Innovación y competitividad en tiempos de crisis económica. El caso español.
Por: Diego Carou Porto
Presidente Asociación iOP (Innovación e  Optimización)
El efecto de la innovación como palanca para mejorar la  competitividad de las economías nacionales, en la economía del conocimiento, es  ampliamente reconocido. En este sentido, el informe “The Global Competitiveness  Report” del World Economic Forum (WEF) viene analizando la evolución de la  innovación en los países del mundo, evaluando su influencia en la  competitividad, por medio de un índice compuesto de competitividad.
El  indicador de competitividad del WEF situaba a España en el nivel 28-29 entre los  años 2005 y 2008, pero es a partir de este año cuando el nivel competitivo de la  economía española comienza a reducirse, alcanzando la posición 42 en el año  2010. Esta tendencia se frena en el año 2011, recuperando seis posiciones hasta  situarse en el puesto 36, según el último dato publicado. Analizando la  evolución durante el periodo de crisis económica, comenzada en 2008, España ha  perdido siete posiciones en su nivel de competitividad [1] [2]. La evolución del  subíndice de innovación muestra una tendencia similar a la experimentada por el  indicador global, recuperando siete posiciones con relación al año 2010, hasta  situarse en la posición 39, al igual que en el año 2008 [2].
El gráfico 1 muestra la evolución del indicador de  competitividad global y el subíndice de innovación durante el periodo  2008-2011.
Un análisis detallado de los principales  componentes del subíndice de innovación muestra resultados dispares según el  indicador considerado, como se puede apreciar en la tabla siguiente.
Los distintos indicadores muestran como solamente  en los apartados de “capacidad innovadora”, “disponibilidad de científicos e  ingenieros” y “patentes de utilidad”, los indicadores de innovación presentan  una posición igual o mejor al nivel de competitividad de España, mientras que el  resto de indicadores presentan claras oportunidades de mejora para la  competitividad española. Así, se destacan los casos de la “compra de productos  de alta tecnológica por parte de los gobiernos” y el “gasto privado en I+D”.  Asimismo, aunque menores, existen oportunidades de mejora en a la “colaboración  entre universidad e industria en I+D” y la “calidad de las instituciones de  investigación científica” [2].   
Por otra parte, los últimos datos  publicados por el INE, mostraban un claro retroceso en los principales  indicadores de I+D+i, después de años de evolución positiva. Por ejemplo, con  relación a los gastos en I+D, el avance de resultados de la “Estadística sobre  Actividades de I+D” (mayo de 2011), indica una reducción del 1,7% en el gasto  interno en I+D: 2,4% en el gasto privado y 0,9% en el gasto público. Asimismo,  la “Encuesta sobre Innovación Tecnológica en las empresas” de 2009, mostraba una  importante reducción en los gastos en innovación, pasando de 19.918,9 M€ en 2008  a 17.636,6 M€ en 2009, y  en el número de empresas con actividades innovadoras,  que pasaron de 42.206 en 2008 a 39.043 en 2009 [3].
El análisis de los  indicadores de innovación del WEF, muestra que durante el periodo de crisis la  innovación no ha conseguido convertirse en una palanca para la mejora de la  competitividad, más bien al contrario. Así, se identifican claras oportunidades  de mejora para el futuro como las asociadas al papel de la demanda pública en el  estímulo de las actividades innovadoras. No obstante, el frenazo en la tendencia  creciente mostrada por el INE con relación a los gastos de I+D+i, en  contraposición a la ligera mejora mostrada por los datos del WEF, podría indicar  un estancamiento o empeoramiento futuro del indicador de innovación.  
Fuentes:
[1] COTEC. “Informe COTEC 2011. Tecnología e Innovación en  España”
[2] World Economic Forum. “The Global Competitiveness Report  2011-12”
[3] Página web del INE. www.ine.es
Fuente original: Feditblog








