El investigador de la Universidad Pablo de Olavide Juan Carlos Linares Calderón ha participado en un estudio recientemente publicado en la revista Nature Communications que demuestra que el riesgo de mortalidad futura de los árboles está relacionado con la baja resistencia a la sequía. En el trabajo, ‘Low growth resilience to drought is related to future mortality risk in trees’, liderado por la investigadora Lucía de Soto, de la Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA-CSIC), han participado otros expertos de diferentes centros de investigación a nivel nacional e internacional como la Universidad Autónoma de Barcelona o la Universidad de Wageningen, entre otros.
La investigación ha evaluado la medida en que la resiliencia, una manera de cuantificar la resistencia frente a sequías extremas, reflejada en los anillos de crecimiento del tronco de los árboles, está relacionada con la capacidad de sobrevivir a sequías futuras. “La resistencia a la sequía es crucial para la supervivencia de los árboles en el escenario actual de cambio climático. Los eventos extremos de sequía están reduciendo la productividad de los bosques y se está demostrando su relación con el aumento de la mortalidad en muchos de ellos. La mayoría de los árboles se enfrentan a varios eventos de sequía durante su vida. Por lo tanto, su capacidad de resistir esas situaciones de estrés podría ser crucial para la supervivencia a largo plazo”, explica Juan Carlos Linares.
El estudio ha sido desarrollado en el marco de una red internacional financiada mediante una Acción Europea para la Cooperación Científica y Tecnológica (COST Action STReESS – Studying Tree Responses to extreme Events: a SynthesiS), en la que ha participado otro profesor de la Universidad Pablo de Olavide, Raúl Sánchez Salguero, investigador, al igual que Juan Carlos Linares, del Grupo PAI Estructura y función en ecosistemas mediterráneos (RNM 313) de la UPO.
Durante la investigación se ha analizado la información contenida en los anillos de crecimiento del tronco de más de 3500 árboles de 22 especies. Dicho análisis muestra que, a través de los distintos lugares de estudio, los árboles que murieron durante eventos de sequía recientes fueron menos resistentes en anteriores sequías, a las que sobrevivieron, comparados con árboles de la misma especie que sí han sido capaces de sobrevivir en la actualidad. “La resiliencia frente a la sequía es crucial para la supervivencia de los bosques más sensibles, como es el caso de los abetales de Abies pinsapo”, subraya Juan Carlos Linares.
El estudio también muestra que dentro del grupo de las angiospermas (que incluye a especies de árboles como las encinas, las hayas o los robles), el riesgo de mortalidad por sequía está relacionado con una baja capacidad para tolerar el impacto de la sequía, mientras que en el caso de las gimnospermas (que incluye a especies de árboles como los pinos, los abetos o los cedros), éste se relaciona con una baja capacidad de recuperación después de la sequía.
Artículo completo:
DeSoto, L., Cailleret, M., Sterck, F. et al. Low growth resilience to drought is related to future mortality risk in trees. Nat Commun 11, 545 (2020). https://doi.org/10.1038/s41467-020-14300-5 .