara el estado de alarma, es la compuesta por Belén, una señora de casi 90 años, y Rocío, una estudiante del Grado en Educación Social que ha encontrado en su compañera una “abuela coraje”. “He aprendido que la edad no tiene nada que ver con la vitalidad, me llevo muchísimo cariño, alegría, esperanza, y sobre todo he empezado a valorar aún más las cosas que me rodean”, asegura Rocío, quien afirma que este programa, más que un servicio o recurso es “una gran oportunidad que le ha brindado la vida”.

Belén y Rocío siguen manteniendo contacto y el cariño que se ha forjado durante la convivencia.

La Universidad Pablo de Olavide apuesta por este programa desde el año 2005, y hasta la fecha han participado en él más de 100 estudiantes. “El  largo recorrido demuestra su gran valor. Es un programa artesanal desarrollado con mucho mimo por las técnicas de voluntariado de la UPO. Cada encuentro residencial se prepara y adecua a las personas implicadas de forma que la ayuda solidaria entre ellas logra experiencias y vivencias que les hacen crecer como personas, evitando el aislamiento y la soledad”, afirma Elodia Hernández León, vicerrectora de Cultura y Compromiso Social, quien añade que “en un momento de crisis y emergencia sanitaria, como el que estamos transitando, es cuando se muestra la importancia de  programas solidarios como éste que logran quebrar la vulnerabilidad en la que se encuentran algunas personas. Mi reconocimiento al equipo que desarrolla y mantiene estas estructuras solidarias haciendo muy real el compromiso social de nuestra universidad”.

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