Yolanda Morató, profesora del Departamento de Filología Moderna de la Universidad de León, reivindica la importancia del trabajo del traductor literario, una figura no siempre reconocida en el mundo editorial, al afirmar que “una buena obra con una mala traducción deja de serlo para un sector importante: sus lectores en lengua extranjera; curiosamente, nadie dice nada cuando sucede a la inversa”, y considerar que “una editorial que pretenda ser seria pero que publique malas traducciones generará desconfianza entre sus lectores”.
La doctora Yolanda Morató ha realizado estas declaraciones en el ámbito del curso de verano “De la página al estante: traducción literaria y editorial inglés-español. Teoría, práctica, derechos y deberes”, cuya tercera edición se desarrolla hasta mañana en la sede de la Universidad Pablo de Olavide en Carmona bajo su dirección, y en el que hoy pronuncia la conferencia “Introducción al mercado de la traducción editorial: los encargos de traducción” e imparte el taller titulado “Derechos y obligaciones del traductor literario. Contratos, cesiones y liquidaciones”.
A juicio de Morató, las editoriales, aunque también las revistas, los suplementos literarios y sus críticos, son “decisivas a la hora de visibilizar la figura del traductor”, y critica haber leído muchas reseñas “en las que se alaba el fino sentido del humor del escritor, pero no se decía nada del verdadero artífice de ese milagro que consiste en que dos culturas diferentes consigan reírse en dos lenguas distintas de una misma cosa”.
Sobre el tipo de obras más traducidas en la actualidad en nuestro país, asegura que la literatura norteamericana es la más traducida en España “desde hace décadas”, si bien cada vez se traduce a más autores de “literaturas con las que estamos menos familiarizados, coincidiendo estos periodos de esplendor con la concesión de un premio Nobel, como ha ocurrido en los últimos tiempos con las literaturas sueca y polaca”, añade.
En cuanto a la realidad del mercado de la traducción literaria en España, la profesora de la Universidad de León considera que hay editoriales “que no tratan bien a quienes hacen que la obra hable la lengua del lector”, y enumera una serie de problemas a los que se enfrentan los profesionales del sector, como que un sello o un corrector “modifiquen en un minuto lo que el traductor ha tardado un par de días en formular”, sin hablar de la “tardanza en el cobro de lo estipulado por contrato, adelantos, liquidaciones…”
El sector de la traducción literaria está aquejado de una serie de problemas como los plazos de entrega, las bajas tarifas, la constante disponibilidad, jornadas interminables… Algo que Morató define como la “deshumanización de los oficios” ya que, en opinión de la doctora, “externalizar y contratar a autónomos en todo tipo de trabajos ha creado una situación casi de esclavitud en el mundo laboral”, así que recomienda a sus alumnos que “siempre es mejor trabajar menos y cobrar una tarifa aceptable, que cobrar menos y hartarse a trabajar, sin el tiempo suficiente para entregar un buen resultado”.
En lo que se refiere a la presencia de escritores en el mundo de la traducción literaria, Yolanda Morató cree que se visibiliza más su participación. “El nombre de un escritor que traduce siempre figura en la cubierta, ya sea como traductor o como prologuista, algo que no sucede con los traductores, a quienes algunos editores parecen considerar autores anónimos”, lamenta. “A algunos se les olvida que todos somos autores”, apostilla.