España es una de las democracias más avanzadas de la Unión Europea y del mundo. Es uno de los países con mayores índices de igualdad entre mujeres y hombres de la Unión Europea, a casi seis puntos por encima de la media europea. “Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos y avances, aún nos queda camino por recorrer para alcanzar la plena igualdad de género, para que la igualdad formal ante la ley, reconocida en las leyes en las que se asienta nuestra democracia, se convierta de manera efectiva en igualdad real”, según asegura María Pilar Llop Cuenca, ministra de Justicia del Gobierno de España.
María Pilar Llop ha participado esta mañana en el acto de inauguración del curso de verano ‘Mujeres y justicia’, que acoge la sede Olavide en Carmona desde hoy y hasta el próximo 6 de julio en modalidad dual. La ministra ha estado acompañada en dicho acto por el rector de la Universidad Pablo de Olavide, Francisco Oliva Blázquez y la codirectora del curso, Amparo Rubiales Torrejón. Tras la inauguración, la ministra ha impartido la conferencia inaugural de dicho seminario, titulada “El derecho para los derechos”.
Durante su intervención, el rector ha destacado el compromiso de la Universidad Pablo de Olavide por la igualdad de género y ha detallado algunas de las medidas pioneras puestas en marcha en los últimos años para conseguir la igualdad real en la Universidad.
“Hemos sido de las primeras universidades en España en hacer unos presupuestos con perspectiva de género», ha subrayado Francisco Oliva, quien también ha reivindicado el papel de la formación para alcanzar la verdadera igualdad entre mujeres y hombres en la sociedad. «Formación, formación y formación», ha recalcado.
Por su parte, María Pilar Llop ha declarado que la Justicia, entendida como un servicio público para la ciudadanía, “debe ser una herramienta de la revolución feminista que está en marcha. La Justicia tiene mucho que aportar en la consecución de la igualdad”, apunta la ministra. Sin embargo, las mujeres no consiguen llegar de forma paritaria a la cúpula de los máximos órganos judiciales. Según María Pilar Llop, esto sucede porque los llamados techos de cristal son una realidad, al igual que los suelos pegajosos.
Además, las mujeres siguen siendo las principales encargadas de las tareas domésticas y de los cuidados familiares, no solo de los hijos e hijas, sino también de las personas mayores y dependientes. Y esto se ha agravado y evidenciado a causa de la pandemia de la COVID-19. Según datos del INE, el 40 % de las mujeres destinan tiempo a diario a las tareas domésticas y al cuidado de niños, mayores o dependientes, frente al 28% de los hombres. Y el 95% de las personas que optan por trabajar a tiempo parcial por motivo de cuidados son mujeres.
“A pesar de las medidas normativas y políticas progresistas que hemos adoptado para promover la corresponsabilidad entre hombres y mujeres, como los permisos de paternidad y maternidad igualitarios, la igualdad de trato y oportunidades en el empleo y la ocupación, el refuerzo en la igualdad de remuneración entre hombres y mujeres, sin discriminación, el derecho a la conciliación de la vida familiar y laboral, o la introducción en nuestro ordenamiento del concepto de ‘trabajo de igual valor’, entre otras muchas medidas, los estereotipos de género hacen que persista la desigualdad entre mujeres y hombres en las tareas de cuidados que se sigue atribuyendo mayoritariamente a las mujeres”, asegura María Pilar Llop.
En este sentido, sostiene que para alcanzar la equidad debemos romper los roles y estereotipos de la sociedad patriarcal. “Estereotipos contra los que tenemos que luchar a través de la educación, desde edades tempranas, de niñas y niños, de manera igualitaria. Si no lo hacemos así, seguirán perviviendo en todas las esferas de la sociedad. Ese es el gran reto del siglo XXI: llevar la democracia al interior de los hogares, la corresponsabilidad, la igualdad entre los miembros de la pareja en el reparto equitativo de los cuidados”.